Beneteau y Gasquet les ganan fácil: 7-6 y 6-2,
Feliciano y Ferrer pierden en su lucha por el bronce y nos dejan sin otra posible medalla
sábado 04 de agosto de 2012, 17:52h
Otra posible medalla con la que se contaba que se esfuma, y van... Porque las aspiraciones de los tenistas españoles
David Ferrer y Feliciano López de lograr presea en los Juegos de
Londres se vieron truncadas este sábado tras perder contra otra pareja
francesa, Julien Beneteau y Richard Gasquet, en el partido por el bronce
disputado en el All England Tennis Club de Wimbledon.
Tras la derrota sufrida el día anterior contra los también
galos Michael Llodra y Jo-Wilfried Tsonga en una prolongada semifinal de
tres horas y media, Ferrer y López acusaron la presión mental y, a
pesar de haber arrancado el encuentro dominando, sufrieron de una
gradual falta de concentración que los llevó a perder la posición en la
pista y, tras un disputado primer set, que requirió del 'tie break',
entregaron el segundo a los franceses por un cómodo 6-2.
El partido, sin embargo, había comenzó bien para el tándem
español. Salieron firmes a la pista y mostraron un tenis certero, con
convicción, forzando los errores del adversario. Inicialmente se notaba
que la frustración de la previa, en la que habían visto sus opciones de
oro desvanecerse tras un tercer y último set de 33 juegos, les había
dado fuerzas extra.
Sus rivales de hoy, sin embargo, habían caído antes los
poderosos hermanos Bryan, por lo que dejaron la furia para la pareja
española, que aspiraba a evitar repetir los errores contra los cabezas
de serie número dos de estos Juegos, ante los que habían llegado a
desperdiciar cuatro bolas de partido. En principio, sobre la misma pista
1 mostraron una compenetración superior a la de sus adversarios,
quienes depositaron el mayor peso en un saque favorecido por la hierba
de Wimbledon.
JUEGO IGUALADO.
No obstante, la presión del podio pareció desestabilizar su
tenis y ya en el cuarto juego del primer set vieron cómo los franceses
contaban con un punto de 'break' que, sin embargo, supieron resolver,
gracias especialmente a un certero Ferrer atrás. El desequilibrio, sin
embargo, se dejó notar y los galos se llevaron el siguiente juego en
blanco.
Era por tanto momento para recuperar la potencia de los
primeros lances y restablecer la balanza, pero el fantasma de la
semifinal anterior pareció dominar a los españoles, que pese al buen
juego del alicantino en la red y un López seguro en las bolas cortas,
cayeron víctimas de una inquietud que afectó a su tenis y permitió a los
franceses el segundo juego en blanco.
La afrenta los hizo reaccionar y devolvieron el golpe sin
ceder un punto gracias a la voluntad del quinto del ránking mundial, que
luchó por cada bola, sin dejar huecos, y un López que se mostró más
confiado en el saque. El repunte de moral tuvo su recompensa en el juego
siguiente, en el que tuvieron hasta dos oportunidades de 'break' por
primera vez en el partido, si bien errores atrás les impidieron
rentabilizarlas.
A pesar de los nervios, aguantaron su saque y condenaron al
primer set a decidirse en un 'tie break' en el que los galos apostaron
por el servicio. El toledano falló con el suyo y regaló una ventaja que
los galos no dejaron escapar. Con boleas imposibles de devolver y la
mala fortuna de sus rivales, que toparon con la red, Beneteau y Gasquet
se llevaron la primera manga ganando puntos a los españoles con su
servicio hasta en tres ocasiones.
REPUNTE DE MORAL
La victoria en el set inicial dio a los franceses una
inyección de moral como si la medalla estuviese colgada de su cuello,
pero Ferrer y López aprovecharon la euforia y estuvieron a punto de
llevarse el primer juego en blanco. Sin embargo, en su siguiente
servicio, errores sobre todo en red, dieron a los galos hasta tres
puntos de 'break', con doble falta del alicantino incluida.
Los franceses dejaron escapar dos, pero un magnífico revés de
Gasquet, imposible de devolver atrás, comenzó a cementar las
posibilidades de incrementar el porcentaje galo del podio de dobles
olímpico. Era la primera vez que les rompían el servicio en el partido y
aunque los españoles tiraron de rabia, los nervios los llevaron a
cometer errores y, nuevamente, los restos atrás se convirtieron en el
flanco de ataque.
La falta de comodidad en la pista era evidente, especialmente
la de López, agarrotado con su saque, y dieron a los galos un nuevo
juego que les daba una ventaja de cuatro sets a uno. Una excelente volea
de Beneteau se encargó de sellarlo, dejando en el marcador, además de
la superioridad numérica, una barrera psicológica difícil de combatir
para los españoles.
Como consecuencia, se produjo una falta de concentración
directamente proporcional a la euforia francesa, que a pesar de cometer
errores de cálculo, supieron aprovechar la ventaja de unos adversarios
que además de limitados por la evolución del partido, habían perdido la
posición en la pista. La ventaja del cinco a uno les pesó y, aunque
lograron mantener su servicio, no pudieron hacer nada contra el saque de
los franceses, que se llevaron en blanco el octavo y definitivo juego
para dejar el segundo y decisivo set por un cómodo 6-2.