miércoles 30 de enero de 2013, 11:02h
Los hombres y mujeres públicos no sólo han de ser honrados,
sino que además, han de servir a los ciudadanos, así como respetar los bienes y
servicios públicos. Al mismo tiempo han de velar por el buen funcionamiento de
las instituciones y de nuestra nación.
El Jefe del Estado es, digamos, la máxima institución de
nuestro país y, por ende, ha de mantenerse, no sólo en la más escrupulosa
legalidad, sino también sus usos y costumbres han de servir como el mejor
ejemplo para la sociedad civil y la gestión pública.
¿Cómo podemos pedir a los españoles que sean escrupulosos en
su declaración de la renta si hay más de ochenta mil millones de euros de ricos
ciudadanos de este país en paraísos fiscales, el presidente de la patronal
hasta 2010 en la cárcel, los dirigentes de uno de los dos principales partidos
cobrando sobre en negro y el yerno del Rey con cuentas en Suiza?
La Casa del Rey es la institución que, bajo la dependencia
del Jefe del Estado, debe servirle de apoyo para las funciones que como tal
tiene establecidas para la citada función. Por lo tanto estamos hablando de una
institución que sirve a una institución.
Por ejemplo, el Rey de España, no puede asistir a un
hospital privado, sino que, como Jefe del Estado debe ser tratado en un
hospital público, lugar donde asisten todos y cada uno de los españoles,
aprovechando la universalidad del sistema sanitario, cuando les sorprende la
enfermedad.
La Reina de España no puede pasarse los días, aún de asueto,
en unos grandes almacenes británicos mostrando al mundo la baja estima por
nuestros productos y nuestro comercio interior.
Peor aún, el yerno
del Rey no puede participar en asuntos turbios, mantener cuentas opacas en
Suiza o aprovecharse de las subvenciones públicas de administraciones
corruptas. Al mismo tiempo la Infanta Cristina no puede prestarse, como
colaboradora necesaria o, al menos, como testigo presencial, en estas
actividades a todas luces de espaldas a la ética de las costumbres de los que
han de ser ejemplo como hombres y mujeres próximos a la más alta institución.
El secretario de las Infantas y asesor de la Casa Real,
García Revenga, no puede participar en actividades mercantiles que le impliquen
en negocios que, pudiendo acabar siendo turbios, al menos le reportan unos
beneficios que pueden ser legalmente, pero que desde luego son moralmente,
incompatibles.
El abogado del Rey, José Manuel Romero, conde de Fontao, no
puede formar parte de unos correos electrónicos que, por activa o por pasiva,
le vinculan en la trama de Urdangarín.
Incluso, en definitiva, los hombres y mujeres que trabajan
para aquellos que sostienen un cargo público deben tener cuidado para no verse
implicados y, literalmente, salpicar a una institución.
De lo contrario, cada vez que un español recibe una paralela
de la Agencia Tributaria, le tendría que dar un ataque de risa, o, peor aún,
unas inmensas ganas de llorar por su país.
Ser hombre o mujer público exige, no solo el cumplimiento de la
legalidad, la lucha contra la corrupción y el mantenimiento transparente de sus
cuentas. Tienen que servir de ejemplo para una sociedad civil confusa y una
vida pública y privada de los hombres y mujeres públicos que deja mucho que
desear.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (4)
17567 | Cuquiña - 31/01/2013 @ 23:25:55 (GMT+1)
PIKERTON
Una vez más te has retratado, debiste ser censor en los tiempos de la oprobiosa y sigues por el mismo camino
17551 | Pep Lerma - 31/01/2013 @ 21:20:49 (GMT+1)
enudo petardo. Que pena que con todo lo que está ocurriendo perdamos el tiempo en nimiedades ¿que tal si nos dedicamos a buscar pajitas en este, o en aquel paja?r...Vvamos a preocuparnos por dar credibilidad a nuestras instituciones, y sobre todo a ver si de una vez nos dedicamos a pensar en que las personas de izquierda (solo hay una), ahora llamadas progresistas estén representadas por personas realmente formadas, con inteligencia natural y de honor.
17538 | Pikertom - 31/01/2013 @ 15:48:12 (GMT+1)
Una vez más Cuquiña se ha retratado. Lo suyo no tiene nombre, si lo tiene, pero uno es educado y prefiere que cada comentarista saque sus conclusiones.
17528 | Cuquiña - 31/01/2013 @ 00:25:57 (GMT+1)
Sería estupendo traer una República y nombrar a Pajín, Aído, Pepiño o Mulas como Presidentes de la República. Su artículo va en la línea es aunque no lo diga. Su figura que tantas tonterías suelta en los debates televisivos, quedó retratada cuando se atrevió a decir, Y si hace falta hacemos otro Prestige. Un cantamañanas con un engañoso titulo de profesor.
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