jueves 09 de agosto de 2012, 17:17h
Félix era de izquierdas, pero de una izquierda
civilizada, no simpatizaba con ETA, y no creo que decidiera morirse por
reprocharle al esperpéntico alcalde de Marinaleda su machada de asaltar
el palacio de verano del supermercado, como si fuera un Curro Jiménez.
En el extremo del ring Pepe Sancho, en la otra esquina Sancho
Gracia, y en medio, no como árbitro, sino como amigo y mediador de los
dos, Álvaro de Luna, que intentaba todas las semanas, y alguna fiesta de
guardar, que los dos trenes expresos no chocaran de frente.
A pesar de todo, los tres grandes actores llenaron las plazas de
toros de media España con un espectáculo pueril y divertido que
rememoraba el éxito indiscutible de una de las grandes series de
televisión. Y los tres habían brillado, y lo seguirían haciendo, en el
cine y en el teatro.
Hoy toca hablar de Félix, porque como decía Larra es su día de las
alabanzas, pero no cuesta mucho, porque el actor que creció en Uruguay
con la mítica Margarita Xirgu, llevaba en la sangre la pasión y la
facilidad de interpretar, como Pepe, como Álvaro.
La gracia de Félix (Sancho para los carteles) era eso que ahora se
ha dejado en manos del director de reparto (casting para los pijos) y
que consiste en elegir a un tipo con un físico que, nada más aparecer
en la pantalla, la gente diga: "es el traidor, es el bueno, es un
policía secreta, es un impotente, es un chulo o es farmacéutico". Con
Félix daba igual. Los grandes directores de escena, fuesen José Tamayo,
Miguel Narros o Gustavo Pérez Puig, no necesitaban pensar en el físico,
porque Félix podía hacer de Calígula o de cura, y todo el mundo, a la
décima de segundo de su aparición, quedaba convencido de que el tipo del
escenario era una tirano loco o un sacerdote con mucha bondad y poco
dinero.
La Gracia de Sancho era ese escaso don que no se adquiere por
mucho que se estudie a Stanislavsky, y que la vieja diosa Talía reparte
con bastante usura y solo alcanza a unos pocos. Entre esos escasos
agraciados estaba Gracia, Sancho, Félix para los amigos que se duelen de
su mutis definitivo.