La
comisión parlamentaria que investiga los ERE fraudulentos de Andalucía está constatando
una curiosa evidencia: El presidente es el último que se entera.
Cuando
gobernaba
Chaves, el presidente no sabía nada. Después, cuando gobernó
Griñán,
el presidente seguía sin saberlo. Uno se pregunta para qué están los
presidentes. Pues al parecer están para no enterarse nada.
Manuel
Chaves apuntó además otra excusa que ya hemos oído de otros presidentes. Dijo
que se había enterado de todo "por la prensa".
Resulta que desde la Junta de Andalucía se repartía dinero a espuertas a diversos amiguetes,
y nadie sabía nada. Y así pasaron diez años. El dinero voló y solamente saben algo los que han
sido sorprendidos con las manos en la masa. Pero por encima de ellos, todos
tienen su coartada. Todos. Y los presidentes, con mucha más razón. Ellos son los
últimos que se enteran. Y luego, a toro pasado, agarran el periódico y se
enteran de lo que sucedió.
Cuando un político exhibe sin complejos
excusas tan manidas, una de dos, o lo sabía todo y nos está engañado, o no
sabía nada y ha sido engañado. O es un cínico o es un pánfilo. O es un caradura,
o es un bobo solemne. Ustedes mismos.
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