viernes 18 de enero de 2013, 07:58h
Artur Mas ha pinchado su propio
globo. El globo muy hinchado que imaginó y creó a partir de una inexacta
valoración de la realidad. El globo de ilusión, e ilusionante para muchísimos
catalanes, de tener una nación-estado soberana e independiente casi a la vuelta
de la esquina. Grave error para un gobernante colgarse de los hilos de un
globo.
Hizo un gobierno de "los
mejores"... para durar menos de dos años. Pergeñó una "Pacto Fiscal" para -dijo- negociarlo con
el Gobierno central, sin querer darse cuenta de que política y
jurídicamente su texto era inviable, y
encima lo presentó como un ultimátum y sin entrar en otra negociación posible.
En un calculado arrebato de
victimismo ante aquel "portazo inadmisible" de Madrid, viendo pasar por la
calle el éxito de una gran manifestación popular (que él había alentado y
apoyado) con un clamoroso acento nacionalista, Mas se subió de un salto a la
carroza de mando, proclamando a los cuatro vientos el gran sueño
independentista. Así, él -y no otros- seria el Moisés que llevaría el pueblo a
la deseada orilla salvadora. Con esta fe de iluminado por algún dios, convocó a
las masas a una elecciones "trascendentales", "históricas"...y se la pegó: nada
de "una mayoría excepcional", sino que incluso perdió doce diputados.
Como los "héroes" no se rinden,
se agarró a un clavo ardiendo para seguir adelante con su ilusión. Entregó su
suerte al antiguo partido adversario, ERC, ahora liderado por el rotundo y
simplista Junqueras, ampliamente votado por los separatistas, que le impuso
incluso la fecha para la entrada
triunfal en el cielo del Estado propio y soberano. Todo esto -se dice- creó una
"gran ilusión en el pueblo catalán". En tiempos de tan grave crisis, las
ilusiones ayudan, aunque de ellas no se vive. Es decir, que por lo menos todo
el mundo estaba entusiasmado en este misterioso viaje a Ítaca.
Parece que casi nadie -mientras
medios, políticos y otros se dedicaban
al incienso al redentor- había pensado en las enormes dificultades de la
travesía. Se querían borrar, de un plumazo, quinientos o trescientos años de
historia e intereses entrelazados de Catalunya y Espanya. Toda una proeza, en
la que muchos han soñado y seguirán soñando siempre. Este deseo es mucho más
que un globo, es una histórica y fundamentada reivindicación. El globo de Artur
Mas ha sido presentado como factible y cercano, y que es un deseo prioritario y
de la gran mayoría de ciudadanos de la Catalunya del siglo XXI.
Y resulta -¡quién lo diaria!-
que el Estado también tenía algo que decir en esta batallita, y que no se
cruzaría de brazos. Y resulta que dentro del país, entre los partidos, no solo
no hay coincidencias, sino graves discrepancias. Y que también la ciudadanía
está dividida. La patronal de los empresarios catalanes, por ejemplo, le acaba
de decir al president Mas que negocie unas buenas condiciones de financiación
con el Estado y se deje de sueños, por muy legítimos que sean, sobretodo en
este momento de crisis económica profunda. Y a estas voces seguirán otras, sin
duda. Así, Mas se va quedando solo, con su "amb il.lusió!" (¡con ilusión!), y
estrechamente marcado por Junqueras.
De aquí que haya tenido que
rebajar mucho el documento de Declaración de soberanía presentado al Parlament
para que lo haga suyo. La firme posición del PSC, liderado por Pere Navarro,
uno de los políticos catalanes mas sensatos, ha contribuido mucho a esta
moderación del texto de Mas y Junqueras. Pero las reticencias del PSC son aún
muy fuertes. Mientras, Ciutadans y el PPC están radicalmente en contra por
considerar que el tema de la Declaración que se pretende está fuera de las
competencias de la Generalitat, lo cual seria motivo de recurso al
Constitucional.
Así las cosas, ahora Mas acaba
de reconocer públicamente que en lugar de un referéndum "vinculante", quizás
haya que contentarse con una simple consulta "sin valor jurídico".Una encuesta
con urnas."No nos engañemos -dice Mas- no es lo mismo hacer un referéndum
autorizado por el Estado y con vinculación jurídica sobre la decisión, que
hacer una consulta organizada por las instituciones catalanas, en la que el
pueblo expresará su opinión, pero sin vinculación jurídica". Por esto, en una
clara reculada, "insta al Estado español a ofrecer 'alternativas atractivas' a
Catalunya en lugar de limitarse a rechazar el proceso soberanista". "Que como
Estado español -remacha- hagan un ofrecimiento a Catalunya". El globo de Mas ha
pinchado antes de empezar a elevarse...
Y Rajoy, que calla pero tiene
muchas bocas, ya ha hablado por la del ministro García-Margallo. "Hay que hacer
algo -ha dicho- para solucionar el "conflicto" con Catalunya", apuntando tres
objetivos prioritarios: un gran esfuerzo en infraestructuras, prestar mucha
atención a la lengua y la cultura catalanas, y encontrar un encaje a las
aspiraciones de Catalunya en la financiación autonómica que este año toca
revisar.
Empieza a cambiar el lenguaje,
por ambas partes, y también el contenido de los mensajes. El globo de Mas
legítimamente seguirá empujando hacia arriba, elevándose y también dando tumbos, pero ya es un globo
pinchado.