Cuesta de enero hasta agosto
jueves 27 de diciembre de 2012, 12:12h
Se
cierra un año duro y viene otro del mismo nivel, porque la cuesta de enero va a
durar, al menos, hasta agosto. Luego, ya veremos. Los optimistas, entre los que
me gustaría encontrarme, creen que a final de año empezaremos a ver la luz, y
los pesimistas, la mayoría, dicen que a finales de 2013 habremos llegado cerca
de los seis millones de parados, que todavía no estaremos creando empleo neto y
que los bolsillos de los ciudadanos estarán más vacíos que este diciembre.
Hay
que reactivar la economía y la creación de empleo y tratar de que la dinámica
de la crisis deje de ser negativa. Seguramente sólo un pacto de Estado
-seguridad institucional, educación, empleo, justicia, pensiones, sanidad-
puede ayudar a ello, pero ninguno de los dos grandes partidos está por la labor
de hacerlo. Mientras tanto, el problema de muchos no es trabajar o crear una
empresa sino cobrar su trabajo. Artur
Más no tiene dinero para pagar a sus funcionarios y por eso se ha embarcado
en una deriva independentista que distrae del verdadero problema de Cataluña:
sus cuentas públicas, su competitividad, su pérdida de innovación, su casi
bancarrota.
En
Cataluña, como en el resto de España, uno de los principales problemas es la
morosidad del sector público que ahoga a muchas empresas y a no pocas entidades
sociales. El Gobierno logró que ayuntamientos y autonomías sacaran de los
cajones muchas facturas pendientes y les dio fondos para pagarlas. Pero ya
vuelven a estar llenos. En Cataluña, hospitales, laboratorios, centros
educativos públicos y concertados y otras entidades no tienen para sábanas,
para sustituciones o para reparaciones imprescindibles porque no llega el
dinero público. En toda España, la factura impagada de la ayuda a la
dependencia empieza a poner en riesgo servicios indispensables para muchas
familias. Y a muchos trabajadores. Las Administraciones públicas deben a
Cáritas y a otras ONGs millones de euros que no saben cuándo van a pagar. Las más pequeñas, las que vivían de las subvenciones públicas, han cerrado o
están al borde de las quiebra. Las otras se mantienen echando mano de los
fondos de reserva. Muchas autonomías deben millones de euros a los abogados de
oficio que han hecho su trabajo, a los autónomos, a las pymes -11.000 millones
dicen sus representantes sólo desde el 1 de enero de 2012- cuyos servicios
contratan... Y no pasa nada. Bueno sí, esa impunidad de la que disfrutan las
Administraciones hunde la economía y provoca tragedias humanas.
El ministro Montoro ha
anunciado que en 2013 las Administraciones públicas serán multadas si no pagan
sus deudas en 30 días y que, desde marzo, tendrán que pagar intereses del 8% si
se retrasan más. ¿Nos reímos o lloramos? Todos esos profesionales y empresarios
que no cobran lo que se les debe, habrán abonado el IVA rigurosamente. Y si
quieren reclamar las deudas tendrán que pagar previamente las tasas de
Gallardón. Y esa Justicia del ministro no les garantiza ni que les paguen ni que
lo hagan con intereses.