En vísperas del solsticio invernal, la fuerza de los números y de las profecías milenaristas llenan de preguntas el mundo de la cultura. Un día marcado, el 12 de Diciembre, enviará el Papa su primer twit. Y otros lo celebraremos de manera más laica.
La infancia de Jesús,
el libro de Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, ha quemado el mercado.
En tres semanas -desde que el mismísimo Rouco
Varela lo presentara en la Biblioteca Nacional- la Editorial Planeta ha
vendido tres ediciones. Y aquí en la España de la crisis, y en la Italia que se
va más o menos salvando, y en la Portugal, que mira cómo está, se ha puesto el
primero en la lista de ventas de no
ficción. Y a mí, como agnóstica de pasados fervores católicos, se me
plantean algunas dudas que compartiré con ustedes, si así me lo permiten.
En la portada, arriba, viene Joseph Ratzinger, un teólogo, un filósofo, un autor. Pero grande
grande, nos viene Benedicto XVI,
Papa. Jefe del Estado Vaticano, Pastor -cómo decir- de la Iglesia Católica, una
organización transnacional que mueve millones de personas y de monedas
corrientes, un pedacito del PIB del
mundo, para no hablar de ideas y principios. Y que, además, si habla como Papa
-ex catedra- es infalible según el
dogma. Y ahí es dónde me pregunto: entonces, la mula y el buey, por favor!¡que
nos dejan los belenes hechos una birria! Y la estrella de los reyes, una
supernova! ¡Y los Reyes Magos, españoles, con la crisis de monarquía que
estamos viviendo!!! Las redes sociales arden. No sé si pillan la pregunta: el
libro es de Ratzinger o del Papa?
Debe ser del Papa, porque no es que Rouco Varela presente muchos libros. Y ahí estaba, en la Biblioteca
Nacional, que depende directamente del Ministerio de Cultura. Lo más público y
laico que tenemos, porque hay que ver sus archivos heterodoxos y los fondos de
que vive -y no quiero dar ideas a Wert.
Es verdad que se presentaban también las Obras
Completas de Ratzinger,
publicadas por la BAC -Biblioteca de Autores Cristianos- con tantos años en su
catálogo, y tanta historia que recoge vaivenes de su orientación jesuítica, y
que ahora están digitalizando, al menos sus best
seller, como la Biblia
oficial.
Las redes sociales arden de milenarismo. Y el papado lo
sabe, y habiendo impuesto la "era común", el calendario más exitoso de cuantos
han medido el miserable tiempo de los hombres y de la historia, se lo cree....
Ah, la fuerza de los números. El día 12 del 12 de 2012, a las 12 de la mañana,
el papa enviará su primer twit, desde su nick, @pontifex, que viene a querer
decir "tirando puentes" -me lo aclara Amelia
Valcárcel- y que suena bastante a pontífice.... Ya hay millones de followers esperándolo.
Yo, como soy agnóstica -menos de San Nicolás, y miedo me da que me lo quiten de en medio- voy a
celebrarlo de otra manera, el 12 12 12, digo. Voy a ir a una curiosa exposición
del estupendo pintor Pablo Sycet,
que abrirá justo a esa hora de ese día, y durará 12, las que cubre la esfera de
un reloj -analógico, que todo hay que explicarlo- es decir, del mediodía a la
medianoche. En su segundo recorrido. Se
llama Las horas del día [12.12.12 ] y consiste en una colección
de 12 esferas para reloj de pared, que tienen carácter de múltiple -y como tal
van numerados y firmados por el autor- pero que sólo tienen en común el formato
y la gama cromática.... Piezas únicas, pues. Lo expone su galerista de siempre, Eugenia Niño, que con su hija Gemma de Suñer llevan adelante esas
deliciosas ediciones que comparten el nombre con su pequeño Espacio Vuelapluma
(c/ San Lucas 3, bajo, Madrid) La obra de Sycet
lleva un lema que no me resisto a transmitir: "Las horas no han pasado
todavía / y está mañana lejos igual a un arrecife, / que apenas yo distingo",
los primeros versos del poema de Jaime
Gil de Biedma Un cuerpo es el mejor
amigo del hombre, cuya versión autógrafa -a falta del penúltimo verso- se
exhibe junto a las esferas solares.
Pero relativicemos un poco. De acuerdo, los Mayas -cuyo
mundo acabó hace ya un tiempo- tenían previsto el apocalipsis para estas
semanas. Y "De gloria olivae", el
lema del actual papado según Malaquías,
dice que, prácticamente, viene a ser el penúltimo. Ya José Luis Calvo y otros historiadores así de escépticos, han
desmontado esas profecías. Y para mí, el verdadero profeta terminó por ser Don Umberto Eco, con su Apocalípticos e integrados, donde
anunciaba y denunciaba la medievalización de la sociedad occidental. Esa parece
que, entre pitos y flautas, está llegando. Y el libro, absolutamente recomendable,
que publicó la Lumen de Esther Tusquets
en 1968, se ha seguido reeditando hasta nuestros días.
Pero, relativizando, este año estamos ya en el 5773 del
calendario judío, y seguiremos en él hasta un día de septiembre de 2013. Y en
el 1434 del musulmán, que acaba de
empezar el mes pasado y durará hasta el próximo otoño. Del chino, con su mirada
cíclica, y la cantidad de millones de almas que se miden por él, no tengo mucha
idea. Y del maya, con lo de moda que está, no tengo ni la menor. Todos a San Google.
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