En efecto, "no hay nadie imprescindible". Bien lo sabe el bueno de
MAV que ha visto como políticamente se le aupaba o prescindía de él
desde hace años, con la misma facilidad con la que en política hoy se
ama y mañana se odia, incluso más acentuado si es en el seno del propio
partido. "Honor, honestidad e integridad..." es aún hoy, recién
dimitido, su patrimonio más valioso. Probablemente lo ha sido siempre y
quizá no lo dilapidará nunca. Así es
Villanueva.
A sabiendas que se equivocó en su primera comparecencia pública ante los
medios tras los trágicos sucesos del Madrid Arena y aunque los que le
conocemos sepamos que en modo alguno actuó como portavoz de la empresa,
ni de lejos, si pudo parecerlo. Las cifras se las pasó la empresa, a él y
a la policía, cierto, pero ¡que iban a decir ellos sobre el aforo¡
Faltaron reflejos, y entiendo que ha pedido también perdón por ello.
Como por haberse equivocado tantas y tantas veces en el ejercicio de sus
múltiples cargos de responsabilidad política. Habló - dio la cara-
porque era Vicealcalde- Portavoz y ahora dimite de todos sus cargos,
incluido el acta del concejal, porque va en el sueldo y porque lo
contrario, quedarse sentado en Palacio, el de Cibeles, sería otro error
por el que quizá, algún día, tendría que volver a pedir perdón.
Villanueva es un clásico de la política madrileña. No entiendo su
dimisión a esta hora porque con ella deja descubierto un flanco muy
vulnerable de la alcaldesa, la vicealcaldía. Y no es propio de MAV huir
en momentos difíciles. Quizá algún día me explicará esta decisión, si lo
desea y se lo trasladaré encantado a los lectores de Madridiario si me
autoriza. Ahora volveremos a la figura del primer teniente de alcalde,
mujer en este caso,
Concepción Dancausa, pero no es lo mismo. Y con un
portavoz distinto
Enrique Núñez, que tampoco es igual. Cierto que a
Ana
Botella la quedaban pocos mimbres para dar forma al cesto deshilachado
desde los sucesos del Madrid Arena. Ha tirado de los hilos más solventes
o quizá menos gastados. Ha blindado a
De Guindos y respirado hondo a
buen seguro, confiada en que amaine el temporal. Vendrán tiempos
mejores, sin duda. Pero el día de la dimisión de Villanueva no es
precisamente de los que apuntará como buenos.
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