jueves 29 de noviembre de 2012, 09:17h
Algo
hay de cierto en eso de que la mayor parte de quienes pasamos horas y horas
frente a una pantalla de ordenador buscando información, escribiendo artículos, elaborando informes, contestando
a correos, subiendo algún que otro
comentario o fotos a Facebook o lanzando algún tweet de vez en cuando,
tenemos algo de voyeurs...
Sin
embargo, no hay un único tipo de usuario
de PC, ni de internet, como no hay dos ventanas que tengan detrás a
personas mirando, con los mismos intereses
e intenciones, ni tampoco las
tienen quienes discurren al otro lado.
Algo parecido a lo que
sucedía en el caso de la famosa e
inolvidable película de Hitchcock protagonizada por James Stewart: hay muchos tipos de mirones, muchos tipos de
vecinos, y de ventanas, aunque
aparentemente todas sean iguales a primera vista.
En
mi pueblo, como en todos los pueblos de España, son las ventanas situadas en
las plazas principales las más envidiadas por el resto de los
vecinos. Sencillamente porque tienen una posición privilegiada para poder
observar el pulso, el pálpito de cada hora del día en el corazón del pueblo. Hoy la plaza
pública está detrás de cada ordenador y la mirada, la intención, el uso de cada uno de nosotros,
delante del teclado y frente a la pantalla.
Escaparates
Sin
desdeñar el boca a boca, las amistades personales, y hasta los anuncios
clásicos de los suplementos económicos de los grandes
diarios, hoy la mejor forma de ver, por
ejemplo, como está el mercado de
trabajo es, sin duda internet. En solo dos o tres horas puede hacerse un repaso
de los más interesantes puestos
ofertados por las empresas, a través de los más importantes portales de
búsqueda de empleo, y no solo en mi ciudad, sino en todo el país y, hasta en
los países en donde uno esté dispuesto a emigrar que, hoy por hoy, y tal y como
está la situación económica en el nuestro, es una posibilidad más cercana para todos. En los últimos 5 años (2007-2012), por
ejemplo, anualmente, han sido unos
80.000 los compatriotas que han
seguido esta vía y hoy están trabajando fuera de nuestras fronteras.
Internet
es un inmenso escaparate, un permanente
desfile durante 24 horas
diarias, los 365 días del año,
que se desarrolla de forma
simultánea en cualquier latitud y país, en el que se oferta todo tipo de productos, trabajos, viajes,
ideas... Pero, al mismo tiempo, se planean asesinatos, o se incita al fanatismo ideológico o religioso, por no hablar de la extensión de la pederastia o la pornografía...
Todas
y cada una de las propuestas que se ponen al alcance de los internautas pueden ser valoradas objetiva y subjetivamente,
pero es finalmente el individuo (todos y cada uno de nosotros), quienes podemos hacer
o no un uso adecuado y
responsable de esa gran ventana que se nos abrió al mundo hace ahora unas dos
décadas.
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
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