La chapuza de la amnistía fiscal

La lucha contra la crisis exige que el dinero oculto salga a la luz, y que disminuya el volumen del fraude fiscal, que alcanza cantidades exorbitantes.  Al equipo económico del Gobierno se le ocurrió la peregrina idea de pactar con los defraudadores una amnistía fiscal, con el consabido escándalo de los ciudadanos que habían cumplido la ley, cotizando a Hacienda hasta el último euro.

Pero, como lo importante era aumentar la recaudación, el Gobierno se mantuvo firme y decidió aplicar la amnistía, confiando en que de esta forma, se ingresarían, como mínimo, unos  2.500 millones de Euros.

Nada más falso. Hasta el momento, Hacienda solamente ha conseguido 50 millones de euros y la cifra no tiene visos de aumentar. Ha quedado bien patente que los defraudadores no necesitan dar ese paso. ¿Para qué cambiar? La lucha contra el fraude, en nuestro país, dista mucho de ser eficiente y el dinero negro continúa siendo un dinero seguro.

En definitiva, lo que parecía una fórmula magistral se ha convertido en un descomunal fracaso. Hacienda ha recibido un sinfín de críticas y ha recaudado una miseria. Y una vez más hemos vuelto a ser víctimas del peor de nuestros defectos: La chapuza.