viernes 02 de noviembre de 2012, 11:19h
Aunque
parezca mentira, partidos políticos y sindicatos son las únicas empresas sin
responsabilidad penal por los delitos cometidos por sus dirigentes. Ahora, por
fin, el Gobierno parece decidido a acabar con semejante anomalía.
De
haber existido la citada responsabilidad, hace más de 20 años que los partidos
políticos españoles podrían haber sido disueltos. ¿O es que no nos acordamos de
la financiación ilegal del PSOE mediante las empresas tapadera Filesa y
Time-Export en 1990?
Otro
tanto cabría decir del PP, con el caso Naseiro, por aquellas fechas, y que 20 años después se ha reproducido con
el desvío de fondos hacia el partido durante los Gobiernos de Jaume Matas en Baleares y Paco Camps en Valencia.
Y
es que aquí no se salva ni Dios, como decían los versos de Blas de Otero. La sombra de la corrupción persigue desde el PNV
hasta el Partido Nacionalista Gallego, incluyendo a los sindicatos. ¿Acaso
hemos olvidado el desfalco de UGT a la cooperativa de viviendas PSV entre 1989
y 1993?
Donde
la corrupción ha causado más estragos es en Cataluña, desde el caso Filesa al saqueo del Palau de la
Música por parte de Félix Millet,
pasando por el caso Pallerols, del partido de Duran
i Lleida, y la denuncia de Pasqual
Maragall de que CiU cobraba un 3% de comisión por las contratas públicas.
Y
en un ejemplo máximo de transversalidad e interpartidismo tenemos el caso Bretonia, con la detención de
políticos de Convèrgencia, como Macià
Alavedra, y del PSC, como Bartomeu
Muñoz.
Todo
esto, para que luego digan que los políticos son unos vagos. A la hora de
hacerse con nuestro dinero, está visto que no.
Diplomado en la Universidad de Stanford, lleva escribiendo casi cuarenta años. Sus artículos han aparecido en la mayor parte de los diarios españoles, en la revista italiana Terzo Mondo y en el periódico Noticias del Mundo de Nueva York.
Entre otros cargos, ha sido director de El Periódico de Barcelona, El Adelanto de Salamanca, y la edición de ABC en la Comunidad Valenciana, así como director general de publicaciones del Grupo Zeta y asesor de varias empresas de comunicación.
En los últimos años, ha alternado sus colaboraciones en prensa, radio y televisión con la literatura, habiendo obtenido varios premios en ambas labores, entre ellos el nacional de periodismo gastronómico Álvaro Cunqueiro (2004), el de Novela Corta Ategua (2005) y el de periodismo social de la Comunidad Valenciana, Convivir (2006).
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