miércoles 10 de octubre de 2012, 08:12h
"Wunderwaffen", o armas maravilla es el nombre de una serie de
asombrosos y letales prodigios técnicos puestos a punto por los científicos del
Tercer Reich. En los últimos meses de la guerra la propaganda nazi insistía en
sus mensajes; el hundimiento podía ser revertido con los rusos a las puertas de
Berlín con una de estas maravillas salidas de los laboratorios secretos.
Algunos de estos artefactos, como la V-1 y V-2 o los aviones a reacción,
llegaron a ser realidad, pero no influyeron lo más mínimo en el curso de la
guerra. Sin embargo, su mera existencia bastaba para justificar la fe de un
pueblo, tan culto como el alemán, en su taumatúrgico führer y en los mortíferos
conejos salidos de su chistera. Porque
la fe en las "Wunderwaffen" puede materializarse en un objeto, encarnarse en
una persona o proyectarse en un concepto.
Creer en las potencialidades mágicas de un fenómeno es un arquetipo
universal, basado en el miedo, el desconocimiento, el deseo y la esperanza.
Para los primeros seres humanos el fuego debió ser lo más abracadabrante de su
existencia. Los primeros forjadores de metal, con sus armas milagrosas se
asociaron con la mitología. Plasmada en mitos de "Wunderwaffen" legendarias como
el martillo de Thor, Durandal, Excalibur, el anillo del Nibelungo o las
Trompetas de Jericó. Cuanto más arreciaba la persecución de los judíos en la
Edad Media más se extendía su fe en la Cábala y en un Golem mágico, capaz de
proteger el gueto con su poder, así como aumentaba el culto al Mesías redentor del
pueblo judío, según lo prometido en la Torá.
Pero también en ese medievo los cristianos creían en las milagrosas
capacidades de la lanza de Longinos, el Santo Grial, el Arca de la Alianza, o
las piedras que tiraba la virgen en Covadonga a los muslimes. Un solo contacto
con las reliquias podía salvar y curar, y cuanto mayor era la crisis
milenarista o más se extendía el contagio de la Peste Negra más ser aferraban
las gentes a su fe en los milagros.
Cada época tiene sus "wunderwaffen". En España, durante la segunda
mitad del siglo XIX y parte del XX fue "La República". En ese concepto
centraban muchos comecuras la misma fe que los devotos católicos en su paraíso.
La república laica podía arreglarlo todo mágicamente, por el simple hecho de
existir. Sin demoras y por decreto-ley, que para eso existen los milagros y los
móviles perpetuos.
Durante el franquismo era la Quiniela, la llegada de Eisenhower a
Madrid, los inventos del profesor Franz de Copenhague en el TBO, el hallazgo de
petróleo en Burgos o el motor de agua desarrollado por el ingeniero extremeño
Estévez Varela, cuyo ingenio pasmaba al mundo entero.
A nosotros nos ha tocado creer en el euromillón y las dietas mágicas. Y
en la Teletienda, con su catalogo de productos milagro limpiadores, adelgazantes,
crecepelos y forja-abdominales en dos días sin esfuerzo. Obama, como el
advenimiento de las repúblicas, centró muchas ilusiones, al igual que el cambio
prometido por el PSOE en el 82, hasta que la terca realidad nos devolvió a la
gris cotidianeidad del boleto de lotería rasgado un día después del referéndum
de la OTAN.
Pero humanos, como somos, seguimos depositando nuestras esperanzas en
las "Wunderwafenn". Algunos parecen creer en Leyes Orgánicas de la Educación;
fórmulas mágicas que por el simple hecho de ser promulgadas, resolverían un
problema secular. "Manca finezza e pazienza". Se necesita una potente y
consolidada clase media y al menos, dos o tres generaciones plenamente
escolarizadas para ir sedimentando un poso cultural y académico. Queremos que
todos los jóvenes españoles sean universitarios, del nivel de la "Ivy League", pero
ya, y sin invertir ni un euro de más. Pensamiento mágico. Y si no funciona
hacemos otra Ley Orgánica. Y otra. Quitamos y ponemos asignaturas como quien da
vueltas al cubo de Rubik sin acabar de cuadrar los colores.
Incluso el ministro Wert, cuando relaciona el auge del independentismo
con el adoctrinamiento en el sistema educativo vasco y catalán, cae en la
ensoñación mágica de atribuir a las estructuras académicas un poder de fantasía.
Por supuesto; el adoctrinamiento nacionalista existe, pero los españoles
sometidos a casi cuarenta años de Formación del Espíritu Nacional según los
principios del Movimiento, catolicismo integrista obligatorio y campamentos del
Frente de Juventudes pueden dar fe de la muy relativa capacidad de la educación
como apisonadora ideológica.
El auge actual del soberanismo tiene más relación con la crisis
española y las quimeras de quienes creen en los mundos de Yupi gracias a las
virtudes sobrenaturales de la independencia. Los alemanes contaron con el mejor
sistema educativo del mundo durante décadas, y sin embargo muchos se entregaron
enfervorizados al irracionalismo, al pensamiento mágico, al ocultismo de la
Ahnenerbe, la Sociedad Thule, a la fe en la supuesta superioridad racial o en
las "Wunderwaffen". Solo la profundidad de la crisis de los años 20 y 30 en
Alemania puede explicar como un pueblo tan culto se dejó cautivar por esas
desatinadas promesas de redención.
Puede que en nuestra profunda crisis actual España ya no sirva de
ideal, ni Rajoy o el Rey de ilusionistas; esa será nuestra culpa cuando el
culto pueblo catalán se deje deslumbrar por la ensoñación de la independencia.
Pero su desencanto cuando no encuentre la Arcadia prometida ya no será el
nuestro.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (8)
14347 | B T-M - 10/10/2012 @ 19:06:12 (GMT+1)
Le deseo toda la suerte del mundo, señor Kroker, siempre que nos prometa usted seguir escribiendo en este periódico que hacemos entre todos...
14344 | kroker - 10/10/2012 @ 17:35:26 (GMT+1)
Qué pena que no tenga demasiado tiempo para reflexionar sobre el artículo, (los plazos procesales solo corren para los abogados), pero bueno, diré por lo menos un chascarrillo. Yo tengo mi wunderwafe semanal, y pongo mi primitiva todas las semanas, total, 3 euros más o menos no se va a notar. El problema está en que le susodicha arma secreta al final funcione, pues me puede costar la prisión. ¿Porqué?, muy sencillo, sentiré un irrefrenable deseo de hacer un corte de mangas en sala.....
14340 | grillo - 10/10/2012 @ 16:00:55 (GMT+1)
Es un placer leerle. Coincido con Ud. en diferenciar la educación ofrecida por una ikastola, teniendo en cuenta su su ubicación. Lo del odio desarrollado al euskera o a lo euskeriko, por los alumnos sometidos al constante acoso habría que matizarlo, quizá simplemente haya más masocas de lo que pensamos...
14339 | Angel - 10/10/2012 @ 15:43:10 (GMT+1)
Como decía el otro: "Estamos rodeados". Wert y su españolismo para "combatir" el catalanismo; y yo que pensaba que la educación debía tender a lo universal, qué equivocado estaba, aquí lo que de verdad importa es que cada cual se conozca al dedillo las peculariadades propias de su terruño.
14338 | B T-M - 10/10/2012 @ 15:27:55 (GMT+1)
Estimado señor Grillo; de antemano agradecerle la lectura del artículo y su testimonio de primera mano sobre el adoctrinamiento nacionalista vasco en las escuelas. Yo matizaría un aspecto. No creo que sea lo mismo una ikastola en el Gohierri, en pleno territorio comanche, que un colegio concertado en Guecho, aunque este municipio esté en manos peneuvistas. La escuela, como trasmisora de ideología, es un amplificador social. Pero por sí sola nada puede hacer para cambiar la realidad. Como siempre, limitaciones de espacio impiden explayarse sobre la infraestructura y la superestructura ideológica. Aunque desde luego, tanto usted como yo conocemos esos casos perpetrados en campamentos de verano donde se ha hecho cargar con mochilas llenas de piedras a los alumnos por expresarse en español. Pero dudo mucho del valor pedagógico de ese castigo. Es más, supongo que esos alumnos desarrollarán un odio implacable al euskera.
14337 | B T-M - 10/10/2012 @ 15:17:51 (GMT+1)
Muchas gracias, Ángel. Ya le echaba yo de menos entre los comentaristas habituales. Me alegro de que le guste el artículo. Para mí es un placer añadido a su respuesta adelantarme a la noticia del día con Wert.
14336 | Grillo - 10/10/2012 @ 15:08:40 (GMT+1)
Sr. Traben. La verdad es que no hasta donde se habrá visto influido el pensamiento independentista por la educación, cuanto por las jodidas crisis de estas últimas décadas, o en qué parte por la publicidad; lo que sí puedo decir, sin miedo a equivocarme en exceso, aunque no lo haya vivido en mis propias carnes -asistí a un colegio privado y mi promoción fue la última en recibir los preceptos de la Formación del Espíritu Nacional, que por cierto, era una autentica María-, es que la educación vasca durante estos años de "democracia", ha influido y mucho en las generaciones que les ha tocado formarse en los colegios públicos, sobremanera en los descendientes de los inmigrantes que acudieron a levantar el País Vasco, desde Castilla, Extremadura, Andalucía, etc. -los maquetos, les han llamado siempre aquí de forma despectiva- y más que por los temarios y los educadores, que también, por sus compañeros de clase que practicaban el acoso y derribo, sin descanso, tanto en los recintos escolares como fuera de estos, perpetrando en ellos un auténtico lavado mental, digno de algunos campos de concentración y cárceles, consiguiendo que en buena parte de ellos enraizara bien hondo todo lo que huela a vasco, que ahora defienden a capa y espada, incluyendo la independencia. A los de toda la vida de aquí, ya se encargaron sus mayores en educarlos en la Formación del Espíritu Vasco.
14329 | Angel - 10/10/2012 @ 12:53:40 (GMT+1)
Buenos días, gran artículo el de hoy. Quizá me repito en demasía pero no puedo por menos que dejarles otra cita de Ferlosio sobre el auténtico formador que rige en la actualidad: "Al mercado pertenece, por lo demás, el que es hoy prácticamente único y supremo educador: la publicidad en general y especialmente la de la televisión. En todos los grupos de edad es la publicidad la que gobierna las pautas y determina los criterios de la comparación social. Esta comparación -hoy elevada al grado de obsesión- es la que dicta la aceptación, la integración y hasta el prestigio social del individuo." Educar e instruir. El País. 29/07/2009
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