Claro que me encuentro entre los que piensan que un gran país,
además de por las cifras macro y microeconómicas, además de por sus monumentos
y su porcentaje de universitarios, además de por el número de sus premios Nobel,
es eso, grande, también por sus éxitos deportivos. Faltaría más. Por eso mismo
me he quedado un poco atónito ante la aparente falta de apoyo oficial, cifrado
en presencias de autoridades, dado a nuestros deportistas olímpicos, que, al
final, han hecho un papel mejor del que de ellos se esperaba, aunque haya sido
en deportes de escaso tirón popular. Ahora todas esas autoridades que brillaron
por su escasa presencia en los estadios británicos, sacarán pecho y recibirán a
los galardonados con medallas, compartiendo así foto con los triunfadores. Que
ya se sabe que la 'photo opportunity' ayuda a ganar elecciones, según
repiten los máximos 'medallistas' en esta materia, los norteamericanos,
que este verano prosiguen una campaña que culminará en noviembre, dicen por
ahora las encuestas, con la reelección de Obama.
Pero, claro, ni los avatares de la campaña estadounidense,
en la que, sin embargo, tanto nos va, ni siquiera los Juegos Olímpicos (y mira
que a nuestro presidente del Gobierno le gusta el deporte, al menos como
espectador), captan ahora la atención de una clase política absorta en el
misterio insondable de cuándo llegará un nuevo 'diktat' procedente
de la UE o de
alguna de sus ramificaciones, y qué alcance tendrá esa nueva 'recomendación/mandato'.
Créame usted, amable lector, que no envidio nada las (por otra parte,
merecidas) vacaciones herméticas de un Rajoy que está, dicen, pasando por los
peores momentos de su vida, ni las de unos ministros que andan como
desaparecidos, si no es por la excepción de alguna comparecencia en un palco lejano,
acompañando al Rey en una corrida de toros gaditana.
El Gobierno ni tiene casi nada que decir, ni casi nada que
aventar, y mira que están pasando cosas. Y eso, ya lo hemos dicho, es malo,
porque los titulares se llenan de sanchezgordillos, de marinaledas, de saqueos
a supermercados y ocupaciones de fincas y de martingaritanos con la cara dura
de pedir 'humanidad' al Gobierno para con el inhumano carcelero de
Ortega Lara. Creo, en suma, que el Ejecutivo no debería estar tan ausente, así,
en bloque, durante la mitad de un mes de agosto que, si no fuese por el calor,
por los incendios que nadie apaga en febrero y por la masificación costera,
casi no parecería un mes de agosto de verdadera liberación vacacional.
Por eso cabe preguntarse qué ocurrirá después de las
olimpiadas, cuando arrecien las reclamaciones sobre esos 400 euros de la
prolongación del subsidio del paro, cuestión acerca de la cual nadie, si
exceptuamos unas ambiguas declaraciones del portavoz parlamentario del PP Alfonso
Alonso, ha dicho cosa concluyente, y eso que el plazo prescribe este miércoles.
O cuando se ennegrezca (más aún) el panorama ante un otoño casi inevitablemente
caliente, por mucho que los sindicatos vayan a esforzarse para que no sea, al
menos, tórrido.
Pero, claro, no parece haber nadie a quien preguntar sobre
tales asuntos, porque la cabina de guardia parece haber estado vacía, al menos
hasta este lunes. Me dicen, eso sí, que los teléfonos están al rojo vivo, pero
los simples mortales no podemos establecer nuestra confianza en base a lo que
se digan los ministros y el presidente entre sí, o en base a lo que estén
hablando Rajoy y Rubalcaba, que no creo que hayan, menos mal, cortado sus lazos
este mes de agosto en el que parece que no pasa casi nada excepto que el
medallero olímpico ha crecido más de lo previsto. Pero pienso que, en lo subterráneo,
sí que están pasando otras cosas, que deben ser las que están copando el tiempo
de todas esas llamadas por los teléfonos rojos que impiden que Rajoy, los
ministros y el líder de la oposición, al menos, puedan disfrutar plenamente de
su veraneo... Pues, para eso, haber ido a Londres a animar a nuestros
chicos y chicas compitiendo por un metal, hombre.
-
Lea el Blog de Fernando Jáuregui:
Cenáculos y mentideros
fjauregui@diariocritico.com