viernes 10 de agosto de 2012, 21:17h
Lo ha vuelto a conseguir. Es un experto en marketing político y su
imagen, tez cetrina, tupida barba y pañuelo palestino al cuello, ha
vuelto a ser portada de televisones y prestigiosos diarios
internacionales, al mismo nivel que los ataques de las fuerzas de Al
Asad a la ciudad siria de Alepo. Volvemos a las andadas de aquellos
lejanos años ochenta del pasado siglo en los que el estereotipo andaluz
de preferencia para medio mundo era la lucha jornalera y la ocupación de
fincas de los terratenientes por el SOC de aquel trío de la bencina
compuesto entonces por Gordillo, Cañamero y Casero. No quería escribir
de Juan Manuel Sánchez Gordillo porque, en realidad, es eso lo que
siempre ha buscado, que hablen de él aunque sea mal. Le gusta más salir
en los papeles que a un tonto un lápìz. Y vaya si lo logra. Finalmente
no tengo más remedio que intentar dar una opinión sobre este
tercermundista asalto a los supermercados porque, para desgracia de
Andalucía y de los andaluces que queremos sacar nuestra tierra del siglo
XIX, es la indudable serpiente de este tórrido verano del 2012.
Conozco
al sempiterno alcalde de Marinaleda desde que, en compañía del ahora
socioecologista Paco Casero, era un maestro de pueblo admirador del Che
Guevara que soñaba con convertir su pueblo en un islote revolucionario
dentro de una Andalucía que estrenaba autonomía y cuyo primer gobierno
socialista tenía como bandera la reforma agraria. Gordillo fundó el
Sindicato de Obreros del Campo y junto con otros líderes campesinos
inició un proceso de revolución pacífica que pretendía cambiar las
estructuras de poder. Las continuas ocupaciones de fincas le dieron una
popularidad nacional que aprovechó para convertir Marinaleda en una
especie de paraiso socialista en el que no había paro gracias a las
continuas subvenciones de la Junta y en el que el sistema de
cooperativismo le cambió la cara completamente al deprimido pueblo de la
Sierra Sur sevillana. Sus acciones, amplificadas por numerosos medios
de comunicación, le acreditaron como un nuevo líder campesino capaz de
lograr éxitos que ninguno de sus camaradas podía ni soñar. En 1992, a
las puertas de la exposición Universal de Sevilla, tanto el Gobierno
como la Junta, para evitar problemas sociales, le concedieron a
Marinaleda la explotación de la finca Los Humosos, que había sido
expropiada a Rumasa con lo que Gordillo conseguía así su sueño de lograr
"la tierra para el que la trabaja". La actual ocupación de la finca
"Las Turquillas" pretende algo similar.
Resulta curioso comprobar
como el modelo Gordillo, anclado en las revoluciones iberoamercanas de
los años 50 y 60, fue potenciado por diversos medios de comunicación
afines al PSOE, así como por intelectuales de izquierdas que veían en la
figura del alcalde de Marinaleda a un ejemplo para lograr que Andalucía
para abrir un nuevo camino a un progresismo que iba perdiendo
referencias con las caida de la Unión Soviética. Tal vez por ello, Juan
Manuel Sánchez Gordillo cambió su "look" enfundándose el cuello en el
pañuelo palestno e integrándo su grupo, la CUT-BAI, en la nueva
coalición Izquierda Unida-Los Verdes-Convocatoria por Andalucía,
liderada por el PCA. Así llegó a su escaño en el Parlamento andaluz en
el que continúa actualmente.
Su particular forma de entender la
política le ha causado numerosos problemas dentro de IULV-CA con duros
enfrentamientos con su coordinador, Diego Valderas quien sólo le
mantiene porque sabe que supone un buen numero de votos de la Sierra Sur
de Sevilla. Su negativa a abandonar la Alcaldía de Marinaleda,
incompatible según el PSOE y su partido con el puesto de parlamentario
andaluz, y sobre todo su oposición a que la coalición de izquierdas
firmase un pacto de Gobierno con Pepe Griñán, le han granjeado más de un
expediente que le amenazaba con la expulsión.
La última acción
del SAT (antiguo SOC), del asalto a los supermercados y la amenaza de
ocupar bancos no es sino un acto más de Gordillo para acrecentar su
poder y poner en un brete el apoyo de Valderas a Griñán. Hay algún
gilipollas que lo ha llamado el "Robin Hood de los supermercados", yo,
qué quieren que les diga, el apodo que más le cuadraría a Juan Manuel
Sánchez Gordillo en estos momentos, y que me perdonen los "clowns", es
el de "payaso sin fronteras"
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
11544 | Pikertom - 11/08/2012 @ 11:27:27 (GMT+1)
Se puede estar a favor de este sindicalista, también se puede estar en contra. Las dos opciones son validas. Lo que no es valido es que un periodista trasnochado que nunca aporta nada, solo odio y rencor contra los que no piensan como el, se dedique a insultar a troche y moche. Le recuerdo a este periodista que payasos hay muchos, y en el periodismo, sobre todo si es partidista, abundan, casi son una plaga.
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