lunes 26 de noviembre de 2012, 07:48h
Noche
electoral en el Majestic. Una noche tibia de noviembre hacía prever que los
deseos de mayorías excepcionales de CIU se alcanzarían, pero lo que acabaron
siendo excepcionales fueron los resultados.. En la sede electoral del partido
del Gobierno en funciones se respiraba aires de victoria, de amplia victoria,
de aquello que el candidato Mas se hartaba de pedir a los catalanes una "mayoría
excepcional".
Más de
400 medios acreditados para la cita electoral. Periodistas de Canada, China,
Rusia, Japón acudían a una cita que apuntaba a convertirse en histórica, en el
inicio de un camino por andar que convertiría a Cataluña en Estado propio.
Simpatizantes y militantes se reunían en un mismo salón del lujosos hotel
barcelonés para vivir esa jornada que aspira a convertir al señor Mas en el
mesías que guiaría a un pueblo hacia el sueño de ser Estado. Pero el sueño de un líder para un pueblo se transformó
en la decisión de un pueblo para su líder. Los miembros de la directiva del
partido nacionalista que acudían al salón electoral compartían confidencias con
los periodistas en un ambiente de pre-fiesta. Hasta aquí el guión esperado.
Un poco antes de las 21h el
primer jarro de agua fría caía en el salón del Majestic. La formación nacionalista
y convocante de elecciones lograba provisionalmente con tan sólo 47 escaños.
Silencio absolutos entre los militantes allí reunidos y murmullos en los corros
de los periodistas. Más de un compañero se frotaba los ojos creyendo que las
gráficas se equivocaban, o que un larga campaña hacia estragos en su fisiología
ocular. Pues no, era real, tan real que en los sucesivos datos que se
facilitaban desde la Generalitat no auguraban una mejora en los resultados.
Sede electoral enmudecida, ambiente que más se esperaba en otras sedes que en
la de CIU. Los pitidos eran generosos cuando en las pantallas salían imágenes
de la sede del PP o ante la imagen de
dirigentes del PSC. Quizá la falta de alegrías propias obligaba a pagarlo menospreciando
al contrario.
La noche transcurría demasiado rápida en el cuartel
general del CIU. El escrutinio avanzaba en una dirección impensable para
cualquiera, así que imagínese para los militantes que allí se habían dado cita.
Las últimas encuestas situaban a CIU fuera de la mayoría absoluta pero muy
próxima a ella, entonces ¿Qué pasaba? Y lo peor estaba aún por llegar. Pasadas las 22 h el panorama ya era devastador,
ambiente gélido en el salón, ambiente donde en una noche electoral que se
presumía festiva, hasta las vibraciones de los móviles se sentían. Apenas los
periodistas allí reunidos tenían espacio en las tertulia de radio y televisión
porque nadie daba crédito a estas cifras a este distanciamiento de aquella,
¿Recuerdan?, "mayoría excepcional". De todos modos todavía había tiempo a
varios aplausos en la sala. El primero de ellos, no lo adivinarían, pues fue cuando
CIU subió de 49 a 50 escaños, se aplaudió como si fuera el escaño de la mayoría
absoluta y por último la alegría llegó con el adelanto en el número de escaños
de ERC sobre el PSC. Ambiente derrotista, eran aplausos desde la incredulidad.
Ya sólo había que esperar al señor Mas y sus
explicaciones. Y llegó. Artur Mas hizo
aparición entre aplausos y vítores de president. Lejos quedan los momentos
vividos el pasado viernes en el Palau Snat Jordi. Cánticos de
independencia abrían paso al president
en funciones cuando se posicionó sobre el atril con una actitud calmada, sin
presencia de decepción en su rostro. El discurso relajado acompañado a su
izquierda por su esposa y a su derecha por el president Pujol. El argumento
elegido para quitar aires de derrota es que Cataluña ha decidido dar el poder a
la única fuerza que puede gobernar, pero que ahora ya no podía ser aquella
intención de un líder, un partido, ahora "la responsabilidad es compartida" dijo
el "herido" líder.
Las caras de Pujol padre e hijo reflejaban incredulidad
ante los inesperados acontecimientos. Un discurso en ocasiones interrumpido por
los ánimos desde el lado los militantes que se habían dado cita en el Majestic.
Los 50 escaños reduciendo en 12 el número logrado en los anteriores comicios no
frenará el objetivo soberanista, así lo ha reconocido al asegurar que, "el
proceso seguirá adelante". El discurso concluye con un reflexión sobre el
proceso que se ha iniciado, con que la mayoría soberanistas es reflejo de esa
petición del electorado y que aunque lejos de los resultados deseados, el apoyo
a un partido que gobierna ha quedado manifestado obteniendo el doble de escaños
que la segunda fuerza.
Mas abandonó la sala en dirección al balcón que da al
paseo de Gracia entre vítores y aplausos , aunque dejando un rastro de
frustración y tristeza. La primera de las expectativas creadas, y primera en la
frente de CIU. Desde el balcón del Majestic Mas hizo referencia a una pancarta
que decía aquello de: "Te hemos dado nuestro voto ahora llévanos al Estado
propio", a lo que prometió que así se hará.
Posteriormente sólo Oriol Pujol, el Secretario General de
Convergencia democrática, dio la cara ante los medios para intentar explicar lo
sucedido aludiendo siempre a que se han ganado las elecciones y que existe una
mayoría soberanista que anima el camino hacia la consulta.
La etapa apasionantes que ese abre ahora para Cataluña
con un Gobierno más debilitado que hace dos años, un Gobierno que necesitará
pactar más que nunca y que no ha obtenido el resultado que esperaba. La
pregunta podría ser, para este viaje, ¿Se necesitaban alforjas? ¿ Están menos
justificadas las intenciones soberanistas que hace 2 meses al convocar las
elecciones?