Logramos con Suárez la devolución del Concierto
viernes 27 de julio de 2012, 11:41h
Malos tiempos para la lírica. Buenos para la
simplificación y la irresponsabilidad. Pero
adecuados también para poner las cosas en
su sitio y recordar ciertas cosas.
Le oigo a Mariano Ferrer, con su acostumbrada pedantería, decir en Radio Euzkadi
que no ve poso a la hora de defender el Concierto Económico, y oigo asimismo en
Madrid, que éste es un privilegio y no atiende a solidaridad alguna.
Recuerdo, como si fuera hoy, una cena
oficial en el palacio de Oriente. Conversaba con Txiki Benegas y Luis de
Grandes. Estando en ello se nos acerca el ex presidente Adolfo Suárez y nos dice a Txiki y a mí. "Quiero que sepáis que solo abordé la devolución del Concierto Económico para Gipuzkoa
y Bizkaia cuando tomé la decisión de dimitir". Hoy, algo así, sería imposible.
Aquella decisión se gestó en 1980, un año durísimo. ETA mató más que nunca, los militares estaban soliviantados, la UCD se
desmoronaba, la situación económica era caótica, el gobierno vasco
daba sus primeros pasos, el Parlamento Vasco era secuestrado por los
trabajadores de Nervacero, el PNV se retiraba de las Cortes para presionar y conseguir la devolución del Concierto y en una manifestación en Bilbao en defensa de
las Instituciones Vascas , a Ramón Begoña, afiliado del PNV, los rompedores de la misma, le mataron como
consecuencia de una patada propinada por los reventadores de la entonces IA. El panorama no podía ser peor, y de ahí el
comentario de Suárez.
Pero esto venía precedido por la discusión Constitucional de 1978.
Si Franco, tras la caída de Bilbao, había eliminado el Concierto para Gipuzkoa y Bizkaia por considerarlas "provincias
traidoras" y lo había mantenido en Álava y Navarra el Convenio, aquella
conculcación debía reponerse. Nuestros
mayores nos lo repetían, "Concierto, Concierto y
Concierto, y después Estatuto de Autonomía y el Capitán General en Bilbao".
Desde el lado de Miquel Roca, ponente
constitucional, se nos pedía no reivindicáramos "antiguallas" y el propio Miquel Roca nos repetía. "No hay nada más odioso que la recaudación, que ésta la haga Madrid".
También nos dijo que no había "nada más odioso que la represión" cuando nos pusimos bordes solicitando una policía integral.
Entiendo que los catalanes tengan fama
de buenos negociadores, pero el paso del tiempo da al PNV el sobresaliente en
aquella negociación constitucional.
Si el Concierto había funcionado
históricamente como resto de foralidad, tras la segunda guerra carlista, y al
ser los vascos pocos y carentes de catastro por lo que teníamos que empezar a pagar
una cantidad llamada Cupo y si eso había funcionada satisfactoriamente, ¿por qué no iba a hacerlo
en el futuro? Fue nuestra simple reflexión ante el ataque de que era una
antigualla. Y lo defendimos con uñas y dientes.
Era también un riesgo. Para que el Concierto
funcione, el secreto de la Coca Cola es
recaudar más de lo que se gasta. Y así
ha funcionado. A los hechos me remito.
Pues bien, aquella puesta en pared lo hizo el PNV casi en solitario y
sacando su gente a la calle y presionando en Madrid y dejando incluso sus escaños. Y lo logramos, como para que ahora, el
Sr. Ferrer, con su acostumbrada pedantería, nos dé lecciones sobre cómo defender
lo propio.
Sin
embargo, ante lo que nos viene algo habrá que hacer, porque el miércoles 26, en el Parlament
catalán, se aprobó el llamado Pacto Fiscal.
No quieren denominarlo Concierto Económico aunque en toda la discusión parlamentaria el telón de fondo, como ejemplo a
seguir, fue la figura constitucional del Concierto Económico negociada por el PNV
en 1978. La Vanguardia titulaba al día siguiente: "El Parlament se pronuncia por el Concierto Económico para Catalunya".
El ABC, "El Parlament de Catalunya reclama un modelo de financiación a la vasca". Y así
todos. También La Vanguardia destacaba las palabras de la portavoz del PP, Alicia Sánchez Camacho dirigidas a Artur Mas.
"Hace treinta años, su grupo tuvo la oportunidad de incluir un sistema de concierto
económico como sistema de
financiación de Catalunya y la desaprovechó". Pues sí. Miquel Roca lo consideraba una
antigualla.
No estuvo el miércoles en la tribuna del parlamento catalán.
Catalunya está quebrada e intervenida. Su financiación es un desastre y tiene
todo el derecho a tener un
sistema como el Concierto. La locomotora catalana no tiene ruedas ni gasolina y
deseo fervientemente que logre su cometido. Pero Rajoy, a diferencia de Suárez en 1980, no está dispuesto a dimitir y abordar
algo tan complicado que demostraría además que Catalunya es una de las vacas
lecheras de España. Ante esto es el momento no solo del Pacto Fiscal, sino que
el PP y el PSOE repiensan que su política del café para todos, no resolvió la demanda del autogobierno de vascos y
catalanes sino creó 15 problemas
ficticios que ahora enseñan su doliente cara.
Termino. La apuesta del PNV en la discusión
constitucional y en la defensa de la devolución del
Concierto en 1980 fue la adecuada para Euzkadi. Lo escribo, porque nadie va a
reconocer esta verdad meridiana. Que conste.