No lo han podido hacer peor
Mariano Rajoy y
Jorge
Fernández en el caso del preso terminal
Uribetxebarria. Se le ha enfrentado
hasta
Mayor Oreja. Su caso, era de manual. Pero mientras,
Basagoiti grita que
hay que votar al PP para que España siga siendo España (¡que débil la ve!), hay
que recordar la doble vara de medir que tienen las Asociaciones de Víctimas y
la ultraderecha mediática. Y ahí está el caso
Galindo.
Galindo tan solo cumplió cuatro
de los 75 años de prisión a los que fue condenado por secuestrar, torturar y
asesinar en 1983 a
Lasa y
Zabala, dos presuntos miembros de los octavos de ETA
pm, cuyos cadáveres fueron identificados 12 años después. Fue el primer
crimen de los GAL.
El 1 de octubre
de 2004, Galindo, que tenía 65 años, abandonó la
cárcel de Ocaña para nunca volver. Aunque no se le clasificó todavía en tercer
grado, su situación era incluso mejor. La decisión, exclusivamente de
Instituciones Penitenciarias, se justificó en que el ex general padecía una
grave enfermedad cardiovascular. No se le impuso ninguna medida de control,
aparte de la escolta policial obligada por haber sido un responsable de la
lucha antiterrorista.
En enero de 2005, el juez central de Vigilancia Penitenciaria, que ya era
José Luís de Castro, lo clasificó en tercer grado, en el que todavía sigue,
destacando que había pagado la responsabilidad civil a las víctimas. Aquí como
se ve en el caso Galindo y en el caso Uribetxebarria hay dos varas de medir, y
la ultraderecha sigue estando con Intxaurrondo.
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