Escribo este comentario cuando ya seguramente muchos cientos de miles
de personas empiezan a preparar las maletas para regresar a sus
hogares. Los españoles que han disfrutado de vacaciones las han
abreviado en muchos casos y tengo la impresión de que emprenden el
retorno con un nudo en el estómago, del que quien suscribe, por
supuesto, tampoco se libra: ¿qué nos va a ocurrir este otoño? La
verdad, dudo que incluso el propio presidente del Gobierno, fuente de
mucho -que no todo-poder, tenga una respuesta certera y segura a esa
pegunta. Y eso es lo malo: la incertidumbre genera muy poca confianza
y dificulta la empatía con un Ejecutivo que nos ha repetido muchas
veces 'dejádnoslo a nosotros, que sabemos lo que tenemos entre manos'.
Ojala de veras lo sepan, porque...
...porque ya hemos dicho que este ha sido un verano poblado de
silencios oficiales y en el que polémicas estériles y nombres que no
merecen demasiada atención, desde
Uribetxebería Bolinaga hasta,
salvadas sean todas las distancias desde luego,
Ruiz Mateos o
Sánchez
Gordillo, se han hecho con los titulares. Y, así, vemos a un ministro
polemizando con un duque y a unas fuerzas de seguridad paralizadas
ante una manifestación ilegal en Bilbao en la que se pide la
excarcelación de un cruel verdugo; y sí, yo apoyo a ese ministro
frente al duque, frente al alcalde de Marinaleda y, repito, salvadas
todas las distancias, también en el respaldo a la excarcelación de ese
tipejo, más allá de los debates sobre si su enfermedad es terminal o
no. Pero todo ello ha sido acompañado de peleas en los medios lesivas
para el prestigio de España y tan estériles como artificiales.
...y espero que sepan lo que se traen entre manos porque la plausible
prolongación del subsidio -subsidio es, y no plan Prepara; 'preparar'
¿para qué?-se ha hecho, desde las instancias oficiales, con tan
escasa simpatía hacia las personas que van a recibirlo que muchas de
ellas pueden sentirse vejadas y hasta bajo la lupa de la sospecha.
Como si quien ha agotado la prestación por desempleo quisiera seguir
viviendo del cuento a costa de nada menos que 400 eurazos mensuales y
darse la gran vida sin buscar trabajo. Yo sé, porque lo he comprobado
personalmente, que los ministros de
Rajoy, y menos aún el propio
presidente, no piensan así y han hecho un esfuerzo para prorrogar este
subsidio. Pero, en política, las formas son tan importantes como el
fondo y, a veces, da la sensación de que el Ejecutivo debería extremar
las muestras de cariño hacia los ciudadanos, que bastante
apesadumbrados están ya, en lugar de tratarlos con esa fría
profesionalidad de entomólogo que es conducta que facilitan las malas
cifras macroeconómicas. No puede ser que un español de a pie que se
sienta casi al borde de la indigencia se considere moralmente peor
tratado que el etarra Uribetxeberría Bolinaga, dicho sea con todas las
salvedades, cautelas y distancias que usted quiera.
...y también espero sinceramente que Rajoy y sus ministros sepan lo que
se traen entre manos porque no acabo de ver un Plan, con mayúsculas y
digno de tal nombre, surgido de las reflexiones veraniegas, cuando
hemos pasado el cabo de las Tormentas de los nueve meses desde que las
elecciones generales dieron la victoria al Partido Popular. Las
grandes reformas que exige la nación, desde la
constitucional/territorial hasta la del mercado de trabajo, pasando
por la energética -que esa es otra: ¿qué hacen dos ministros en un
duelo a garrotazos desde los periódicos?-- se alargan en el tiempo.
Quizá, claro está, porque las urgencias cotidianas aprietan y hay que
acudir, en el interior y en el exterior, con la manguera para sofocar
demasiados incendios, reales y sobre todo metafóricos.
Pero ni Rajoy puede eludir estas reformas ni puede dar la espalda al
método para sacarlas adelante, que no es otro que llegar a un gran
pacto con las restantes fuerzas, o con las más importantes de ellas.
Lo digo con la mano en el corazón: espero muy de veras que el hombre
atribulado que hoy lleva el timón de la nación, porque le toca, porque
así lo hemos querido y porque detrás, hoy por hoy, no hay nadie como
relevo, acierte. Nos va a todos mucho en ello.
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Lea el blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>>
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