lunes 24 de septiembre de 2012, 08:10h
Este es un país de contrastes donde casi nadie quiere estar donde está y
donde nadie confía en el otro. El Gobierno duda en tomar decisiones, cuando
sólo está para eso, y la oposición ni se opone, porque también anda buscando su
lugar. Una parte del país propugna abandonarlo al mismo tiempo que todos
apuestan por ceder poder a las instancias europeas. Los bancos no prestan dinero,
se lo quedan y los empresarios cierran empresas en lugar de abrirlas. Los sindicatos no se preocupan por los
trabajadores -ni siquiera por los suyos, a los que despiden con la menor
indemnización posible- y los desempleados, no todos, prefieren cobrar el paro
antes que buscar un empleo. Es normal que cunda la desmoralización.
La mayor parte de los ciudadanos y de los empresarios cree que la
situación económica es mala o muy mala y todos opinan que va a empeorar. Crece
el paro hasta límites insoportables, pero si un extranjero se mueve por
nuestras calles, será difícil que imagine que aquí hay crisis. Y cuando
preguntas a los ciudadanos de uno en uno, la mayoría manifiesta que es feliz,
que están satisfechos con su vida y que no prevén que vayan a vivir peor.
Pero culpan de todo a los políticos, que se han convertido en puching
ball de todas las críticas. ¡Qué corrupción! Pero casi ninguno denuncia la
economía sumergida, en la que están muchos de ellos o sus hijos, ni les parece
mal no pagar con IVA cuando se lo ofrece algún electricista o un albañil, ni
desprecian una recomendación que ayude a "agilizar" un asunto o acelerar un
trabajo, ni les parece mal que le quiten el sueldo a los políticos, aunque
ninguno aceptaría ser diputado en esas condiciones. Los jóvenes quieren
trabajar en su casa y ni se plantean irse fuera y los que se van, en la mayoría
de los casos lo hacen porque no les queda más remedio. Y los padres se quejan
de la educación de sus hijos, pero son permisivos, no acuden al colegio o,
cuando lo hacen, quitan toda autoridad al profesor...
En el fondo la mayoría de los españoles criticamos todo lo que se nos
pone por delante, pero estamos encantados de habernos conocido y no sabemos lo
que significa la autocritica, ni estamos dispuestos a cambiar nuestros hábitos,
nuestro modelo de vida ni a renunciar a los servicios sociales, aunque no haya
un euro para pagarlos. Queremos buenas carreteras, mejores escuelas, una
sanidad excelente y todo gratis. Y pensiones más altas. Y si hace falta
rescate, que Europa lo de, pero sin pedir nada a cambio ni obligarnos a
pagarlo. ¿Todo es culpa de los políticos? Tal vez ninguno se atreve a decirnos la verdad porque se temen que no
tenemos ningún interés en conocerla. ¡Con lo bien que se vive echando la culpa
a otros y descartando cualquier responsabilidad propia! Por cierto, ¿qué fue
del 15-M y su impulso crítico, deslumbrante y renovador?
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (3)
13659 | Esteban - 24/09/2012 @ 21:11:53 (GMT+1)
¿Quiere el columnista decir que el españolito de a pié ha arruinado el país? A otro perro con ese hueso.
Puede que el rescate, sea la última esperanza que nos quede. Los ajustes, recortes tendrían que ser "de caballo", y D. Mariano ya se sabe que de tocar algo, no va a ser el gasto público, los privilegios de CCAA y demás "mamandurria oficial" y promover que los que los políticos que han gestionado mal las Cajas no se vayan de rositas, todo quedará en la más vergonzante impunidad como la Gürtel, eso sería lo decente.
13651 | ¡ojo! - 24/09/2012 @ 19:52:32 (GMT+1)
Impresentable (para la RAE) es escribir "kilates"
13603 | Pikertom - 24/09/2012 @ 12:10:15 (GMT+1)
¡Qué los desempleados prefieren cobrar el paro antes de buscar empleo! ¡Qué sí un extranjero pasea por nuestras calles y no se da cuenta de la miseria que se encuentra por las esquinas! ¡Qué sí preguntamos a los ciudadanos nos dicen que son felices y están contentos de su situación! ¡Qué somos unos quejicas por pedir pensiones dignas y sanidad o educación públicas! ¡Qué solo sabemos denunciar a los políticos corruptos sin pensar en nuestra posible corruptelas! ¡En qué país vive usted! Usted es un impresentable de muchos kilates.
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