martes 06 de noviembre de 2012, 10:03h
El poder del presidente de los Estados Unidos no
es el que era hace unos pocos años. Sólo con mirar los números de la economía,
de la deuda, del déficit, del crecimiento resulta demoledora su escasa
influencia real en la resolución de una crisis económica provocada por los
excesos de los que mandan, de verdad. Después de que se desplomara como un
castillo de naipes la burbuja financiera, ni el poder político, ni el judicial
en Estados Unidos han sido capaces de sentar en el banquillo de los acusados a
los responsables directos de esta catástrofe para millones de personas que han
perdido su trabajo, su casa, su familia y una mínima esperanza de futuro. Se
dejó caer a Lehman Brothers y todos coinciden en que fue un error. Durante
estos años de mandato Obama, ningún responsable de las entidades financieras
especulativas se ha sentado ante un tribunal.
Las numerosas reuniones del
denominado G-20 no han conseguido un mínimo acuerdo para reinventar el
capitalismo y sentar las bases que impidan una crisis de la envergadura que
está sufriendo Occidente. En los mandatos de Ronald Reagan se derogaron las
leyes que prohibían una concentración de poder económico excesiva y ahora lo
estamos pagando con tragedias diarias en millones de hogares de todo el mundo.
¿Realmente importa quién sea el presidente de los Estados Unidos? Queremos
pensar que sí. Que la soberanía popular y sus votos son la base del sistema
democrático. Pero todos hemos asistido a la impotencia del primer presidente
negro de los Estados Unidos que consiguió crear unas enormes expectativas de
cambio con su elección. La frustración de esas ilusiones quebradas representa
el mayor lastre para que Obama consiga la reelección.Tiene más cuajo, más
experiencia, pero necesita recuperar la confianza de los votantes. Enfrente, la
opción Romney no despierta pasiones. Ni mucho menos. No ofrece virtudes, sólo
puede ganar por los errores de su adversario. Y tiene un gran factor en contra
de última hora: el huracán Sandy hace saltar por los aires su principal
argumento electoral de confiar exclusivamente en la iniciativa privada, incapaz
y reacia a todas luces de socorrer a todos los damnificados. Para eso está el
Estado Federal. Votan los norteamericanos, mirando su bolsillo y su empleo.
Periodista. Director de 'Atalayar, entre dos orillas'. Colaborador en diversos medios como Punto Radio, Onda Cero, COPE, El Independiente y Colpisa. Colaboro en COPE, Colpisa, TVE, RNE y Diariocritico. Es autor de libros como 'Casco azul soldado español' o 'Misión: Líbano'. También fue director de los estudios 'Cómo informar sobre infancia y violencia' y 'Cómo informar sobre violencia contra la mujer en las relaciones de pareja' en colaboración con el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia.
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