Mucha de la culpa de que numerosa
población llegase a odiar a la Iglesia la tuvo la propia institución. No es un
secreto que hasta hace bien poco mandaba mucho, decía cosas terribles
relacionadas con el infierno y pobre del que se apartase de su camino porque
podía tener hasta problemas penales.
Pero todas esas cosas murieron,
afortunadamente, con la llegada de la Transición. Poco a poco, de la misma
manera que fuimos adquiriendo nuevas libertades también empezamos a saber que
no pasaba nada por no ir a misa, ni por vivir en pecado, ni siquiera pasaba
nada por decir lo malos malísimos que eran los curas o incluso ridiculizarlos.
Hemos aceptado, creyentes o no, que la libertad de expresión tiene eso. Que en su
nombre se insulta y aquí paz y después, gloria. Y ojo, eso sólo sirve para la
iglesia porque pobre del que ose hacer cachondeo con colectivos más sensibles
que ya sabemos de qué puede ser acusado. Las normas no son igual para todo el
mundo. Y bien que se encargan algunos de recordarlo. Total, como la Iglesia
tuvo a la Inquisición (hace muchos años de eso, ya, pero ahí siguen
recordándolo)
Pero no quiero yo defender a la
Iglesia que tiene sus cosas buenas y también las malas. Quiero hablar de la
intolerancia e incoherencia de algunos con respecto a las buenas acciones de
los demás. Que Cáritas hace una labor encomiable con sus comedores no es algo
que nadie pueda discutir. Quién haya estado en alguno (y yo he estado) sabrá
que a nadie se le pide carné. De nada. Ni siquiera de pobre. Se da por hecho
que quién va a comer ahí es porque no tiene dinero. No se solicita la
declaración de la renta, mucho menos se solicita carné de creyente. Carné, por
otra parte, que no existe.
La caridad es una de las virtudes
teologales cristianas. Es cierto. Pero no hace falta ser cristiano para ser
caritativo con los demás. También la bondad se le supone a un cristiano y de
gente atea y buena está plagada el mundo afortunadamente. Uno ejerce la caridad
como puede y quiere. Aquí en España cualquiera que haga la declaración de la
renta tiene a su disposición dos casillas, una para la iglesia y otra para ONG.
¿Me puede explicar alguien la diferencia entre ambas actitudes caritativas? Porque
si se denosta la primera, habrá que hacer lo mismo con la segunda. De lo
contrario es un solemne estupidez cargada de odio criticar una sin hacerlo con
la otra.
CCOO es un sindicato que vive
gracias a las desgracias de los demás. Principalmente las que tienen que ver
con el trabajo, su falta o el hambre. Sin los pobres trabajadores explotados su
razón de ser, desaparecería. Por eso conviene cuidar a sus clientes. Y la mejor
manera de hacerlo es permitiendo que existan. Y cuantos más, mejor. Yo tuve mi
propia experiencia con ellos hace unos años y todo menos ayudarme fue lo que
hicieron. Eso sí, me recitaron por activa y por pasiva toda su parafernalia a
favor de los más desfavorecidos (yo era eso en el caso de aquél conflicto con
la empresa). Al final tuve que contratar un abogado por mi cuenta. Pero esa es
otra historia. Su cinismo es comparable a la del obispo que habla de pobreza
desde un palacio lleno de oros. Son las mismas caras de una misma moneda.
A CCOO le molesta sobremanera que
la Iglesia intervenga dando de comer. Es una competencia desleal para ellos.
Los parias de la tierra son de su propiedad. Ellos son los que tienen que
alimentarlos aunque sea a base de dos carritos de Mercadona robados y una vez
cada 50 años. La labor de Cáritas día a día, infatigable e incansable no
cuenta. Y no cuenta porque detrás de ella esta su tan odiada iglesia.
Es por eso que salen con
estupideces tipo comparar a Cáritas con la mafia siciliana. La gente que de
verdad pasa hambre les importa tres cojones. Así de simple y claro. Ellos sólo
van a lo suyo que es, ni más ni menos que mantener en pie su chiringuito. Ni
más ni menos que lo que hizo la Iglesia durante tantos siglos. Esa a la que
tanto critican y a la que tanto se
parecen...pero en lo malo. Al menos la iglesia es caritativa. Ellos, ni eso.