Una declaración sin identidad
jueves 24 de enero de 2013, 08:25h
La declaración solemne del Parlament
no es otra cosa que un señuelo político. Su lectura puede entenderse de muchas
maneras, porque a la postre no tiene ninguna propuesta concreta. En eso han
sido muy finos los abogados de Mas y compañía: no hacer más que una abstracta
declaración de intenciones, para que la justicia democrática española no pueda
actuar y declararla ilegal de inmediato.
De hecho, toda la primera parte es
una interpretación sesgada de la historia, que cualquier historiador serio
puede cuestionar. Y cuando llega a la parte resolutiva lo que dice textualmente
es que: "De acuerdo con la voluntad mayoritaria
expresada democráticamente por parte del pueblo de Cataluña, el Parlament de Catalunya acuerda
iniciar el proceso para hacer efectivo el ejercicio del derecho a decidir para
que los ciudadanos y las ciudadanas de Cataluña puedan decidir su futuro
político colectivo, de acuerdo con los principios siguientes".
¿Qué
tipo de proceso? ¿Cómo se haría efectivo el ejercicio? ¿Se trata de un
referéndum? ¿De una consulta no vinculante? La evidente voluntad de ser
abstractos deja sin respuestas las preguntas más sencillas. Por otra parte,
decidir en qué dirección. Esta declaración sirve para cualquier opción: un
nuevo Estatuto de Autonomía, un Estado dentro de Estado Federal o un Estado independiente.
Entonces,
dado que el apartado resolutivo refiere de nuevo a los principios generales, no
queda más remedio que acudir a su revisión. Y lo que se encuentra allí es que
todos los principios, a excepción del primero, son validos para cualquier opción
posible. Es decir, nos quedamos igual que con el enunciado resolutivo. Veamos,
por tanto, el calado del primer principio. Dice así: "El pueblo de Cataluña
tiene, por razones de legitimidad democrática, carácter de sujeto político y
jurídico soberano".
Este
enunciado también es polisémico. Dado que la base de la soberanía se hace
descansar sobre "razones de legitimidad democrática" habría que saber si se
trata de la misma legitimidad democrática construida hasta el momento por el
pueblo de Cataluña y los restantes de España, establecida conjuntamente, cuyo
texto básico es la Constitución. En tal sentido y dado que según la misma la
soberanía reside en el pueblo español, podría interpretarse que el pueblo de
Cataluña es soberano como parte del pueblo español que en conjunto lo es.
Aclaro de inmediato que estoy siendo literal.
Veamos
ahora la lectura alternativa: el pueblo de Cataluña es soberano para decidir su
institucionalidad jurídica y política, al margen del resto del pueblo español.
Eso sería más congruente con la fórmula de la independencia y la ruptura con el
Estado democrático español. El problema consiste en que este principio estaría
dando por resuelta precisamente la cuestión que está en discusión: ¿puede
sustraerse a un determinado pueblo el derecho a la soberanía sobre su propio
territorio? Dicho de otra forma, ¿aceptaría la Generalitat que el 40% de los
ciudadanos que no quieren la separación fueran a vivir a Gerona y Tarragona e
invocaran los mismos derechos a la separación de Cataluña, que hoy invoca esta
declaración con respecto a España? Cualquier independentista catalán rechazaría
de plano que cualquier pedazo de su territorio quisiera separarse de Cataluña.
Y quien diga lo contrario miente rotundamente.
Es
decir, regresamos al punto de partida. ¿Tiene derecho el pueblo español a
defender la totalidad de su territorio? Eso es lo que ni la argumentación
pseudo-histórica de la declaración, ni los principios generales mencionados
resuelven. O bien eluden la cuestión o la dan por resuelta.
Dado
que el meollo del asunto no es ni siquiera encarado por la resolución y dado
que ha tratado de evitar cualquier decisión o medida que tenga efectos
prácticos, al final la declaración de marras carece de verdadera identidad
jurídica y política. Sólo existe una forma de sustantivarla: considerarla una
declaración de intenciones, sin que estas hayan sido hechas explicitas. ¿Tiene
eso jurídica y penalmente mérito? Qué los juristas y constitucionalistas
resuelvan esta pregunta.
Mientras
tanto, el baile de máscaras continúa entre los catalanistas. Y como ya se ha
dicho no hay peor demagogo que el que se cree su propio cuento. En este caso,
que Cataluña será un desecho de virtudes en cuanto adquiera la independencia y
que podrá entrar sin problemas en la Unión Europea, porque -como sugiere el
argumento cínico de Junqueras- el Estado español, junto a Francia, Italia y un
largo etcétera, le pondrá puente de plata. En realidad, la sociedad catalana
sigue avanzando hacia la fractura interna y el deterioro económico y los que
tienen la claridad de juicio para verlo, no tienen el coraje para detener este
camino demagógico a ninguna parte.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (2)
17302 | kroker - 24/01/2013 @ 21:59:08 (GMT+1)
Ese es el problema de sustentar una tesis en premisas falsas, que al final no se sabe cómo justificar tanta ignorancia política y jurídica. Mas se ha creído sus propias mentiras convertidas en ensoñaciones. Los canadienses nos llevan 10 años de ventaja en esto, y con su Ley para la Transparencia, han puesto las cosas en su sitio, y todo ello sin vulnerar la legalidad, y además avalado por el Tribunal Supremo. Pero Mas ha preferido montar el numerito chapucero, todo ello muy español, ignorando cualquier análisis con sentido común, lo que le ha llevado a echarse en manos de ERC. Si a CiU, esa cohabitación le pasa la misma factura que al PSC, veremos a la vuelta de unos años, como esa coalición desparece con tal. La ventaja que tiene eso, es que por lo menos mucha gente se ahorrará el 3% de comisiones.
17286 | Enrique Gomáriz Moraga - 24/01/2013 @ 15:39:34 (GMT+1)
Creo que debo agregar un detalle que olvidé. Digo que la declaración es un señuelo y luego describo como funciona respecto del Estado democrático español, pero no digo como funciona el señuelo al interior de Cataluña, donde, claro está, la intención es que se lea como que el Parlament esta dando permiso para la consulta que Mas propone. Eso no lo dice literalmente el texto, pero así quieren que se entienda en la sociedad catalana.
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