El perdido linaje de Aitor Tilla
lunes 30 de julio de 2012, 20:03h
Permítame don Jon Juaristi que le parafrasee el título de su magnífico
ensayo. Es un guiño para referirme a esa tribu perdida del elegido pueblo
vasco, tribu ahora dispersa y exiliada por la Diáspora provocada por el hostigamiento
abertzale. Según el Foro Ermua, estaría compuesta por más de 200.000
desterrados de la tierra prometida. El PNV dice que prefiere su vuelta a que
puedan votar desde el exilio. ¿Están dispuestos a volver? ¿A los municipios
gobernados por nacionalistas? ¿A reciclar la basura en bolsas colgando de
postes, según decreto de Bildu, con la identidad del vecino visible para que
puedan saber hasta lo que tiras a la basura y consumes? ¿A escolarizar a los
hijos en un modelo basado en el euskera o con el euskera como asignatura
obligatoria cuando nunca lo han visto antes? ¿A significarse públicamente como
si llevaran una estrella amarilla de David sobre la ropa? En esas condiciones
mejor la españolísima tortilla que la vasca porrusalda.
Me refiero, por supuesto, a ese proyecto de modificación del articulo
33 de la Ley Electoral promovido por Antonio Basagoiti que tan nerviosos ha
puesto a los nacionalistas. Consiste en otorgar el derecho al voto en el País
Vasco a los ciudadanos que tuvieron que abandonar esa comunidad amenazados por
la violencia abertzale para residir en otras partes de España. Los argumentos
de Sabin Etxea para oponerse a ello son que se trataría de ciudadanos que no
viven en el País Vasco, que se trata de una manipulación, porque no votarían a
los partidos nacionalistas, y, por supuesto, estarían también las dificultades
para definir a ese votante.
Si aceptáramos el primer argumento tendríamos que eliminar el voto por
correo para los emigrantes españoles que residen por ejemplo, en Idaho, aunque
sean euskaldunes pastores del Goiherri. Si aceptáramos el segundo deberíamos
eliminar el derecho al sufragio a todo el presunto votante de partidos
españolistas, empezando por la mayoría de los alaveses. La manipulación de las
circunscripciones electorales o de la proporcionalidad del sufragio para
favorecer injustamente una determinada opción se conoce como gerrymandering en inglés, charcutage en francés y, si los
nacionalistas vascos se salen con la suya, como basagoiting en euskera batua. Pero es algo que se produce desde el
mismo momento en que la Ley Electoral Vasca otorga 25 diputados autonómicos a
cada una de las tres provincias independientemente de su población,
perjudicando a Vizcaya. Y esa distorsión se ha producido desde "los años de
plomo" más duros de la violencia terrorista, con el exilio de más de 200.000
vascos. Eso sí distorsionó el mapa electoral, y los nacionalistas no
protestaron por ello entonces.
Mucho más complicado es definir ese "ser vasco", y los requisitos para
alcanzar ese derecho al voto de los residentes en lo que Sabino Arana llamaba
Maketania.
El término "racismo" ya no es políticamente correcto. En el ámbito
nacionalista ha sido sustituido por el más prestigioso "etnicismo", basado en
una supuesta igualdad de los pueblos, y un folklorismo franquiciado de tienda
"natural". Digo supuesta igualdad, porque siempre repta en ese concepto un
racismo larvado que considera a "los otros" como gérmenes infecciosos, capaces
de contaminar la identidad sacrosanta del linaje y la identidad. Iguales puede;
más o menos iguales, pero bien separados, como quería Sabino.
Veamos unas líneas sacadas del Gara
al respecto. "El etnicismo abarca los perfiles más definitorios del ser
nacional, tales como las singularidades físicas, la lengua, los datos
culturales que determinan el estilo de vida, las emociones profundas, el modo
de afrontar la existencia, los hábitos, las preferencias y tradiciones
tecnológicas, la estructura social, las creencias religiosas y muchas otras
expresiones vitales que singularizan a un pueblo" (Diario Gara, Antonio Álvarez Solis, 23 de mayo de 2009) Según la candidata
a consejera de Normalización Lingüística de Bildu, Iraitxe Ibarra, el
porcentaje de población vasca que usa el euskera es del 14 %. Es decir, el 86 %
de la población es, según la definición etnicista anterior, publicada en el Gara, idéntica en un 99'99 % a los
riojanos, cántabros, aragoneses, asturianos o castellano-leoneses.
Va a ser complicado definir el "ser vasco" desde esos parámetros. Los
nacionalistas-etnicistas siempre se han basado más en el "ius sanguinis" heredado
genéticamente para definir la ciudadanía, que en el "ius soli", es decir, la simple
residencia o nacimiento, para rescatar al excluido de su triste condición de
meteco o maketo. Así, según el proyecto de Basagoiti, bastaría demostrar la
residencia en el País Vasco durante, al menos, cinco años, desde 1977 y firmar
una declaración afirmando que el destierro se produjo por la presión y el
hostigamiento abertzale. La elección de la fecha debería contentar a los
antifranquistas. Todo exiliado antes de 1982, y la primera victoria del PSOE,
entraría dentro de la categoría de desterrado con justicia por los abertzales.
Supuestamente por sospechoso de actividades franquistas; ya se sabe; es el
concepto de "algo habrán hecho" adoptado, incluso, por los mismos populares.
Cosas veredes, Sabino, que farán fablar las piedras.
Urkullu, el candidato nacionalista a lehendakari, sin referirse a la
fecha, ha dicho que estos requisitos son una "barbaridad", sin captar la ironía
etimológica de ese término. Pero parece coherente con los planteamientos
etnicistas de los sabinianos. Qué menos que un análisis de sangre y Rh
negativo. Qué menos que cuatro apellidos vascos, un tajamar por nariz, porte de
armario, txapela terciada, y enrojecidas venillas arborizadas por el abuso de
txikitos.
Y sin embargo, la posibilidad de dar el voto por correo al vasco que
vive en Benidorm o Salou debería hacer disfrutar a los nacionalistas por su
ironía. Sería como dársela al vasco de Caracas, La Habana o Buenos Aires. Como
dársela a ese pastor euskaldun en la Sierra de Albarracín y no en las
Clearwater Mountains de Idaho. Como si Teruel fuera el extranjero.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (5)
11076 | GRILLO - 01/08/2012 @ 12:09:03 (GMT+1)
Claro está, que una parte del terror establecido por ETA y simpatizantes contra la población vasca, buscaba bien el pago del impuesto revolucionario o bien la el exilio de aquellos que consideraban resultaban molestos porque no comulgaban con sus credos; por lo que me parece justo y necesario, lo que propone Basagoiti, aunque no limitaría el plazo correspondiente a la fecha del destierro, ya que el miedo es muy libre y la presión aunque no sea la que hubo antaño, sigue existiendo, valga como prueba la amenaza de un edil de Bildu, con descerrajar dos tiros a unos jóvenes por vestir la elástica de la roja, cuando celebraban la consecución de la Eurocopa 2012. Aunque no se me ocurre un sistema alternativo, la única pega es si una declaración firmada, puede ser considerada como prueba para validar quien se vio obligado a dejar su tierra debido a la presión terrorista, y lo pone en cuestión alguien que vivió muy de cerca las presiones terroristas, viendo como un miembro de su familia era obligado, como resultado de dicha coacción, a acogerse a la opción del destierro en pos de salvaguardar su vida, para retornar décadas más tarde a la que siempre consideró su tierra, solo cuando sabía que ya no tenía que temer por su vida a manos de ETA, por haber sido diagnosticado de un cáncer terminal.
11069 | BT - 01/08/2012 @ 09:06:05 (GMT+1)
Gracias a los dos por leer y comentar este paradójico pestiño. El basagoiting es una propuesta tan poliédrica que resulta casi imposible analizar las implicaciones de todas sus facetas. Pero siempre resulta efervescentemente refrescante, como una buena cerveza, enfrentar a los nacionalistas con sus propias contradicciones. Aunque no se enteren.
11046 | Ignacio PdP - 31/07/2012 @ 14:27:44 (GMT+1)
El DNI, quería decir, se entiende
11045 | Ignacio Primo de Primera - 31/07/2012 @ 14:26:23 (GMT+1)
Pues la cosa tiene verdadera miga, porque se me ocurre que ese "ser vasco" solo podría definirse por la posesión de una ciudadanía, o sea, una nacionalidad elegida en función del propio deseo personal, que podría compatibilizarse perfectamente con la ciudadadnía española.
Es decir, que al final, para hacer 'basagoiting' lo primero que habría que hacer es resucitar el CNI vasco. ¡Toma ya!
11015 | pascuamejia - 31/07/2012 @ 09:25:56 (GMT+1)
es sorprendente todo esto que cuentas, es como si fuera un mal sueño. Ni siquiera se me había ocurrido que un vasco de alicante no pudiera votar en las autonómicas. ¿Y sí puede hacerlo un noruego que viviera en Elorrio, un suponer?
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