¿Se acuerdan de cuando pedíamos a gritos,
y casi nos demandaban, un gran Pacto de Estado para salir de la crisis y
afrontar unidos las dificultades que se nos estaban planteando? Se acuerdan,
¿verdad? No hace tanto tiempo, o sí, según se mire. Corrían los primeros meses
del año 2010, ya llevábamos dos años y medio de crisis económica. El gobierno
socialista lo intentó con unas reuniones que tuvieron lugar en el Palacio de
Zurbano. Sonaba bien: los Pactos de Zurbano. Se quería dar entidad al asunto
rememorando los famosos Pactos de la Moncloa, cuando el gobierno de Adolfo
Suárez consiguió aunar los esfuerzos de todos para afrontar una de las crisis
más duras de nuestra historia. Claro que en aquel entonces teníamos otros
políticos, ¿o era otra Política?
Miren si es difícil conseguir que las
cosas marchen en estos tiempos, y queriendo, imagínense sin un mínimo de
consenso. Que sí, que todos queremos salir de la crisis, pero cuando llega el
momento cada uno tira por su lado. Y no digo que acordar el número de diputados
de las Cortes de Castilla-La Mancha, o la retirada de sus sueldos, nos vaya a
sacar a todos del paro. Como tampoco lo hará apoyar medidas de recorte drástico.
Pero se echa de menos algún acuerdo.
Llevamos ya cinco años de crisis y no
encuentro decisiones importantes consensuadas para atajar esto. Bueno si, la de
la supervisión bancaria de Bruselas de hace nada, y veremos, porque la de los
desahucios en España se quedó corta. Y toca hacer balance de un 2012 dramático
para muchos, y probablemente en eso nos cueste determinar unas conclusiones. Y
para colmo entramos en un nuevo año que no va a ser el de la recuperación -ya,
lo siento-. Y si la economía es confianza, y los mercados se mueven por los
gestos de los países, demos a los mercados el gesto de la unidad para salir de
la crisis, del esfuerzo conjunto por una política a favor de los ciudadanos.
Porque un acuerdo, por pequeño que sea, dará a los ciudadanos la imagen y la
sensación de que se quiere salir. Oí hace poco con desprecio la frase "es que
sólo tienen intereses partidistas". Perdón, pero los partidos, y los políticos,
están al servicio de los ciudadanos, y ese debería ser su interés ¿no?
Ya lo dijo el ministro de economía de la
época, Enrique Fuentes Quintana, en su discurso en televisión en la víspera de
aquellos Pactos de la Moncloa: "la oposición es parte del poder". Y ojo, que
eso valía tanto con los fracasados Pactos de Zurbano como ahora.