Rubalcaba simplifica sus ideas económicas
lunes 24 de septiembre de 2012, 08:01h
Parece que
lo uno lleva a lo otro: conforme la actual dirección del PSOE, de
acuerdo al mayor calor de la calle, adopta posiciones más
confrontacionales, retoma las ideas más simplistas en el campo
económico. Después de algunos meses de intentar poner algo de
cabeza a la compleja situación económica del país, ahora parece
haber regresado a las recetas de siempre: para salir de la crisis la
solución es aumentar la presión fiscal, gravando a las sociedades y
las grandes fortunas. Dicho de otra forma, para reducir el déficit
público hay que poner el acento no en los gastos sino en los
ingresos ¡Brillante y novedosa idea!
La verdad es
que no es exactamente esa la experiencia reciente del PSOE, porque el
Gobierno de Zapatero también le dio un poderoso hachazo a los
gastos, pero ahora el PSOE solo dice que algunos recortes serían
necesarios, pero no como lo está haciendo el PP, sino diferenciando
con más cuidado. Claro, Rubalcaba no nos dice cual sería el volumen
de los recortes, porque eso mostraría que no les salen las cuentas,
pero esa postura les da margen para unirse al coro que rechaza
olímpicamente los recortes del Gobierno. Astucia discursiva y poco
rigor económico. Eso es todo.
Pero veamos
el asunto desde el ángulo de los ingresos. Como se sabe, hay dos
vías fundamentales para aumentar los ingresos públicos: un buen
crecimiento económico y una mayor presión fiscal. Por lo general,
el Estado de Bienestar europeo se ha basado en la conjunción de
ambas cosas: sobre la base del crecimiento sostenido, los gobiernos
(principalmente los socialdemócratas) han aumentado la presión
fiscal para dotar al Estado de los servicios sociales necesarios. La
crisis actual de ese modelo ha procedido de un menor crecimiento de
la economía real y un crecimiento exponencial del capital financiero
especulativo, mientras los gobiernos seguían aumentando los gastos
como si no pasara nada. Eso condujo a una crisis caracterizada por
los dos factores que se complementan: caída del crecimiento y
desequilibrio financiero.
Pues bien,
ya estamos metidos en esa profunda crisis desde hace cinco años y la
recesión continúa; así que la pregunta del millón sigue incólume:
¿Cómo se sale de esa crisis desde una economía basada en la
actividad privada? Pues parece obvio: tratando de que las empresas,
grandes y pequeñas, vuelvan a encontrar atractivo invertir para
hacer negocio. Sin ese incentivo, que es decisivo en una economía
privada, todos los intentos por crear demanda desde el sector público
son altamente peligrosos. En pocas palabras, para volver a activar la
economía real es necesario hacer evidente que hay tasa de ganancia
para el capital invertido o por invertir. Desde luego, eso significa
ahora retrocesos para el sector trabajo, sobre todo en términos de
salarios y estabilidad laboral. Y decirle otra cosa a la gente es
mentirle descaradamente. Desde una socialdemocracia responsable el
camino está en otra parte: en tratar de que ese retroceso necesario
del factor trabajo sea lo más ordenado posible, evitando heridas
sociales innecesarias, pero sin hacer demagogia: los recortes son
necesarios y significan un retroceso social inevitable.
¿Y qué
hacer con el sector público? En primer lugar, aprender de la
experiencia de Obama: tratar de golpear al empresariado en medio de
la crisis sólo contribuye a agravarla. Poner mayor presión fiscal a
las sociedades en medio de la crisis sólo provoca el desincentivar
las ganas de invertir para hacer negocio. Es decir, contribuye a
mantener la recesión. Por eso el regreso de Rubalcaba a hablar en
estos términos es demagogia o irresponsabilidad, aunque no puede
excluirse una mezcla de ambas.
Ahora bien,
eso no significa desentenderse de las palancas económicas del sector
público. Definitivamente, es necesario impulsar suave pero
determinadamente políticas anticrisis, aunque ello, dentro del euro,
depende ahora mucho más del BCE, que de nuestro Banco Central,
porque, entre otras cosas, ya no tenemos política monetaria propia.
Por eso, el
arte del asunto consiste en una política mixta de recuperación del
equilibrio financiero, al tiempo que comenzamos a impulsar una acción
progresiva de aumento de la demanda desde el sector público. Se
trata de una política compleja y que necesita de buen pulso, para
evitar, por un lado, la tentación al recorte sistemático y
exclusivo, porque ello también conduce y mantiene la recesión, y,
por el otro, evitar las medidas tradicionales de presión sobre el
empresariado para aumentar los ingresos públicos.
Lamentablemente,
lo que tenemos hoy en España son precisamente estas dos actitudes
polarizadas: el PP, aunque habla de una política combinada de
estabilidad y apoyo al crecimiento, sigue haciendo mucho más lo
primero que lo segundo (aunque para su descargo, es cierto que esa es
la política imperante en Bruselas), y por su parte, el actual PSOE
parece tirar por la borda las sutilezas y, para congratularse con la
presión social, emite ahora un discurso económico simplificado y
obsoleto.
Se ha
repetido muchas veces, pero parece necesario insistir en ello: la
crisis actual nos enseña que las actuaciones públicas de mayor
control económico debieron hacerse antes, cuando todavía no había
explotado la burbuja. Y de cara al futuro es necesario entender que
este retroceso del factor trabajo es de carácter temporal, porque
mantener deprimido ese factor es malo a largo plazo, no sólo para la
gente sino también para la productividad económica. Pero de
momento, tanto la insensibilidad social de la derecha, como el
regreso irresponsable a las palancas fiscales sobre el empresariado,
son exactamente las dos cosas que no hay que hacer.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (2)
13622 | Enrique Gomáriz Moraga - 24/09/2012 @ 17:06:08 (GMT+1)
Estimado Pikerton, seguimos con una cultura política de la exageración y la polarización. Lo que entiendes del articulo no esta dicho en ningún lado: nadie está planteando un regreso al liberalismo decimonónico. Eso simplemente lo inventas. Lo que se dice es que frente a la política simple del recorte no se puede oponer la política simple de la presión fiscal. ¿No leiste que la alternativa es "una política mixta", que necesita "de buen pulso" para combinar equilibrio financiero y apoyo al crecimiento?
13602 | Pikertom - 24/09/2012 @ 11:46:00 (GMT+1)
No se mucho de economía, lo básico y poco más. De este artículo solo saco una conclusión, y es que para tener a los empresarios contentos e inviertan su dinero para crear empleo y riqueza hay que darles todas las facilidades posibles e imposibles, que paguen pocos o ningún impuesto y que los nuevos empleados cobren sueldos míseros y sin ningún tipo de derechos. Bien, eso ya está pasando, pero supongo que los empresarios esperan muchos otros beneficios. También parece claro, en el artículo, que otra clase de política económica es pura demagogia. Estupendo. Ya me quedo más tranquilo.
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