Corrupción: La paciencia tiene un límite
lunes 04 de febrero de 2013, 08:15h
En abril de 2012, en plena crisis griega, el mundo entero no salía de su asombro al conocer que en
una de sus pequeñas islas, Zante, de 39.000 habitantes, más
de setecientas personas cobraban un subsidio por ceguera. La
tasa de personas afectadas por esa
discapacidad se había multiplicado por 10 respecto a la media de cualquier otra zona de Europa, y sin
levantar sospecha alguna entre las
autoridades griegas. Desde entonces, nadie recuerda el nombre real de la isla, y todo el mundo ha pasado a llamarle "la isla de los ciegos",
que se constituyó
así en el prototipo del derroche y la corrupción.
España no
ha querido quedarse tampoco a la
cola en este ranking y ha
puesto sobre la mesa, no uno sino
varios, ejemplos para competir con la
isla jónica por el dudoso honor de colocarse
en la cabeza la corona de laurel
de campeona olímpica de la
picardía y las diversas formas de corrupción. Lo ha
hecho a
través de la comisión de delitos de prevaricación , malversación de caudales públicos, fraude o tráfico de
influencias. Uno, entre las élites
políticas y económicas, y otro
entre el pueblo llano.
Políticos y banqueros
El vaso de la
paciencia de los españoles parece haberse colmado tras haberse dado a conocer
los nombres de más de 300
políticos españoles, que están
imputados en casos de corrupción. Por citar solo algunos de ellos, valgan los casos
Gürtel, Nóos, o los falsos ERE
de Andalucía.
En boca de todo el
mundo andan los 22 millones de euros que
el extesorero del Partido
Popular (PP), ha tenido en una cuenta en
Suiza, sumados a la posesión de un
latifundio de miles de hectáreas en
Argentina y el posible pago de sobresueldos con dinero negro a
dirigentes de su ya expartido.
La oposición política tampoco
está libre de sospechas. Y algo
más que sospechas, porque los ERE
fraudulentos de Andalucía tienen imputadas
a cerca de 70 personas vinculadas al
PSOE andaluz, entre ellas el exconsejero
de Empleo de la Junta, un exviceconsejero, dos exdirectores generales (de Trabajo y Seguridad Social), un
exparlamentario socialista o un exdelegado provincial de Empleo.
Las acusaciones de corrupción llegan también a los nacionalistas catalanes
de CiU, en donde los apellidos Pujol y
Mas tienen un claro protagonismo; o al yerno
del rey, Iñaki Urdangarín -quien según
datos extraídos de la prensa habría defraudado casi medio
millón de euros-, junto al socio de
éste, Diego Torres, y
el asesor y secretario de las
infantas, García Revenga, que están ya imputados.
Y en el
ámbito económico, no sé si el mayor, pero sí el más reciente caso que ha
escandalizado a la opinión pública ha sido el de Rodrigo Rato, expresidente de Bankia, exministro de
Economía y ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha sido
rescatado recientemente
del paro por Telefónica a pesar
de estar imputado por "estafa" y "apropiación
indebida" en el derrumbe de Bankia, entidad bancaria que tanto ha contribuido a
hinchar el problema de la burbuja
inmobiliaria española, uno de los principales factores que han originado la crisis
económica en la que estamos
inmersos.
Reformas
en profundidad
De la falta
de control de los fondos públicos en España
hablan también hechos como
el denunciado recientemente a través de un informe del Tribunal de Cuentas, que desvelaba
que, entre los años 2007 y 2011, los familiares de
casi 30.000 difuntos han seguido
cobrando las ayudas a la
dependencia. En concreto, son
beneficiarios 29.169 fallecidos
por los que las comunidades autónomas recibieron 140.348.268 euros que no les correspondían.
Al mismo tiempo, en nuestro país, a
finales de enero de 2013, existían oficialmente 1.833.700 hogares con
todos sus miembros en paro. Una
situación que, añadida a a las
descritas anteriormente, sobrepasa la ignominia. Una situación que exige,
de una vez por todas, reformas en profundidad para evitar que casos como estos vuelvan a
ocurrir. Otra cosa sería marear la perdiz para dejarla como está y eso, seguramente, no lo aceptaría ya la mayoría de la población que
está rozando el límite de su indignación y paciencia.
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
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