Hace más de
ochenta años Pablo Neruda escribió el memorable
verso "el día lunes arde como el petróleo" y ahora Fernando R. Lafuente, que brilla con
sus artículos periodísticos y con su oratoria heredera del magisterio de
Demóstenes, ha escrito que el idioma es el petróleo de España. Frase tan feliz
no podía escapársele a Luis María Anson que, en un artículo reciente, le ha
dedicado a Fernando R. Lafuente un
epinicio - un canto de victoria - porque esta metáfora resume del modo más
feliz lo que es el castellano, un pozo inagotable de riqueza comunicativa y de
riqueza económica.
El Instituto Cervantes, que tiene
poco más de 20 años de existencia, lo que demuestra hasta qué punto han sido
incultos e ineptos en el terreno de la economía los gobiernos de España al haberlo creado tan tarde, acaba de publicar
en Espasa una joya absoluta: El libro del
español correcto. Claves para hablar y escribir bien en español. El libro
es para cualquier persona que esté interesada en mejorar su manera de
expresarse oralmente con sus congéneres que, como él, son nietos de chimpancés;
y también de expresarse por escrito porque todo el mundo, "temprano o tarde",
como escribió en un verso Luis Cernuda, que no escribió "tarde o temprano", que
es lo que decimos siempre, tiene que expresarse, al menos, alguna vez, por
escrito.
"Siempre la
claridad viene del cielo", escribió también el magnífico poeta zamorano Claudio
Rodríguez, lo que nos obliga a concluir que también siempre la oscuridad nos
viene del estructuralismo, que ha sido el infierno intelectual del siglo XX.
Las toneladas de terrorífica prosa que generó en el mundo occidental el
estructuralismo - y, sobre todo, en el campo de la lingüística - han sido lo
que ahora se llama daños colaterales de la Primera y de la Segunda Guerra
Mundial. El libro del español correcto, del
Instituto Cervantes, es un prodigio de claridad que se lee con placer incluso en las secciones dedicadas
a la pronunciación y a la prosodia, que suelen ser de una aridez insufrible en
la mayoría de los manuales.
El libro
está dividido en cinco secciones como los cinco goles que, el sábado
pasado, le metió el Madrid al Mallorca
para bien de Osasuna: escribir correctamente, hablar correctamente, el español
normativo, modelos de textos, herramientas y recursos. Y allá ya por la página
500 y pico tiene un utilísimo índice de expresiones y materias, que, no
obstante, hay que leer con precaución porque a mí estuvo a punto de bajarme la
moral el mismo día que empecé a leer este libro. Era la víspera de un viaje a
Pamplona y, en ese índice de expresiones y materias, encontré el tema "hablar
en público", que me interesó máximamente porque, en ese viaje, iba a dar una
conferencia en el IES Julio Caro Baroja,
donde, por cierto, don Julio está
inmortalizado, en el vestíbulo, con un busto firmado por Mario Pérez de
Zabalza, exalumno de este centro, y yo quería
triunfar como acababa de hacerlo Osasuna, por 0-2, en el campo del Levante.
Empecé a leer - y con congoja - lo que El
libro del español correcto dice sobre las estrategias para hablar en
público explicadas en cinco apartados: preparar el discurso - ¿había preparado
suficientemente mi intervención o debería seguir trabajando toda la noche? -, organizar el discurso -
¿había estrategia y orden militar en mis frases? -, gestión del tiempo -
¿había minutado mi conferencia? -, el ingenio y el humor - ¿les contaría el
chiste de "¿cómo se dice Cristiano Ronaldo en Japonés?: Kasi Messi"? - y
tópicos y frases hechas. Estaba ya a dos pasos del Gólgota y, para no seguir por la vía del masoquismo,
me salté el apartado de recursos retóricos que El libro del español correcto me recomendaba.
El libro del español correcto no debe faltar en ninguna biblioteca pública.
Lo disfrutará cualquier persona que ame el español. Y es especialmente
recomendable para los independentistas de cualquier región de España que no
logran enterarse de que hablan y escriben la segunda lengua del mundo que les
permite comunicarse y hacer negocios con 500 millones de hispanohablantes.
Sexo,religión y fútbol para hacer reir al lector en los 'Cuentos reunidos' denuestro colaborador Ramón Irigoyen
www.ramonirigoyen.com