lunes 17 de septiembre de 2012, 17:40h
La lideresa madrileña ha tirado la toalla y ha
dimitido como presidenta autonómica y como diputada regional en una acción
absolutamente sorpresiva y sorprendente. Pero en lo que podría sonar como una derrota política, puede estar su victoria: Esperanza Aguirre no ha dejado nada claras las razones de su dimisión. ¿Es su enfermedad? ¿Son motivos exclusivamente
personales? ¿Por qué ha hablado de motivos personales y políticos en su anuncio
ante los medios de comunicación?
Si
Aguirre hubiera deseado cerrar de verdad un ciclo político hubiera explicado
sin lugar a dudas que se va porque está cansada, porque está enferma o simplemente
porque ya está harta, porque ha cumplido su ciclo y porque le apetece la vida
familiar. Pero Aguirre ha sido específicamente ambigua, no ha querido cerrar el affaire, sino
que ha dejado abierta la carpeta a propósito, dando lugar a todo tipo de interpretaciones -y especulaciones-
políticas, y eso a quien hace daño es a Rajoy.
Lo que
sí es rigurosamente cierto es que muy pocos sabían este lunes que Aguirre iba a
anunciar su dimisión. Apenas un círculo muy reducido de colaboradores que
incluía a su vicepresidente y presunto sucesor, Ignacio González, y a su jefa
de Comunicación, Isabel Gallego, sabían lo que iba a anunciar Aguirre tras su
encuentro con Rajoy en La Moncloa. La sorpresa entre sus otros colaboradores ha
sido total, según confiesan medios muy próximos a la lideresa. ¿Por qué ese
secretismo? Para evitar filtraciones, sin duda, como ha reconocido la propia
Aguirre, pero ¿no hay algo más detrás?
Porque
es extraño que Aguirre lo anuncie así -no por la forma teatral en que lo ha hecho, que la dimisionaria
siempre ha sido muy dada a la escena-, en la forma, en el fondo, en el
tiempo: justo cuando acaba de conseguir uno de sus grandes sueños -el 'eurovegas'-
y cuando acaba de salir indemne y fortalecida de un debate sobre el estado de
la región en el que, además, ha hecho promesas para las próximas elecciones. Muy
extraño todo.
Lo
cierto es que con esta dimisión -Aguirre ha dicho que dejará también la presidencia
del PP de Madrid porque no quiere 'bicefalias'- se lo pone muy difícil a Rajoy.
Primero, porque o Rajoy traga con el sapo de Ignacio González y le nombra
candidato o abre un melón en Madrid de incalculables consecuencias en un
momento en el que el presidente del Gobierno necesita más apoyos que nunca.
Segundo, porque al irse Aguirre, y anunciar también que se va del PP de Madrid,
se abre un periplo sucesorio donde puede pasar de todo dentro del propio partido.