He leído en un periódico el testimonio
de un joven lector hastiado de los extremismos separatistas y separadores, y
que por eso tiraba la toalla y se iba de aquí. Y me gustaría responder a su
desgarrada protesta con un mensaje de esperanza.
Ya sé que es difícil encontrar la luz
del túnel en estos momentos. La crisis económica no ayuda ni mucho menos a ejercitar
la sensatez, pero es más necesaria que nunca. No es momento de dar un portazo. No
hay que huir, todo lo contrario, hay que quedarse y luchar para que esto no se
rompa. Hay que tender puentes, desbrozar
caminos, encontrar puntos de encuentro para llegar a acuerdos positivos.
Recuerde, joven amigo. Los políticos pasan, pero España y Cataluña
permanecen. La política es coyuntural, pero nuestra querida tierra es un valor
permanente. Y tenemos que seguir así, unidos con nuestras diferencias, agrupados
con nuestras discrepancias, discutiendo todo lo discutible, pero no para abrir
más las heridas, sino para curarlas definitivamente.
No se vaya, amigo mío. No podemos
permitirnos el lujo de perder más gente valiosa. Quédese con nosotros, porque este
partido lo vamos a ganar.
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