Diego I, "El Piquetero"

Ya sabíamos que algunos medios de comunicación habían bautizado a Juan Manuel Sánchez Gordillo como el Robin Hood andaluz tras sus asaltos este verano a los mercadonas, a las fincas y a las entidades bancarias, también conocíamos las andanzas del concejal Antonio Rodrigo Torrijos "El Pipa" durante su mandato en el Gobierno municipal sevillano de Alfredo Sánchez Monteseirín y sus desvelos por prohibir las fiestas navideñas y reconvertirlas en las del Equinoccio de Invierno, lo que ignorábamos es que su coalición política, IULV-CA, instalada ahora en el poder en Andalucía junto a ese nuevo lider socialista en ciernes, Pepe Griñán, "El Tapado", fuese todo un manantial de héroes de pacotilla. El último en destaparse como tal ha sido nada más y nada menos que su secretario general, el butanero de Bollullos Par del Condado, Diego Valderas quien desde su cargo como vicepresidente de la Junta de Andalucía se ha trocado el Diego I "El Piquetero" en apoyo de la huelga general del próximo 14 de noviembre convocada por Méndez y Toxo, los "Pili y Mili" de UGT y CC.OO. 

Lo han podido leer estos días en "Andalucía Crítica". El Consejo Andaluz de IU, que preside Valderas, ha recordado a todos sus cargos públicos tanto en ayuntamientos y diputaciones como en el ámbito de la comunidad autónoma que tienen "la obligación política y moral de estar con los piquetes a disposición de las organizaciones convocantes de la Cumbre Social y ayudando a explicar los motivos sobrados que justifican esta convocatoria de huelga general". Añade el documento que los doce diputados que IULV-CA tiene en el Parlamento andaluz "ya están disponiendo sus agendas para el 14-N en una clave de lucha y no parlamentaria, de manera que van a star en las calles y no en la Cámara andaluza". Como saben, el Parlamento andaluz, a instancias de IU y con la connivencia y el visto bueno de sus amigos del PSOE, ha decidido aplazar ese día un pleno que tenía previsto celebrar. Algo ejemplarizante si tenemos en cuenta que los diputados andaluces serán los únicos trabajadores de toda Andalucía, además, claro, del millón y medio de parados que no tienen otro remedio que estar en huelga, a quienes no les descontarán ni un euro de sus sueldos por no ir a trabajar el día de la huelga general.

Que conste que siento verdadera simpatía por Diego Valderas con quien mantuve unas excelentes relaciones profesionales durante el tiempo que ocupó la presidencia del Parlamento andaluz en los dos años de la legislatura de "la pinza" y me honro de ser el único periodista que asistió a su intervención en el Club Antares cuando, a principios del presente año, presentó su candidatura a la Presidencia de la Junta y nadie daba un duro por su victoriosa derrota. El ahora vicepresidente de la Junta ha sido siempre un comunista dialogante y nada ortodoxo, abierto a la discrepancia tanto interna como externa y poco dado a las alharacas político festivas de algunos de sus compañeros como el alcalde de Marinaleda con quien ha tenido explosivos enfentamientos. Pero está visto que el poder hace mella en los cerebros mejor amueblados. Con este tácito apoyo a los "piqueteros" del 14-N, Valderas no hace sino echar gasolina al fuego que alguno de sus camaradas le exigen tras haber pactado con, como ellos mismos dicen, "los corruptos del PSOE".

Y en esas estamos, con un presidente en funciones, Pepe Griñán "El tapado", más preocupado de lo que pasa en Ferraz y en preparar el posible relevo de Rubalcaba que de los parados, la corrupción y los problemas de Andalucía, y con un vicepresidente, Diego I "El piquetero", alentando a los suyos a asaltar establecimientos y amenazar -e incluso agredir, ya hay precedentes de un concejal sevillano que lo hizo- a quienes no quieran sumarse a la huelga general. Mi pregunta es ¿estamos seguros los andaluces de que éste es el Gobierno que queríamos y que votamos en las elecciones autonómicas? No lo sé. A lo peor estamos sufriendo en nuestras carnes la bofetada que le dimos a Rajoy en la cara de Javier Arenas y muchos estarán arrepentidos de haber elegido aquella papeleta que echaron en la urna en pasado 15-M. Ya es tarde para rectificar. Lo dicho, ajo y agua.

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