Se verán con los franceses Richard Gasquet y Julien Benneteau
Ferrer y Feliciano lucharán por el bronce tras caer ante Tsonga y Llodra
viernes 03 de agosto de 2012, 20:52h
El sueño olímpico de los españoles Feliciano López y David Ferrer llegó a
su fin este viernes, tras perder la semifinal de dobles de los Juegos
de Londres contra la pareja francesa formada por Michael Llodra y
Jo-Wilfried Tsonga por 2-1, en un prolongado encuentro que precisó de 33
juegos en la última manga para decidir ganador y en el que el tándem
español llegó a desperdiciar cuatro bolas de partido.
Tres horas y 29 minutos fueron necesarias antes de sentenciar que
López y Ferrer serán quienes este viernes disputen contra los también
galos Julien Beneteau y Richard Gasquet la medalla de bronce de unas
Olimpiadas en las que han sorprendido al convertirse en la gran baza del
tenis español. No en vano, el único partido jugado antes de Londres
2012 había sido en Roma y lo habían perdido.
La clave ha estado, sobre todo, en el saque de un poderoso Tsonga
que se vio favorecido por la hierba de Wimbledon. Los franceses se
mostraron muy agresivos a su salida a la pista 1 del All England Tenis
Club, con una seguridad que les permitió vencer los primeros juegos sin
apenas esfuerzo. El combinado español, por el contrario, parecía más
agarrotado, menos desenvuelto y tuvo que esperar hasta el quinto para
lograr arañar algún punto en el servicio de sus rivales.
El marcador mostraba una contienda igualada, pero López y Ferrer
tenían que luchar por evitar el 'break', frente a sus rivales, que se
mostraban intratables sirviendo. Tsonga mandaba en la parte de atrás con
golpes certeros que se completaban con la precisión de la zurda de su
compañero, que forzaba errores en una pareja española que en los
primeros lances no lograba encontrarse sobre la pista.
Los franceses dominaban con facilidad y se mostraban muy seguros
arriba, si bien López fue capaz de controlar su posición en la red para
superar el noqueo inicial. La clave, sin embargo, estuvo en el octavo
juego, cuando las amenazas que acechaban a López y Ferrer, quienes
salvaban su servicio en mangas muy igualadas, se materializaron con una
gran actuación de Llodra. Con grandes subidas a la red, acertó a colocar
la pelota para que el alicantino la mandase a la red y pusiese a los
franceses dos juegos arriba, para servir para ganar el set.
La fortuna les parecía favorable y si a Llodra le salía todo,
López y Ferrer veían cómo sus apuestas más arriesgadas topaban con el
muro galo, o errores de precisión. La dinámica, sin embargo, dio un
vuelco en el segundo set, en el que un inicio titubeante fue resuelto
con oficio para dar a la pareja española un control que les permitió ir
ganando en comodidad y minar la confianza de sus rivales.
El acierto en el resto que Tsonga y Llodra habían mostrado en los
primeros compases dio paso a un disputado segundo set en el que los
españoles recuperaron enteros físicamente, frente a una pareja francesa
cuya agilidad comenzó a flaquear. El dominio unilateral pasó a ser cosa
de dos, con juegos en los que cada bando controlaba su servicio y los
inicialmente dubitativos Ferrer y López pasaron a animarse mutuamente
con la convicción de que podían estar en la final.
Su perseverancia obtuvo recompensa en el décimo juego, cuando con
Tsonga al servicio, supieron aprovechar su primer punto de 'break' del
partido para hacerse con el set por 6 juegos a 4. La suerte estaba así
echada en un encuentro en el que la hegemonía del arranque francés se
convirtió en una semifinal de pundonor y estrategia.
Disputado el tercer set
La confianza de haber igualado la contienda permitió a Ferrer y
López empezar fuertes, tanto que en el set definitivo consiguieron dos
juegos seguidos. Sin embargo, cuando se veían por delante en el
marcador, un fallo de concentración llevó no sólo a ver cómo la ventaja
de 40 a nada que disfrutaban acabase con Tsonga y Llodra rompiéndoles el
servicio para dejar nuevamente el set igualado.
El cambio de escenario, tras verse más cerca del podio que nunca,
provocó un bajón en en la pareja española que permitió a los galos
llevarse el juego en blanco. No obstante, López y Ferrer tardaron poco
en reaccionar y mostraron su determinación de no rendirse devolviendo a
los franceses el mismo resultado en un quinto juego en el que Ferrer se
mostró especialmente seguro con su saque.
Con los ecos del récord batido en la vecina pista central por
Roger Federer y Juan Martín del Potro, las dos parejas dejaron entrever
un mayor nerviosismo y, si bien ayudó el bajón experimentado por un
Llodra que no se mostró al nivel de la primera mitad, ninguna de las dos
admitió una repetición de los errores que les habían permitido romper
sus respectivos servicios.
Con cinco juegos cada una, la igualdad estaba algo más que en el
marcador, con mangas cada vez más disputadas en las que, a pesar de
todo, no llegaban los puntos de 'break', puesto que ambas se centraban
en no cometer errores en su saque.
Ferrer y López llegaron a dominar a sus contrincantes con boleas
acertadas y restos clave que les dieron un juego en blanco ante el que,
no obstante, enfrente supieron reaccionar para mantener un empate que
condenaba al tercer set a prolongarse más allá del tiempo reglamentario.
Juego psicológico
El efecto psicológico se dejó notar y la igualdad a siete llegó de
la mano un notable juego de los franceses, especialmente Tsonga, que
impidió a los españoles arañar un punto siquiera, en cumplimiento de un
acuerdo tácito entre las dos parejas que parecía tener por máxima evitar
los errores con el servicio.
El cansancio, aún así, era evidente y las victorias, más
trabajadas. Cada juego era dominado con relativo control en el saque de
cada pareja, hasta que en el juego 22, con un 40 iguales, los españoles
lo tuvieron cerca, pero no supieron aprovechar la cuarta y última bola
de partido que Llodra les había puesto en bandeja al tirar la pelota
fuera.
Poco después, en circunstancias parecidas los franceses no
fallaron y aunque lograron romper el servicio de los españoles, éstos
consiguieron devolverles la afrenta con la misma moneda en el juego
siguiente en un partido que cada vez se parecía más a un bucle en el que
cada pareja repetía lo que la otra había hecho en el juego anterior.
No obstante, en el 33, cuando un resto del número 6 del mundo
rompió el servicio de los españoles, los galos sabían que sólo cuatro
puntos los separaban de podio olímpico. Pese a errores que permitieron a
Ferrer y López soñar con prolongar el encuentro, finalmente Tsonga y
Llodra no fallaron y se aseguraron el metal con su pase a la final.