La noticia de la
abdicación de la Reina
Beatriz de Holanda ha sido utilizada por más de uno para plantear la posible
abdicación de nuestro Rey. Las comparaciones son odiosas, y en este caso
manifiestan ignorancia. España no es Holanda. La abdicación a los 75 años forma
parte de las costumbres monárquicas holandesas, pero no españolas. En España, la
última abdicación fue la del emperador Carlos Quinto y de eso han pasado unos
cuantos siglos. Además, la abdicación es una decisión personal del rey, y nadie
la puede tomar por él.
Pero ya se sabe, aquí la gente
tiene muchas ganas de retirar a los que
valen, solo por el hecho de que son mayores. Como uno tenga algún achaque de salud, como haya pasado
alguna vez por el quirófano, enseguida le están aconsejando que se retire a
jugar con los nietos y a contemplar como crece la hierba.
No hay que precipitar los
acontecimientos, demos tiempo al tiempo. Nuestro príncipe tendrá que esperar,
porque su padre estará mal de la cadera, pero muy bien de la cabeza. Y con la cadera no
se reina, se reina con la cabeza. El Rey Juan Carlos no podrá esquiar pero está
perfectamente capacitado para seguir reinando. No hay prisa, tenemos rey para
años y príncipe para muchos más. Además, con lo que está cayendo, sería muy mal
regalo que el príncipe Felipe fuese coronado. Tendría una corona, pero de
espinas.
Ahora, lo importante es que termine de
una vez la crisis que está sacudiendo a España y la está sacando de quicio, y
que las piezas separadas, o a punto de serlo, vuelvan a su sitio. Y eso solo se
conseguirá teniendo al frente a un rey como el nuestro, que en los momentos más
graves de nuestra democracia, no abdicó de sus obligaciones constitucionales.
Su continuidad es la mejor garantía de estabilidad.