Hoy
se celebra, por resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el
Día Internacional de la Radio, por ser el día en que se creó Radio ONU en 1946.
En
este día tan señalado, quiero hablar de la radio, que es como hablar de mi aire,
de mi alimento, de mi vida y de mi ilusión, porque respiro, masco, vivo y sueño radio.
Ahí
donde la oyen, nuestra querida radio es más fuerte de lo que algunos creen. Ella
conoce de sobra lo que es pasar penurias con dignidad. Nuestra querida radio no
es un orgulloso titanic que luego se hunde con el primer bloque de hielo que
encuentra, todo lo contrario, es un resistente corcho que continúa a flote por
muy fuerte que sea la tempestad. Nuestra querida radio, que es joven aunque
haya nacido en los años 20, tiene todavía mucho futuro, aunque la crisis vaya
cerrando emisoras sin contemplaciones. Y sobre todo, nuestra querida radio ama
la libertad por encima de todas las cosas, por mucho que el poder intente amordazarla.
En
este Día Internacional de la Radio, mi recuerdo acompaña a los numerosos
compañeros que se han quedado o se van a quedar en silencio, porque han perdido o van a perder su puesto de
trabajo. Pero además quiero solidarizarme con otros que lo pasan peor, como por
ejemplo, con Fernando Vidal, director de una radio boliviana, a quien intentaron
quemar vivo mientras estaba denunciando un delito de contrabando. Y no puedo
olvidar ni por un momento, y menos en este día, que el 20 por ciento de los
periodistas asesinados en el mundo realizaban su labor desde la radio.
Aún
así, y a pesar de los pesares, la radio es esperanza, la radio es libertad, y
como dice la directora de la Unesco, la radio es una fuerza poderosa para crear un futuro más pacífico, más sostenible y
más integrador para todos. Porque pase lo que pase y caiga lo que caiga, la
radio sigue siendo nuestra. Y en nuestra querida radio, estando o sin estar,
lo quieran o no, todos tenemos cabida. Todos somos Protagonistas.