lunes 12 de noviembre de 2012, 10:46h
Con motivo de
la reelección de Obama, por muy escasa diferencia, el diario "El País" redactó
un titular equívoco: "Estados Unidos vuelve a soñar". No se sabe si quiere
decir que el resultado abre el camino a renovadas ilusiones o que los votantes "obamistas"
han sido unos soñadores fuera de la realidad. Lo cierto es que el famoso sueño
americano, "the american dream", siempre es una aspiración de futuro y no la
prorroga de un pasado que salva su continuidad por los pelos y con una mayoría
de bloqueo adversa en el Congreso. Dos candidatos nostálgicos del pasado, Obama
de Clinton y Romney de Reagan, se disputaron la presidencia con un electorado
dividido en dos bloques impermeables. Consiguió Obama su segundo mandato, con
menos entusiasmo que el primero, con menor capacidad de iniciativa y sin la
novedad exótica de su primera aparición. Si bien el mundo ha cambiado mucho en
los últimos cuatro años, los políticos han cambiado poco, tanto en el poder
como en la oposición.
La relativa
reforma sanitaria, conocida como "Obamacare" quedará como un paso positivo,
frente al triste espectáculo de millones de personas sin cobertura médica en
una gran potencia económica. Guantánamo sigue sin cerrarse y los repliegues
militares solo son la consecuencia lógica de operaciones ya cumplidas que han
llegado hasta donde podían llegar, es decir, a establecer regímenes menos
amenazantes en los países intervenidos. El desafío nuclear de Irán marcará una
futura estrategia, hoy impredecible pero difícilmente resoluble por las simples
presiones económicas y diplomáticas de la primera fase de Obama. La economía
seguirá el rumbo condicionado por una crisis global multipolar que no se
corregirá con las decisiones exclusivas de un presidente, de un partido, ni de
una sola nación.
El panorama no
es para muchos sueños. Los republicanos tampoco se atrevieron a ofrecer grandes
cambios sino restricciones y obstrucciones a la labor de Obama, llegando a
extremos contraproducentes en los círculos del "Tea party" que no consiguió
moderar por si solo el sentido común de Romney. Se han enfrentado dos conceptos
de América descafeinados, desde dos mitades preestablecidas e incomunicadas:
una tradición liberal que no muere pero no crece y una renovación, más mediática
que real, desgastada por su poca eficacia que, tan poco ha crecido sino bajado
de tono. Dos fórmulas nostálgicas para ir tirando, como las viejas canciones
americanas: "volver a empezar" y "recordar aquellos tiempos del ayer".
Estas melodías
de baja intensidad no son, en sí mismas, buenas ni malas. Quizá el milagro de
la política sea que se adapten instintivamente a la conveniencia de tiempos de
incertidumbre y confusión que vive el mundo. El continuismo y la prudencia son
como un tratamiento de reposo. En vez de "the american dream" nos encontramos
con la perspectiva de una cura de sueño mecida por nanas nostálgicas. Los
problemas los provocarán los locos sueltos e iluminados que nunca descansan en
el resto del mundo, mientras dormitan los de siempre en el viejo partido
republicano o en el desgastado partido demócrata.
Ex diputado y ex senador
Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.
|
elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
|