jueves 06 de septiembre de 2012, 08:15h
Púchicas, hacía mucho tiempo que no
me agarraba un temblor tan fuerte. Creo que desde uno que me sorprendió en
Chile, no había vuelto a tener la sensación de que el edificio realmente se
podía venir abajo. Sin embargo, la cantidad de hierro que le ponen a las
construcciones en San José de Costa Rica parece que funcionan. No se reportan
daños severos en los edificios de la capital. Claro, otra cosa es en Nicoya,
lugar del epicentro (situado exactamente a 20 kilómetros dentro del mar),
porque ahí si se han caído edificios y casas de vecinos.
En todo caso, no he podido evitar la
comparación: si en Lorca fue de 5.1 y pasó lo que pasó, figúrense si hubiera
sido de 7.6, casi hubiera desaparecido la ciudad. Mi juicio es que en Lorca
nunca se tomaron en serio el factor sísmico al construir. Esperemos que las
autoridades hayan aprendido al respecto, a la hora de otorgar los permisos de
construcción.
Ahora, mientras Costa Rica trata de
regresar a la normalidad, la pregunta para los sismólogos es: ¿en realidad era
este el que estábamos esperando? Desde hace unos quince años, los expertos
habían previsto que se iba a venir un terremoto fuerte en esa zona, porque la
placa de Cocos seguía tratando de meterse por debajo de la placa del Caribe.
Pues bien, ahora la cuestión consiste en saber si este era el que se esperaba o
es solamente el anticipo. Esta posibilidad no es tan insólita porque eso fue lo
que pasó hace unos años con el terremoto de La Chinchona: primero hubo un
temblor fuerte, cercano al grado 6, y a la semana siguiente, cuando todos
creían que había pasado lo peor, llegó el terremoto de verdad.
Porque lo cierto es que en esta
ocasión, aunque han habido 150 réplicas, sólo una ha superado el grado 2, lo
cual es bastante inusual: regularmente hay réplicas mayores tras un terremoto
superior a 7 grados. Así que bajo la aparente calma hay un alto nivel de
incertidumbre acerca de si este ha sido el esperado o todavía no. Pero bueno,
eso nos pasa a la especie humana: seguimos insistiendo en poblar territorios
altamente sísmicos, así que hay que aceptar que esas tierras tiemblan. Y tratar
de construir en condiciones adecuadas.