Constantemente
se está hablando de regeneración política y, curiosamente, lo hacen los
que durante décadas han degenerado la práctica de la política.
La postura de la mayoría de la actual clase política
es aplicar la vieja máxima de "que cambie todo para que todo siga igual". Según
el CIS la clase política es el tercer
problema para los españoles y cuando los ciudadanos de un país sienten que los
mismos que deberían velar por sus intereses son su problema es que la sociedad está en un punto de no retorno
con su clase política.
Según el diccionario de la RAE regenerar
significa "hacer que alguien abandone una conducta o unos hábitos reprobables
para llevar una vida moral y físicamente ordenada". No creo en la regeneración
que nos proponen porque es imposible que
quienes durante muchos años han
confundido lo público con lo propio puedan de la noche a la mañana dejar de
hacerlo.
Lo que los ciudadanos pedimos no es
"regeneración", es "generación", generación de una nueva clase política. Políticos
que huelan a limpio, que sean ciudadanos y no profesionales de la política, que
administren lo que es de todos con una total transparencia , que cuando lo dejen se vayan
con las manos en los bolsillos y la satisfacción del deber cumplido, que prometan menos y hagan más, que sigan las
consignas de la ciudadanía y no la de los partidos.
Es la hora de caras nuevas, anónimas; es la
hora de tantos políticos honestos que trabajan cada día en la sombra en sus
ayuntamientos, parlamentos autonómicos, el Congreso y el Senado.
Ellos, con el apoyo de todos; deben dar un paso al frente; tienen que
decir basta y asumir las responsabilidades para las que
fueron elegidos por sus conciudadanos. Tienen que dejar de ser la comparsa que
acompaña a las viejas mascaras para convertirse en los rostros de una nueva
generación de gestores de la cosa
pública.
Y someterse con nombre y apellidos cada cuatro años al juicio de las urnas en
unas listas abiertas donde podemos elegirle a él y no a su partido.
Por todo esto no creo en los que , tras
décadas consintiendo, dicen ahora estar dispuestos a dar un paso adelante para
salvarnos; por el bien de todos es mejor
que se queden en casa.
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