El plan soberanista del
nacionalista
Artur Mas no obtuvo el resultado esperado en las elecciones
que el presidente de la Generalitat decidió anticipar, se supone que aguardando
un gran éxito. No ha sido así: CiU,
con 50 escaños, pierde 12 respecto a los 62 de 2010. La gran triunfadora es la
independentista ERC, que se convierte en la segunda fuerza con 21 diputados, 11
más. Mientras, el PSC cae al tercer puesto con 20, el PP sube hasta 19 y
Ciutadans triplica resultados, con 9. Los restantes fueron para ICV-EUiA (13) y
CUP (3). En definitiva, parece que la
correlación de fuerzas entre los partidos que apoyan otro Estado y los que no
apenas se altera respecto a los anteriores comicios, ya que las fuerzas
nacionalistas e independentistas (CiU, ERC y CUP) pasan de sumar 76 a 74
diputados y los partidos españolistas (PP y Ciutadans) pasan de 21 a 28
escaños. Entre unos y otros estaría el PSC, federalista, que pierde escaños por
la izquierda y también en la lucha entre quienes se van a los extremos desde el
punto de vista nacionalista y no nacionalista, de modo que habría 87 escaños
soberanistas y 48 no soberanistas.
Estamos, pues, ante un claro
fracaso de
Artur Mas -personal,
más que de CiU- y ante un rotundo triunfo de ERC, con los mejores resultados de
su historia. PP y PSC pueden estar relativamente satisfechos, y no tanto por su
resultado, la verdad discreto, como por las malas expectativas que tenían,
cumplidas solo en parte.
Desde la perspectiva de los intereses españoles
cabe hacer una lectura general de optimismo moderado, por cuanto los catalanes
no impulsan la aventura independentista, pero el Gobierno de
Mariano Rajoy debe
tomar nota y explorar el camino de reformas que traigan estabilidad territorial
duradera en la línea de un posible Estado federal o algo similar, bien pensado
y que finalmente contente a todos. Otra cosa es la gobernación
inmediata de Cataluña, que va a ser francamente difícil, y no solo porque va a
estar muy condicionada por ERC. Como reconoció el propio
Mas, CiU
ha quedado
"lejos de
la mayoría que quería". También dijo anoche que la consulta sobre el
derecho a decidir sigue en pie y que intentará llevarla a cabo
"en las
nuevas condiciones de la política catalana", pero tal vez necesita
meditar un poco más, una vez que lea bien sus malos resultados.
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