miércoles 12 de septiembre de 2012, 07:58h
Casi terminado el
verano y las inevitables fiestas podemos hacer balance, un año más, de los
tradicionales sacrificios de toros y cabras. Una muestra más del choque entre
el campo y la ciudad. En el medio rural el animal es una herramienta anónima,
una bestia al servicio del hombre; si sirve y vale más muerta que viva se la
mantiene con vida. Si no...
Ese concepto del
animal como "cosa" rentable es lo que lleva a sacrificar en los pueblos a los
galgos que ya no sirven para cazar. O a los toros, si es más lucrativo escenificar
su sacrificio en la plaza de una ciudad.
Otras veces es un
burro, como en el carnaval de Villanueva de la Vera. En esas fiestas se ata y
arrastra un asno por las calles, mientras es sometido a todo tipo de vejaciones.
En Aduna, en Guipúzcoa, los pollos son enterrados hasta el cuello, y luego los baseritarrak, con los ojos vendados,
tratan de cortarles el gaznate. Más frecuente es que los pollos, patos o gansos
cuelguen de las patas, cabeza abajo. Entonces la diversión es la decapitación,
bien a caballo, como en la riojana localidad de Nalda, o desde un bote, como en
Lequeitio. En este puerto de pescadores, la civilización decreta que se mate al
ganso antes de colgarlo. En Manganeses de la Polvorosa, un pueblo de Zamora, se
tiraba una cabra desde un campanario en honor a San Vicente.
Y así podríamos
seguir llenando folio tras folio. Pero estos días destaca en las noticias El
Toro de la Vega, en Tordesillas, alanceado hasta la muerte por jinetes o
infantes. El de este año se llamaba Volante,
y los del pueblo no están muy contentos; parece que las reglas y el protocolo
son muy estrictos, y se le ha dado muerte donde no se debía y a manos de quien
no tenía ese derecho.
Siempre que se
pregunta a los lugareños por el significado de las fiestas con animales estos
hablan de la tradición, pero eso no es más que una simplificación. Si estas
fiestas no cumplieran otras funciones hubieran desaparecido hace mucho. ¡Oh,
sí! Hay un rescoldo de tradición basada en las zoomaquias más ancestrales, esas
que representaban de forma ritualizada la lucha entre la precaria humanidad y
la vida salvaje, y en las que el triunfo del hombre representa el dominio y la
superación del atávico miedo a los osos, leones, lobos o toros salvajes. O
animales mucho más pequeños que pueden acabar con un niño pequeño.
Las fiestas con
sacrificios animales tienen también algo de "Potlach", un término que alude a
las fiestas de destrucción de bienes con los que competían diferentes tribus de
las costas del Pacífico canadiense.
Por supuesto también
cumplen con su rol de iniciación a la vida masculina, de rito de masculinidad,
asumiendo el riesgo implícito en correr delante de los toros. Pocas son las
chicas que se ven en los encierros, en los "bous
a la mar" o arrancando cabezas de gansos. El goteo de muertos y heridos que
se produce todos los veranos en las fiestas veraniegas, casi siempre por los
toros, hace renacer el sentido de las zoomaquias por un lado, también el del Potlach, pues no hay mayor derroche que
el de la vida humana, y, por supuesto, el de "tener lo que hay que tener" para
"ser hombre" "ser macho" afrontando, sin arrugarse, a la poderosa bestia.
Pero también hay
otra función esencial; la del papel del animal sacrificado como animal totémico
unificador de todo un pueblo. Esa función de tótem aumenta de manera
directamente proporcional en la medida en que los forasteros critican su muerte
violenta y pública. Paradójicamente, cuanto más se protesta en defensa de los
animales más se encona el pueblo en su derecho consuetudinario a seguir
sacrificándolos. Así, si Bildu acaba con las corridas de toros en San
Sebastián, exacerba la defensa de la tauromaquia en otros sitios. El
nacionalismo actúa aquí como una cortina de humo, pero la acción-reacción es
ajena a esa ideología. Si el gobierno de Convergencia prohíbe los espectáculos
con toros tiene que frenarse con los "bous al carrer", pues los pueblos de la
Cataluña profunda lo ven como una imposición de la ciudad. Cuando se prohibió
tirar a la cabra desde el campanario en Manganeses de la Polvorosa, se
arrojaron dos. Gila hubiera dicho que si no saben aguantar una broma que se
vayan del pueblo.
Como cada verano, la
noticia salta con el enfrentamiento entre los defensores de los derechos
animales, como PETA, PACMA (Partido Animalista contra el Maltrato Animal) o
personajes conocidos, como Arturo Pérez Reverte, Manuel Vicent, Rosa Montero y
una larga e ilustre lista se alzan en defensa de los derechos animales.
¿Derechos animales? ¿Pueden los animales tener derechos?
A medida que aumenta
el porcentaje de personas que viven en ciudades cambia la relación entre el ser
humano y los animales. El urbanita contemporáneo no ve a los animales que se
come o cuya leche se bebe. Los animales con los que trata son puramente decorativos,
como los peces de acuario, o de compañía, generalmente perros y gatos. A
diferencia de las bestias anónimas que se sacrifican por cientos de miles de
modo industrial, los afortunados canes y mininos que comparten nuestras vidas
tienen nombres propios y un pasado común con nosotros; son ya miembros de la
familia.
El inglés,
sabiamente, utiliza el impersonal "it" para referirse a los animales cuando son
anónimos, pero "he" o "she", como las personas, cuando se les ha personificado
con un nombre propio. No hace tantos años, en muchas culturas con una
mortalidad infantil atroz, no se ponía nombre a los niños hasta que no cumplían
siete u ocho años. Así nadie se encariñaba demasiado con ellos. No como con Volante, el toro de Tordesillas. O los
toros indultados por su casta, como Comendador,
Idílico o Belador, reflejo de los valores e ideales masculinos de una
sociedad mediterránea rural y tradicional; machos combativos, incansables y
procreadores como sementales. Así es como el toro se convierte en el tótem
nacional, materializado en la silueta del anuncio de Osborne, indultado también
en la publicidad viaria.
Las sociedades que
han llevado mucho más lejos que nosotros su revolución urbana, y que la
iniciaron mucho antes, como el Reino Unido, son en las que nació la defensa de
los derechos animales. Y no por casualidad. Por eso la Europa industrializada
ve a los españoles como un pueblo cruel con otros animales. Y dentro de España
son Cataluña o el País Vasco, las zonas más industrializadas desde hace más de
un siglo, donde son más activos los movimientos antitaurinos o en defensa de
los animales, solapándose la mentalidad urbana y el nacionalismo periférico. La
paradoja es que si la critica se percibe como un ataque hecho por "los otros" la
defensa de La Fiesta se atrincherará en el patrioterismo más añejo.
Foro asociado a esta noticia:
Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (8)
13064 | Angel - 13/09/2012 @ 12:11:11 (GMT+1)
Buenos días, pues avise cuando publique eso, será muy grato leerlo. Un saludo.
13034 | Traben-Mitbe - 12/09/2012 @ 20:37:38 (GMT+1)
A todos, muchas gracias. Algún día, Ángel, tal vez escriba algo sobre la ampliación del concepto "humanidad" a lo largo de la Historia. Desde los tiempos en que sólo los miembros de nuestra tribu alcanzaban semejante estatus, pasando por la fase del racismo, cuando el término se circunscribía a una estirpe concreta, hasta llegar al nacionalismo, que limita los plenos derechos a una pequeña porción de la humanidad con de un determinado pasaporte. Por eso tiene tanta razón, el señor Króker, cuando en un comentario a otro artículo, contrapone socialismo con nacionalismo, un contubernio que se ha dado tanto en Cataluña con el PSC como con Madrazo y EB-IU en el País Vasco. Por otra parte, señor Króker, agradecerle, cómo no, su comentario como disculparme por ese olvido, tan peninsular, de las Islas Canarias y sus peleas de gallos y perros. Y a Manina que entiendo su vergüenza, pero tenemos un rey que mata osos como Mitrofán o elefantes en África por ¿deporte? Como Franco gobernaba en sangrientas cacerías, como el ministro de justicia Bermejo y el juez Garzón se divertían matando, no recuerdo bien, creo que ciervos, o Fraga urogallos.
13033 | kroker - 12/09/2012 @ 19:57:06 (GMT+1)
Sin las adhesiones inquebrantables de la Sra. Pepis, he decir que "la ha clavado" esta vez; no se puede estar más de acuerdo con la forma y sobre todo con el fondo, de su artículo. Es más, creo que esas ideas, las personas medianamente inteligentes las tienen, lo que pasa que, o no se atreven a decirlas, y si dicen algo, es solo lo políticamente correcto. Como siempre, empiezo por criticar lo mío, más que nada por aquello de la "paja en el ojo ajeno". En Canarias están prohibidas las corridas de toros desde hace años, las de gallos se mantienen en la isla de La Palma, con el pretexto de la tradición indiana y cuatro chorradas más. Las de perros, hace muchos años que lo están, desde tiempos de la dictadura pero no por el maltrato animal, sino por la fuertes sumas que se cruzaban (prohibición del juego) y se cruzan en apuestas. Y digo cruzan, porque las peleas clandestinas de perros continúan. De vez en cuando se descubren en algún profundo barranco, cadáveres de estos animales, que se ve han sido utilizados en tan deleznable espectáculo.
El presa canario, es una máquina de matar equivalente a un pitbull, pero menos traicionero, y por ello, creo que eso no viene de atrás, de los tiempos aborígenes (como la lucha canaria) y claro, el atavismo nacionalista no se ha atrevido todavía a reclamar que semejante "evento" figure entre el acervo nacional canario, como por otro lado si han mantenido en el continente en relación con esas prácticas que usted describe. Creo que mantener tradiciones porque sí, lo único que nos lleva es al atraso, a mantener una especie de statu quo que para algunos debe ser inalterable. No sé, a lo peor Mas y sus secuaces lo que pretenden en el fondo es recuperar los viejos usatges, casi lo están consiguiendo.
13023 | manina - 12/09/2012 @ 18:28:41 (GMT+1)
Otro verano mas sintiendo vergüenza de vivir en un país en el que se consiente y se jalea el torturar hasta la muerte a los animales ¿no hay nadie que pare esto?. Estos salvajes abusos de tan mal gusto. Gracias Sr. Traben por hacer alusión en su articulo ha este tema. Otra vez vuelvo avergonzarme de ser española.
13021 | Angel - 12/09/2012 @ 18:12:36 (GMT+1)
Buenas tardes, gran artículo, me uno a la Srta. Pepis, yo también soy lector asíduo suyo. Al respecto les voy a recomendar un ensayo de Victor Gómez Pin: Entre lobos y autómatas: La causa del hombre (Espasa, 2006), en el que el autor defiende el humanismo clásico frente a los "extremistas" que pretender equiparar a los hombres tanto a máquinas (supuestas "inteligencias artificiales") como a animales. Un saludo.
12980 | Traben-Mitbe - 12/09/2012 @ 11:32:19 (GMT+1)
Véase al respecto, en la sección "impresentables" de éste mismo diario, como no sólo han vuelto los toros a la retransmisión de TVE, si no que el martes, El Norte de Castilla daba cuenta de una lamentable noticia. Una vaca parió un ternerillo en plena plaza de toros de la población de Laguna mientras participaba en una capea. Al parecer... ¡nadie sabía en la ganadería ni en el equipo veterinario que estaba preñada! Significativa la sección donde se ubica la noticia.
12979 | Traben-Mitbe - 12/09/2012 @ 11:26:32 (GMT+1)
Muchas gracias por su comentario, señorita Pepis. Le agradezco su entusiasmo, aunque las adhesiones incondicionales siempre me han dado, no sé, como un cierto "repelús", por decirlo con un término que por algún motivo me parece "pepisiano". Esas devociones son las que acaban por endiosar y ensoberbecer a los alcaldes mesiánicos con estola, a entrenadores de fútbol avinagrados con zurriago y a dictadores con brazos de santa momificados en la mesilla de noche. Brazo enhiesto en saludo romano, por supuesto. Pero quedo muy agradecido y a sus pies, señorita, siempre a sus pies.
12972 | Srta.Pepis: - 12/09/2012 @ 08:21:05 (GMT+1)
Estupendo artículo Sr.Traben, como siempre muy iluminador y bien informado. Soy su fan incondicional y por supuesto lectora acérrima.
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