Las chicas son guerreras... y medalleras
martes 07 de agosto de 2012, 12:01h
De 'annus mirabilis' a 'annus horribilis'. Pongamos que se habla escribe
de deporte español y del petardo -anunciado o casi, pero no se esperaba
tanta contundencia- en Londres. Un fracaso relativo, no por el ridículo
número de medallas conseguidas hasta ahora, dos platas y un bronce,
sino porque de él se escapan las féminas, guerreras ellas, que son, con Mireia Belmonte,
doble metal, y Maialen Chourraut, las únicas que se han colgado los
preciados metales al cuello. Y no sólo eso, es que, por ahora, y ya
llevamos las tres cuartas partes de los Juegos, la mayor opción a
estrenar los oros es para otra brava mujer, Marina Alabau, que salvo
tremebundo fallo la tiene prácticamente ganada.
De modo que en este que va a ser y está siendo el siglo de las mujeres,
que ya era hora, las españolas se han adelantado, al menos en algo tan
mediático como las mal llamadas Olimpiadas -esta denominación sólo
corresponde al tiempo entre unos Juegos y otros, ahora cuatro años-,
donde a la par que estas heroínas suben a los altares deportivos, los
hombres descienden y descienden y descienden. Además, este protagonismo
femenino agrega el valor simbólico de que sucede en la primera
competición olímpica en que todos los países, todos sin excepción -incluyendo a los que legislan según esa religión tan antifeminista que es la musulmana-, han
enviado mujeres.
Pero no sólo Marina nos va a regalar su presea, es que otras que nunca fallan son las de natación sincronizada, de momento terceras, aunque con opciones de plata -las rusas son inalcanzables-. Pero no sólo Marina y el dúo dinámico y mágico que forman en la piscina Andrea Fuentes y Ona Carbonell, no sólo. Porque la gloria medallera apunta igualmente a dos equipos -femeninos, por supuesto- con los que no se contaba a prioiri alcanzasen el podio. Pongamos que se habla/escribe de las chicas del balonmano, ya metidas en cuartos de final, y las de waterpolo, auténtica revelación, que disputarán las semifinales.
Y hay que añadir que tras el petardo, ese sí, de Marta Domínguez -muda para los periodistas, perdiendo así la ocasión de explicar las causas de su bajón- que pasó de favorita a un pésimo décimosegundo lugar, quizás la única presea que España se lleve en atletismo pueda ser la de Ruth Beitia en salto de altura, donde igualmente figura entre las más serias aspirantes. Lo dicho/escrito: a falta de un juicio final, cuando acaben los Juegos, sobre este 'annus horribilis' para los otrora triunfadores hombres, es justo y necesario, es nuestro deber y salvación (del deporte español) recordar aquella mítica canción de Coz -sí, Coz, como la que han dado las deportistas españolas-: "Las chicas son guerreras". Y medalleras. Y olé.