Un año de retrocesos en Justicia
martes 04 de diciembre de 2012, 14:22h
Llegó Alberto Ruiz Gallardón hace un año al Ministerio de Justicia -ámbito
sobre el que nada conocía, más allá de una oposición lejanamente aprobada a la
carrera fiscal, que, por lo demás, nunca llegó a ejercer- anunciando grandes
proyectos para mejorar y modernizar la Justicia.
Un día sí, y otro también, se pronunciaba sobre reformas en clara búsqueda
de titulares periodísticos que, a la semana siguiente, él mismo contradecía o
dejaba sin contenido: ¿quién no recuerda cómo manifestaba que el mes de agosto debía
dejar de ser inhábil para las actuaciones judiciales, iniciando
incomprensiblemente sus hostilidades contra el Poder Judicial, al insinuar que
los jueces no rendían suficientemente, porque en algunas jurisdicciones dicho
mes era legalmente inhábil?
"España no está para siestas", llegó a proclamar demostrando una soberana
ignorancia de la verdadera dimensión del esfuerzo que todos los funcionarios de
la Administración de Justicia realizan para paliar el daño que está causando la
crisis económica en nuestra sociedad. Muchos órganos judiciales están
desbordados por el ingente volumen de pleitos suscitado entre los ciudadanos,
las empresas y las administraciones públicas. Jamás se había visto tamaño
impacto en los juzgados en la Historia reciente de España. Año tras
año, desde 2007, los asuntos han crecido en porcentajes que alcanzan incluso el
200 %, los jueces no dan abasto entre juicios y sentencias... y llegó Gallardón y
habló de siesta.
O cuando decía que algunos divorcios se resolverían ante notario. Así como
cuando ampulosamente se refería a que iba a despolitizar la justicia,
manifestando que los Vocales del CGPJ iban a dejar de "tener apellidos", porque
serían elegidos por los propios jueces y, por tanto, nadie podría tildarles de
"conservadores" o "progresistas".
Por supuesto, con ese discurso, contribuía a apoyar a quienes tratan de
confundir ante los ciudadanos el trabajo de los cinco mil jueces y magistrados
en España, que ejercen rigurosa, seria y con limitados medios su labor
jurisdiccional, identificándoles intencionadamente con el CGPJ, su órgano de
gobierno, que no ejerce ninguna jurisdicción y cuya vertiente política quiso
nuestro constituyente.
Y qué decir de la reforma que ha anunciado de la Ley del Aborto, cuando la
realidad social en ningún caso la demanda, o de sus manifestaciones sobre las
mujeres y la maternidad, más propias de una sociedad feudal, que del siglo XXI.
El balance de un año en el ámbito de la Administración de Justicia no puede
ser más desolador. De los proyectos anunciados por el Ministro, que según él,
iban a mejorar la Justicia, únicamente ha visto la luz la Ley de Tasas, sobre
la cual el CGPJ ya emitió en su día un informe muy desfavorable y que supone
una clara agresión al derecho de los ciudadanos a una tutela judicial efectiva
(¡qué diría su padre, que tuvo ocasión en su día de pronunciarse en contra de
las mismas, si lo viera!).
Su planteamiento parece muy sencillo: como los juzgados y tribunales
españoles están sobrecargados de trabajo, al tener una de las ratios de jueces
más bajas de Europa, se evita que los ciudadanos puedan acceder a los
tribunales para ejercer su derecho, imponiendo unas tasas absolutamente
disuasorias por lo elevado de las mismas, y así se soluciona, en su opinión, el
problema sin acometer las reformas necesarias. Los ciudadanos que paguen
impuestos y que sigan viendo recortados sus derechos en ámbitos tan esenciales
como la sanidad, la educación, y ahora la justicia.
Ante las críticas de todos los operadores jurídicos y de todos los sectores
sociales frente a la ley (cuya atropellada tramitación parlamentaria llevó a
todas las fuerzas parlamentarias, a excepción del PP, a abandonar la Comisión
de Justicia) el Ministro decidió acusar a sus críticos de defender intereses
corporativos. Corporativos ¿de quién? Si defender los derechos de los
ciudadanos para acceder en condiciones de igualdad a los tribunales es ser
"corporativo", pues bienvenida sea dicha descalificación.
Otra de las realidades plasmadas en el BOE, salida de los despachos de la
calle San Bernardo, que también ha generado un total rechazo de parte
importante de la ciudadanía, es el doble indulto (sí, dos a falta de uno) a
cuatro mossos d'esquadra, condenados por un delito, tan execrable, como el de
tortura de un inocente.
Ejerciendo el derecho de gracia, que desde la Ley de 1870 se otorga al
Poder Ejecutivo por razones que se ignoran, el Gobierno aconsejado por
Gallardón concede a los referidos agentes policiales dos indultos para evitar
que ingresen en prisión, sorteando las distintas resoluciones dictadas por el
Tribunal Supremo y la Audiencia Provincial de Barcelona. Este doble indulto
convierte al Poder Ejecutivo, de facto, en una instancia de revisión del Poder
Judicial.
Nuevamente, ante las críticas de muchos sectores sociales y ante un escrito
firmado por doscientos jueces y magistrados, el Ministro acude a la
descalificación. Olvida que ninguno de los firmantes cuestiona la competencia
del Gobierno para ejercer el derecho de gracia (incluso muchos de los firmantes
en algunas sentencias, se han dirigido a los gobiernos correspondientes, en
aplicación de lo que dispone el Código Penal, para pedir la aplicación de dicha
medida, cuando por el juego de las penas a imponer, estas resultaban injustas o
desproporcionadas), sino que lo que se cuestiona, y así se dice en el
encabezamiento del escrito, es la utilización de un indulto como medio para
"sortear" las decisiones judiciales, con un evidente menoscabo del principio de
separación de poderes, lo que resulta aún más rechazable, cuando de delitos tan
atroces, como el de torturas, se trata.
Y qué decir, por último, del enfrentamiento que mantiene en este momento el
Ministerio con todos los jueces y magistrados, miembros de la carrera fiscal y
secretarios judiciales.
Son todos ellos unos funcionarios cualificados que, con escasez de medios
materiales y una gran sobrecarga de trabajo, suplen con esfuerzo y preparación
las deficiencias, a las que el Ministerio no quiere, o puede, aportar
soluciones.
Los jueces y magistrados en España no están reclamando, ni defendiendo
intereses corporativos, están solicitando mejoras en beneficio de los
ciudadanos, poniendo de relieve las injusticias que para estos se derivan de
leyes como la de Tasas o de la normativa reguladora del desahucio. Cuarenta y
siete jueces decanos de toda España, representando a dos mil jueces, así lo han
puesto de relieve.
Y ante estas reivindicaciones la respuesta es desoladora: ausencia de
diálogo por parte del Ministerio y descalificaciones injustas que han culminado
en un proyecto de ley, actualmente en trámite parlamentario, que al suprimir a
los jueces sustitutos, e imponer sustituciones obligatorias entre jueces, va a
convertir a muchos de estos, ya sobrecargados de trabajo, en una especie de
esclavos, operando en condiciones incompatibles con la función que desarrollan
en un Estado de Derecho.
El Presidente y la Vicepresidenta del Gobierno son juristas de prestigio
que me consta conocen, se preocupan y tienen sensibilidad con los problemas que
arrastra la Administración de Justicia. Al primero apelaban las asociaciones de
jueces y fiscales la semana pasada para tratar de mejorar el funcionamiento de
esta. Los ciudadanos lo esperan y necesitan después de un año de innecesarios
recortes y retrocesos provenientes del Ministerio de Justicia.
Margarita Robles Fernández es Vocal del CGPJ
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (3)
15939 | Albert Martínez - 06/12/2012 @ 13:32:18 (GMT+1)
No puedo estar más de acuerdo con su comentario, Sra. Robles. Al Sr. Ruiz Gallardón le cabe el dudoso honor de ser el primer ministro en nuestra joven democracia que ha sido capaz de poner de acuerdo a todos los sectores jurídicos en contra de sus actos. Jueces, magistrados, abogados, procuradores, fiscales, todos contra la ley de tasas, pero el ministro r que r. ¿Corporativismo? ¿De quién, de jueces, abogados, procuradores, fiscales? Multicorporativismo, sería. Pero el ministro empeñado en que llevamos todos el paso cambiado y él es el único que lo marca bien. ¡Qué no tropiece!
15899 | Pikertom - 05/12/2012 @ 09:07:27 (GMT+1)
Cuquiña, tu sigue a lo tuyo. Pero, hija mía, ya nadie te hace caso, ya nadie defiende lo indefendible, porque el que más o menos ya se siente perjudicado por este impresentable gobierno.
15890 | Cuquiña - 05/12/2012 @ 01:21:17 (GMT+1)
sra Margarita Robles, hay que ver lo que dura y la inquina que ha acumulado desde los felices tiempos en que salí el biministro Belloch flanqueado por doña María Teresa y vd. en situación de enorme emoción con el bordrio que hicieron del código de la democracia. Hablar de gentes sin preparación hablando de Gallardón, suscita el preguntarle a vd. qué le parecieron los penenes que Zapatero nos puso de ministros, como Pajín, Pepiño y Leire ¡esos tenían preparación¡. El constituyente no quiso la politización de la Justicia, fué las órdenes de Felipe Gonzalez las que acabaron con la separación de poderes que seguimos padeciendo.
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