Entramos
a fondo en un mes complicado, que abre un otoño supercomplicado para
España, para Europa y también para el planeta entero. Cabe
preguntarse si los líderes del mundo, con
Obama, que pone el juego
su estancia en la Casa Blanca, a la cabeza, son capaces de gestionar
el futuro que llega. O si los dirigentes de Europa, con
Merkel,
enfrentada a unas importantes elecciones en Alemania, y con los
responsables de la UE -los
van Rompuy, los
Durao Barroso-en el
puesto de mando, merecen ocuparlo. Y, claro, es legítimo
interrogarse, a la vista de lo que ha ocurrido y lo que no en estos
ocho meses, si
Mariano Rajoy y su equipo pueden pilotar en solitario
todo lo que nos viene este septiembre, este otoño, el año
próximo.
Yo
no tengo una respuesta clara, ni como elector, ni como ciudadano, ni
como periodista, para juzgar las capacidades de esta gente con tanta
responsabilidad a sus espaldas. Sí es cierto que Obama se está
encontrando, de cara a sus elecciones de noviembre, frente a un
potente equipo republicano cuyas recetas son las opuestas a las que
él ha puesto en marcha. Merkel casi ha puesto en pie -lo dicen,
con exceso y con sarcasmo, sobre todo los franceses-una especie de
Cuarto Reich sin botas ni bayonetas...ni demasiado éxito. Por lo que
respecta a los 'cabezas de huevo' que regentan la UE, son comoría
de aurora boreal: ni una idea original cabe en esos cerebros, que
tampoco, por lo demás, quieren albergar nuevas concepciones de la
vida.
El
caso español es, desde luego, el que mejor conozco. Valoro las
cualidades de Rajoy y sopeso los que para mí son sus defectos, entre
ellos su incapacidad de liderazgo como estadista. Aguardemos a ver
cómo se las compone en su próximo encuentro, este jueves, con la
canciller alemana, Angela Merkel, antes de emitir un nuevo veredicto.
No seré yo, en todo caso, quien quiera clavar clavo alguno en el
ataúd que algunos, incluso próximos, quieren fabricar para Mariano
Rajoy, porque estoy convencido de que, simplemente, ahora falta una
pieza de recambio; todo lo que tenemos a mano en estos momentos es un
Gobierno que obtuvo mayoría absoluta hace nueve meses y un equipo
ministerial bien intencionado que nada como puede, y forzoso es
admitir que puede poco. Y, ya que no podemos confiar en que todo lo
que este Gobierno emprenda salga bien y menos aún en que nos guste
-el propio Rajoy confiesa a quien quiera oírle que a él tampoco
le gusta lo que tiene que hacer--, sospecho que tendremos que
afianzarlo en lo posible.
De
ahí la idea, que tan machaconamente venimos algunos sustentando, de
que es necesario un gran pacto político, sindical, autonómico,
social, que ayude a Mariano Rajoy a levantar el vuelo y a completar
la Legislatura,
cosa que algunos, ya digo que también en el PP, se permiten dudar
incluso en algunos medios de comunicación. Puede que Rajoy solo no
pueda hacer frente a los dictámenes negativos del Banco Central
Europeo, a la creciente contestación interna y a los recelos
externos, a los intentos de disgregación territorial -el estado
autonómico se encuentra en gravísimo riesgo--, al
nacional-pesimismo de unos ciudadanos empobrecidos y
desmoralizados... Pero lo que sí tengo claro es que hoy por hoy
nadie en solitario está capacitado para salir con bien del marasmo
que nos llega.
En
lo que, entiendo, Rajoy se equivoca es en pretender aferrarse a su
mayoría absoluta y a que él sabe bien lo que está haciendo. Su
mensaje pretendiendo infundir confianza a la población choca con los
desmentidos con los que casi cada día se ve obligado a tapar los
huecos que la realidad le está imponiendo cotidianamente. Me
dicen que desdeña e ignora los consejos de quienes le sugieren que
emprenda una ofensiva política en toda regla: vive pendiente apenas
de los avatares y los afanes de cada día, que no son pequeña cosa.
Y, así, pendientes
apenas de la corteza del árbol, que no nos deja ver el árbol y
mucho menos el bosque (ahora, nueva desdicha, encima chamuscado),
nadie puede avanzar, ni en solitario ni en equipo. Y menos cuando las
heladas se anticipan ya a septiembre.
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Lea el blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>>