Para
Masters y Jhonson hay un modelo de respuesta que tiene cuatro fases:
excitación, meseta,
orgasmo y resolución,
midiendo y anotando los cambios que se producen en el cuerpo en cada
una de ellas. Como ejemplo : en la fase de excitación se produce la
lubricación vaginal en la mujer, y la erección del pene en el
hombre, además de otros cambios fisiológicos, en ambos. En la fase
de meseta lubrican más los dos, se acelera el ritmo cardíaco y la
respiración ...
En la
fase de orgasmo
se produce la eyaculación y las
contracciones del esfinter anal, en el hombre. En la mujer las
contracciones del útero, del cuello vaginal y del esfinter anal. En
la última fase la de
resolución, el hombre
vive el periodo refractario, y en la mujer disminuye con lentitud la
congestión pélvica y enseguida puede recuperarse y volver a la fase
orgásmica.
Este
modelo lo modificó Helen Kaplan (1979) que creó el concepto
de deseo en la fase
previa a la excitación, y suprimió la fase de meseta. Y es que
la Dra.Kaplan se dio
cuenta de que a sus
pacientes les costaba sentir
el deseo para
alcanzar otras fases de
la respuesta sexual, y estudiando con detalle esta primera
fase consiguió
descubrir el origen del
problema.
Antes
de estimular física
o psicológicamente a la pareja aparece la fase
del deseo, que se llama
también libido.
Y
fue Kaplan la que dijo
que las
primeras sensaciones
sexuales las provocan
elementos químicos que el cuerpo posee como la testosterona, que
es la hormona sexual
masculina y que
también está
presente en el cuerpo de
la mujer. Es aquí cuando aparece la excitación
sexual. El ciclo
de la respuesta
sexual humana consta de
cuatro fases : deseo,
excitación, orgasmo y resolución.
Sabemos
que la
fase del deseo es
un elemento inicial en
el ciclo
de la respuesta sexual, aunque a
veces el
deseo es posterior a
la excitación
sexual, pero
si hay una estimulación
adecuada aparecerá el
deseo, que
conducirá hacia las siguientes fases y
terminará con el
placer en
la relación sexual.
Establecidas
estas fases observaron las
dificultades que
tenían las parejas que luego trataban en terapia, como falta
de orgasmo, problemas
con la penetración o la erección, eyaculación rápida...
Hoy en
día además de centrarnos en el deseo, la excitación, y la falta o
no de orgasmo, nos interesa la
historia sexual de la
persona, su biografía erótica y cómo
vive como hombre o mujer. ¿Está
satisfecho con su vida sexual? ¿Experimenta
una sensación de bienestar que se suele producir después de vivir
el sexo, con orgasmo o no, con penetración o no?
Para
orientar e informar
y para vivir la Sexualidad con un
grado de satisfacción,
estamos los sexólogos: para educar en una Sexualidad
sana y para que los
encuentros sexuales no sean obligados sino elegidos y deseados.
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Ana de Calle
Sexóloga y Terapéuta de Pareja
www.elsexoesvida.com
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