Como era de esperar, Mariano Rajoy ha reclamado "un amplio acuerdo" contra la corrupción, extendiendo la ley de transparencia a partidos, sindicatos y patronal, y con una ley de control de la actividad económico-financiera de los partidos. Deja fuera a la Casa Real, pero ha planteado medidas de seguimiento, incluso, del patrimonio de los altos cargos. Ahora bien, ha mantenido "con toda firmeza" que "no es verdad que en España haya un estado generalizado de corrupción", que "eso es una insidia", que "ni España es la nación más corrupta, ni todos los políticos son corruptos, ni nos hundimos por culpa de la corrupción".
El presidente del Gobierno,
Mariano Rajoy, ha dedicado 15
minutos de los 90 que ha durado su intervención inicial en el debate sobre el
estado de la Nación a hablar sobre la corrupción en España y a proponer una
serie de medidas para acabar con esta lacra social. La cantidad de tiempo
dedicada a este asunto en un debate tan global ha exteriorizado ya de entrada
la preocupación del Gobierno por la corrupción que nos atenaza.
Ahora bien, en ese debate Rajoy ha defendido que es
"una insidia" calificar a España de "país corrupto" y ha
advertido sobre el 'caso Bárcenas' -al que no ha citado por su nombre- que
"las excepciones, que yo sepa, no son representativas más que de sí
mismas, como en todas partes donde brotan malas yerbas", y, en definitiva,
que "sembrar la idea de que España es un país corrupto es profundamente
injusto".
Rajoy empezó por reconocer que "la corrupción es un
problema que alarma a los ciudadanos y afecta a la imagen de España"; dijo
que "cualquier volumen de corrupción es siempre demasiado" y afirmó
sin tapujos desde el inicio que "me repugna que en España surjan casos de
corrupción". Ahora bien, el presidente advirtió que aquí la policía y la
justicia actúan y que la misión de los políticos es ofrecer instrumentos que
faciliten la tarea a los jueces y fiscales.
Un pacto global contra la corrupción
A partir de ahí, Mariano Rajoy desgranó primero las medidas
que su gobierno ha puesto en marcha para atajar la corrupción, y luego pidió un
amplio pacto a todos los grupos parlamentarios para acotar definitivamente el
problema. En ningún momento se refirió ni a Luis Bárcenas ni a la corrupción
interna dentro del PP ni a la de ningún otro partido político, o caso, como el
de las escuchas de Barcelona.
Rajoy recordó que su Gobierno ha impulsado la ley de
transparencia y la de financiación de partidos políticos, así como la reforma
del Código Penal, para acto seguido señalar que "éste ha sido el inicio
pero debemos ir más allá: propongo a todos los grupos parlamentarios de esta
Cámara un amplio acuerdo en esta materia, que ayude a devolver la confianza de
los ciudadanos en sus representantes".
He aquí las medidas que anunciado el presidente del Gobierno
en su intervención inicial:
- Que la ley de transparencia se aplique a los partidos
políticos, sindicatos y organizaciones empresariales, así como a las
organizaciones que se financien con fondos públicos.
- Mayor control sobre los partidos políticos, sus cuentas y
su gestión: ha anunciado un proyecto de ley orgánica de control de la actividad
económico-financiera de los partidos políticos.
- Una nueva normativa con mayores exigencias a los partidos
y más instrumentos control para el Tribunal de Cuentas.
- Obligación de los partidos de depositar las cuentas en un
registro público específico.
- Regulación de los procedimientos de contratación de los
partidos políticos, estableciendo con claridad las normas de quienes contratan
en su nombre.
- Reglas claras sobre el papel de los responsables de la
gestión económica de los partidos, con doble control externo sobre sus
funciones: por un lado, con el Tribunal de Cuentas, y por otro, obligación de
comparecer anualmente ante el Parlamento para explicar en qué se han gestionado
los recursos de todos los partidos aquí representados.
- Reformas para garantizar "la actuación ejemplar de
sus dirigentes (de los partidos), de los altos cargos de la Administración y de
todos los que representamos a los ciudadanos", tales como:
- Un "verdadero Estatuto" del cargo público,
tasando las escalas de retribución, sistemas de protección social y fijar los
casos para la compensación tras el cese y reforzar la Oficina de Conflicto de
Intereses.
- No sólo hacer públicas las declaraciones, sino establecer
un procedimiento de comprobación a través de una auditoria de la situación
patrimonial de los altos cargos al final de su mandato "para que se pueda
detectar cualquier incremento injustificado de patrimonio o rentas
incompatibles con sus percepciones durante el tiempo en que han desempeñado
cualquier cargo público".
- Extender todas esas medidas a diputados y senadores,
reformando los reglamentos de las Cámaras.
- Regulación parlamentaria de los lobbies, clarificando
cuáles pueden ser sus actividades y cuáles sus límites.
- Reforma del Código Penal para endurecer las penas y de la
ley de Enjuiciamiento Criminal que agilice los procedimientos, así como
aumentar el plazo de prescripción de este tipo de delitos.
"España no es un país corrupto"
Tras enumerar las medidas, Rajoy insistió en que "no
son propuestas contra nadie, sino a favor de todos", y dijo que "no
son propuestas excluyentes: estoy dispuesto a hablar sobre ellas y me
comprometo a que todas las que surjan de los grupos parlamentarios serán
analizadas y debatidas con toda la profundidad que este asunto requiere".
No obstante, el presidente del Gobierno afirmó también que
"una cosa es condenar y perseguir la corrupción por todos los
medios", pero que otra muy distinta "es sembrar, o ayudar a que se
difunda, la especie de que España es un país corrupto, incluso de los más
corruptos".
"Tengo que decirlo con toda firmeza: no es verdad que
en España haya un estado generalizado de corrupción. Eso es una insidia. NI
España es la nación más corrupta ni todos los políticos son corruptor niños
hundimos por culpa de la corrupción", dijo Rajoy, para finalizar este
apartado afirmando que "las excepciones, que yo sepa, no son
representativas más que de sí mismas, como en todas partes donde brotan malas
yerbas" y que "sembrar la idea de que España es un país corrupto es
profundamente injusto".
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La otra cara del Debate sobre el estado de la Nación