lunes 06 de agosto de 2012, 16:29h
La sonda robotizada "Curiosity" no representa
el fabuloso instinto de la curiosidad humana, o, cuando menos, no el de
lo mejor de ella. Según sus factores, el carísimo artefacto empleará
dos años en descubrir "los secretos de Marte", como si haciendo fotos se
pudiera, salvo que se sea un artista de la fotografía, desvelar secreto
ninguno. El misterio no es fotografiable, ni discernible, ni
analizable, ni mensurable, pues los misterios es lo que tienen, que son
misterios, por lo que lo más probable es que el "Curiosity" haya ido a
Marte a otra cosa. O a nada. Por lo demás, lo más seguro es que el
planeta rojo sea un sitio como otro cualquiera, sin mayores secretos ni
misterios que los corrientes.
Si fuera la curiosidad la que ha impulsado al "Curiosity", la NASA
podía tranquilamente haberse ahorrado el coste de esa chatarra
espacial: aquí mismo, sin salir de éste nuestro planeta líquido que
paradójicamente llamamos Tierra, hay una porción de cosas a las que
merecería la pena prestar alguna atención. No son exactamente
misteriosas, salvo que la maldad y la estupidez humanas que están en su
origen lo sean, ni secretas, pues están a la vista de quien quiera
verlas, pero son nuestras cosas y rezuman injusticia, dolor, fuego y
sangre por todas sus costuras: el genocidio de Siria, los fuegos de
España, las conspiraciones dinerarias... Nadie las ataja, las bandas de
militares genocidas continúan bombardeando las casas, las escuelas, los
hospitales, ¡y hasta los cortejos fúnebres de las propias víctimas de
los bombardeos!, nuestros montes siguen abrasándose, y los
especuladores, muchos de ellos entronizados en puestos de alcurnia
institucional, mantienen su tran-tran de miserabilizar a los pueblos.
Tampoco es cosa, ciertamente, de culpar de todo eso al robot
"Curiosity", que como buen robot carece de sentimientos y bastante hace
con irse a la otra punta del espacio a fotografiar un descampado, que es
lo primero que ha hecho al posarse en Marte. Pero sus dueños, que
manifiestan tan poca curiosidad por lo próximo y lo tangible, por lo
humano al fin, sí que tienen delito: el de cerrar los ojos aquí y
abrirlos en Marte.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (3)
11679 | profglickman - 14/08/2012 @ 11:37:50 (GMT+1)
Sin duda debes ser, como poco, primo hermano del que escribe, o te paga bien para que digas sandeces en su defensa. Y que creas que los arriba mencionados deben ser meros "escritores" de sci-fi de serie B, o que el número de papers acumulados en PubMed es el no va más que un ser humano puede hacer de bueno para contribuir a la ciencia (popularizarla entre millones de personas durante décadas es de perdedores, claro!) ya da idea de que tienes, como poco, la misma cultura científica que tu primo escribiente. Te pondría un par de enlaces para que te ilustraras antes de hablar sobre quién de los mencionados fue un premio Nobel de física, quién fue el primer proponente del uso de los satélites de telecomunicaciones o quién fue asesor científico de la NASA en misiones interplanetarias durante décadas, pero te ahorraré el bochorno de tener que leer en inglés, pelotudo!
11327 | Pikertom - 07/08/2012 @ 12:18:24 (GMT+1)
Profglic.... No has entendido ni papa del articulo, debe ser porque cuando te ponen un articulo un poco profundo se te nubla el cerebro y te da por decir estupideces e insultar en plan marciano. Poner como ejemplo a los escritores que mencionas como la panacea de la investigación científica es, si me lo permites, de una ignorancia que traspasa lo aceptable. Vete a la escuela, que todavía estas a tiempo, majete.
11315 | profglickman - 07/08/2012 @ 11:19:59 (GMT+1)
¿Pero quién es este ignorante que escribe? Otro más recurriendo al manido argumento de "con la de problemas que tenemos aquí, ¿para qué ir al espacio?". Imagino que el supuesto articulista, como tantos otros estólidos (que son legión), debe imaginar que los millones de dólares que se invierte en un programa espacial se meten dentro de la nave en saquitos con el símbolo del dólar pintado y se van a Marte donde se pierden para siempre... pobre ignorante! Lea usted un poco a Carl Sagan, Richard Feynman, Arthur C. Clarke o a Isaac Asimov e infórmese antes de defecar otro artículo parecido!
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