Es evidente que el delito
fiscal es complicado de investigar, pero o los inspectores encuentran
pruebas en el plazo de un año, o deben cerrar el expediente. La
investigación de la red china descubierta en Madrid llevó tres años,
pero porque se inició como una investigación policial y no fiscal. Si
los inspectores de Hacienda hubieran revisado las cuentas de las
empresas implicadas en ese fraude, hubieran tenido que abandonarla sin
resultado.
Dado que el mundo ha cambiado y, con él los artificios de
engaño, las leyes se han demostrado insuficientes para afrontar el
desafío de la delincuencia fiscal. Y las cifras no engañan, más de 600.000 millones de euros estafados a la Hacienda pública están pendientes de cobro.
El ministro de Justicia, Alberto
Ruiz-Gallardón, ha cifrado este martes en un millar las condenas anuales
que dictan los tribunales por delitos de fraude, tanto fiscal como a la
Seguridad Social, y asegura que actualmente hay 600.000 millones de
euros de deuda pendiente de cobro.
Durante su defensa del proyecto de ley de modificación del Código
Penal en materia de transparencia, acceso a la información pública y
buen gobierno, y lucha contra el fraude fiscal y en la Seguridad Social
ante el Pleno del Congreso, Gallardón ha indicado que siete de cada diez
denuncias acaban en condena, lo que arroja un total de unas mil
condenas cada año.
Sin embargo, más de 600.000 millones euros estafados a la Hacienda pública
están pendientes de cobro, en parte porque las liquidaciones
administrativas no se efectúan hasta que concluye el proceso penal, lo
que "causa un gran perjuicio para las arcas públicas".
Los fraudes "preferidos" son evitar el IVA, crear facturas por falsas ventas, contratar en "negro", cobrar
subvenciones indebidas, no prestar los servicios contratados, fraguar
insolvencias, realizar operaciones internacionales fraudulentas, ocultar
capitales y crear empresas "tapadera".
Según un análisis realizado sobre el fraude por la consultora i2
Integrity, el coste del fraude fiscal en España equivale al presupuesto total del sistema sanitario español. El estudio resalta otros datos como un informe de los técnicos de Hacienda que pone de manifiesto que las grandes fortunas y las grandes empresas evadieron a Hacienda 42.711 millones de euros en 2010, un 71% del total del fraude en España.
En solo dos años, 2008 y 2009, el impuesto de sociedades y el IVA
cayeron más de 46.000 millones de euros. El IVA se recuperó, pero el
impuesto de sociedades no, según ha asegurado esta misma semana
Francisco de la Torre, secretario de la Organización Profesional de
Inspectores de Hacienda (IHE).
La primera explicación que se suele dar a la espectacular caída en la
recaudación fiscal, insiste De la Torre, es que resulta inevitable
porque en España se han destruido millones de empleos y porque la parte
de la economía sumergida ha aumentado. Pero eso no explicaría lo
sucedido en 2008. Además, la destrucción de empleo no disminuye los
ingresos empresariales, sino los del IRPF y las cotizaciones sociales.
En definitiva, en España, el fraude fiscal ha aumentado y se
concentra, según los expertos, en grandes grupos empresariales, empresas
transnacionales y en grandes fortunas personales. Las profesiones
liberales o de servicios, en las que tan frecuentemente se centra la
desconfianza de los ciudadanos, son responsables de entre un 20% y un
10% aproximado de ese fraude, lo que no es poco, pero que resulta menos relevante.
Las leyes son 'insuficientes'
Sucede que la reforma penal, que permitirá a Hacienda proseguir con
el embargo ejecutivo sin esperar a la sentencia definitiva, está
retrasada. Y, por supuesto, no afectará retroactivamente a esos famosos
50.000 millones que "duermen" ahora, empapelados, en los grandes
despachos de abogados.
La ley tampoco va a resolver un problema que trae de cabeza a los
inspectores: la obligación de cerrar, con carácter general, cualquier
investigación fiscal en un plazo de 12 meses. Por eso, los ministerios de Justicia, Empleo y Hacienda
han desarrollado este proyecto de ley, que "trata de dar una doble
respuesta que actúe tanto en el cobro como en el reproche penal" a los
defraudadores.
"Pocas normas tienen tanta importancia y repercusión en la vida
ciudadana como ésta. Es la respuesta, largamente demorada, a una
necesidad estructural de defensa de lo público desde el punto de vista
del ciudadano honrado que, con su esfuerzo, contribuye con el
mantenimiento de unos servicios", ha defendido el ministro, recordando
que de depende la "credibilidad" y la "competitividad" del país.
A renglón seguido, ha hecho un breve repaso recordando las
novedades del proyecto, cuyo objetivo último es "hacer más difícil el
fraude, endurecer el reproche penal que merece este tipo de conductas,
dar efectividad a los mecanismos de cobro, impedir que un ciudadano
pueda engañar a otro ciudadano y asegurar que tenemos los instrumentos
precisos para hacer efectiva la solidaridad en el sostenimiento de los
gastos públicos".
Llevarse por intereses políticos
Por todo ello, Gallardón ha reclamado a los grupos parlamentarios
--y particularmente a la Izquierda Plural (IU-ICV-CHA) y PSOE, que han
presentado enmiendas de totalidad contra el texto-- que no caigan en la
"paradoja" de votar contra un proyecto aun "compartiendo parcialmente"
sus objetivos, sólo porque "recelan que haya sido un gobierno de centro
reformista el que vaya a perseguir de verdad la delincuencia de guante
blanco".
"Mal cumpliríamos nuestra obligación con los ciudadanos si,
dejándonos llevar por intereses de siglas, diéramos la espalada a una
iniciativa pionera, valiente, de auténtica vanguardia jurídica y
política, y que supone defender a la Administración, recordando que eso
no significa defender a quienes, de forma temporal o permanente,
ejercemos nuestra responsabilidad, sino defender a los contribuyentes, a
lo público", ha dicho.
Por último, ha recordado que la mayor parte de los ciudadanos
consideran que en España hay "mucho o bastante fraude", y ha instado a
los diputados a hacer de este martes "un día de malas noticias para
todos los que creen que es posible vivir a costa de una mayoría social,
la que se esfuerza, la que tributa y cumple la ley escrupulosamente, y
que hasta ahora se sentía indefensa ante los abusos de los
defraudadores".
"El Gobierno hoy propone una respuesta. Espero que coincidan con
la de quienes en esta Cámara, desde hace muchos años, han hecho un
discurso no muy distinto al nuestro y a quienes hoy no debe frenar su
apoyo por que haya sido un Gobierno del PP quien lo ha propuesto", ha
concluido.
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