".... Para alcanzar el éxito en sus empresas".
Es el título del libro de autoayuda para empresarios que escribió Louis Ferrante después de comerse unos
años de cárcel en Estados Unidos, por mafioso. Y que ha sido éxito en varias
lenguas.
Louis Ferrante era un capo de poder intermedio en
el clan Gambino. Un hombre
inteligente y con sentido del honor, que se enrolló con el clan siendo muy
joven, y que conoció, personalmente y en
persona, a personajes míticos, como Paul
Castellano o su asesino, John Getti,
entre otros muchos. A algunos, los conoció en la cárcel pero de otros supo en
la propia calle y en el propio clan. Cito a estos dos porque Castellano fue tiroteado cuando entraba
a cenar en un restaurante al que yo iba mucho, en Nueva York: el Sparks. Y aunque el hecho -ocurrido en
el 1985- era casi un reclamo del steak-house,
siempre impresiona leérselo a un mafioso de verdad. Louis
Ferrante se dio cuenta en la cárcel de que tenía que transmitir los
conocimientos y los valores de las familias,
porque, como dice tantas veces, lo que
vale para la mafia vale para las empresas... La diferencia es que fuera no hay
armas ni sangre, y que los negocios son mayoritariamente legales. Pero las
luchas internas, la cautela necesaria, la inclemencia y hasta la red de poder
piramidal, los respetos y las exigencias, son, dice, las mismas. Aprenda de la Mafia para alcanzar el éxito
en sus empresas, se llama su libro, que ha debido hacerle rico, y que en
España publicó Conecta, en 2012. Con la
estructura de los libros de autoayuda USA, con anécdotas y sentido del humor
(también) está dirigido a toda la pirámide del poder empresarial: los buenos
vasallos y los buenos señores. Y los que como él en lo suyo, están en el
intermedio, para los que escuchar y no hablar, la fidelidad y la prudencia y la
astucia, son tan básicas como para los que están en el resto de la escalera.
A mí es que
siempre me ha llamado la atención el tema de la mafia. Confieso que me he
dejado fascinar por El Padrino, tanto
por las novelas de Mario Puzzo
-incluyendo la tardía Omertá- como por las magníficas pelis de Francis Ford Coppola: es esa aura de la férrea ley interna, del sentido
del honor -aunque para las mujeres haya sido todo distinto hasta los últimos
años, si hay que creer a la historiadora Ombretta
Ingrasci, entre otras- y la sensación de que es una estructura tan fuerte
que la sociedad italiana se sostiene un poco por el control de las familias. Ah, y me apasiona El Padrino III, cuando el funcionamiento mafioso se imbrica en la
sociedad civil. Y religiosa. Siempre me he preguntado por qué la mafia arranca
en la Italia de herencia española, en Sicilia, Nápoles y Reggio-Calabria, allí
donde la Corona de Aragón -la España mediterránea, claro- tuvo una presencia
larga y profunda, con el Atlántico prohibido. Pero El Padrino transcurre, básicamente, en Estados Unidos. Sería, un
poco en broma, lo que los estudiosos de la literatura llaman "un fruto tardío".
Floreció por
allí, sin dejar de hacerlo en la propia Italia. Aunque llevó el mismo camino. En
2008, y en un momento de auge mundial de la moda de la mafia, Península publicó
Cómplices. Con un subtítulo: Los hombres de Provenzano. De Corleone al
Parlamento. En él, los periodistas Lirio
Abbate y Peter Gomez, describen el
"asalto mafioso" a la Administración italiana, a los partidos políticos y a los
cargos electos, sobre todo municipales y regionales. Y sigue, con nombres y
apellidos, y con datos y cifras, la infiltración histórica en la Democracia
Cristiana y la masiva en el partido de Berlusconi. Era la "ruta legal", después
de la época de las matanzas, de los asesinatos de los jueces Falcone y Borsellino, de cuando gobernaba a las familias el sanguinario Tito
Riina. La época de los macrojuicios y los arrepentidos. Y si, eran muy
legales sus negocios, pero el fraude resultaba inevitable. Parece.
La moda de
la mafia tiene más altibajos en la literatura que en el cine, donde es un tema
que permanece y vuelve. A veces, un libro como el célebre Gomorra, de Saviano, y
la amenaza de muerte que cayó sobre él, es capaz de poner en lo alto de las listas de ventas el tema, y favorece
a otros títulos. Otras, una película o una serie de televisión son suficientes.
A veces, simplemente, la vida misma.
- Ediciones anteriores de 'Lágrimas de cocodrilo'
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