El discurso orteguiano del Rey
martes 25 de diciembre de 2012, 19:55h
El Rey ha llamado a la responsabilidad y a la unidad en el discurso de
Nochebuena. Como casi siempre, acierta. La pena es que no siempre sus
destinatarios le prestan la atención adecuada y la mayor parte de las veces se
quedan en la superficie de las palabras. La reivindicación de la política con
mayúsculas que ha hecho el rey está en la línea orteguiana de la "vieja y nueva
política".
Reivindicaba Don Juan Carlos "la política que, desde el Gobierno o desde la oposición,
fija su atención en el interés general y en el bienestar de los ciudadanos; la
que, lejos de provocar el enfrentamiento y desde el respeto a la diversidad,
integra lo común para sumar fuerzas, no para dividirlas. La que sabe renunciar
a una porción de lo suyo para ganar algo mayor y mejor para todos. La que busca
el entendimiento y el acuerdo para encauzar y resolver los grandes y
fundamentales desafíos colectivos. La que se cimenta en el espíritu de servicio
y se acomoda a los principios de la ética personal y social. La que, en fin, es
capaz de sacrificar la satisfacción del corto plazo, a menudo efímero, para
ensanchar el horizonte de sus ambiciones".
Hace
muchas décadas, Ortega escribía que
para lograr una España más fuerte, más moderna, más libre, era preciso que
"cada español se resuelva a elevar unas cuántas atmósferas la presión de sus
potencias espirituales... Y la primera de todas la inteligencia". Ortega no
hablaba solo para los políticos sino para todos los ciudadanos, porque la
política no la podemos dejar solo en manos de los políticos, es nuestra responsabilidad.
"Todo español, decía Ortega, está muy especialmente obligado a ser mañana más
inteligente que hoy, a avergonzarse de sus prejuicios, de sus tópicos, de sus
cegueras, de sus angosturas mentales". Hablaba Ortega ya entonces de la
globalidad. "Tenemos que ensancharnos las cabezas para dar a nuestras ideas
dimensiones de mundialidad". De otra forma, "seguirá siendo España lo que ha
solido ser durante tres siglos, un aldeón torpe y oscuro que Europa arrastraba
en uno de sus bordes".
Hacia
"una nueva política" era el reto que marcaba Ortega y es el rumbo que ha
señalado Don Juan Carlos. No es un mensaje para los políticos de corto alcance,
para los mezquinos, para los corruptos, para los que son incapaces de acuerdos
y de pactos, para los que imponen sus mayorías, para los que se saltan la ley o
para los que sólo buscan recuperar el poder. Pero hay muchos otros políticos en
la España de hoy -algunos en el poder, otros en las filas de la ciudadanía- que
sí entienden que sólo desde el acuerdo, la negociación, la unidad, la altura de
miras, la honestidad o la solidaridad con los que más sufren, se puede salir de
la crisis. Y ese debe ser el único, el gran objetivo de la Política con
mayúsculas que reclama el Rey. Otra política es posible para no volver a ser ese "aldeón" que tanto daño
nos hizo en el pasado.
francisco.muro@planalfa.es