La
remodelación afectaría a carteras económicas
Crecen los rumores sobre cambios en el Gobierno: Rajoy piensa en recuperar a Piqué
> De Guindos sería la víctima del revuelo; Montoro se quedaría en Hacienda
> Rajoy también querría recuperar la figura del vicepresidente econónomico
jueves 26 de julio de 2012, 14:18h
Tras los siete primeros meses de Gobierno,
los más desgastantes de la historia de la democracia, los ánimos están que
arden en el Gobierno y el equipo económico echa humo. La sensación creciente,
que hemos podido recoger en círculos políticos del Partido Popular, es que cada
vez se hace más necesaria una reestructuración del equipo de gobierno y la
creación de una figura única de vicepresidente de Economía. Las fuentes consultadas en el partido
gubernamental señalan que está claro que es urgente, por no decir imprescindible,
una pronta reestructuración del equipo de gobierno, en general, y del área
económica en particular. Cambios que no deberían ir más allá de septiembre.
Existe una indudable situación de desgaste en el seno del
actual equipo de Gobierno, lo que puede parecer lógico a la vista de las
tensiones, casi sin precedentes, con las que los ministros han tenido que
ejercer sus funciones desde que tomaron posesión, allá por diciembre. Llevamos
tiempo escuchando en los mentideros políticos los rumores de las batallas
internas que enfrentan al equipo económico, así como los deseos de
'promocionarse' de algunos ministros, como José Manuel García Margallo
o Alberto Ruiz
Gallardón.
Ello, sin
contar las muchas cábalas que se hacen continuamente acerca de posibles nuevas
incorporaciones al elenco ministerial, con nombres como Javier Arenas, que sale 'quemado'
de Andalucía por no haber logrado nunca llegar al gobierno de su comunidad, o
Josep Piqué, ahora en la empresa
privada, dinosaurio popular que ocupó tres carteras distintas en el gobierno de
Aznar.
Fundamental, remodelar el área económica
Son muchos los que reclaman la creación de la figura del
vicepresidente económico, que lleve las riendas de las negociaciones con los
socios europeos, tenga un claro perfil técnico y además un reconocido
prestigio. Y que, desde luego, sirva para mediar en las tensiones internas de
los ministros del ramo. No faltan quienes aseguren que el primer error de Rajoy
al formar un Gobierno que fue mayoritariamente elogiado en sus inicios fue
descartar esta segunda vicepresidencia en su gabinete.
¿En quién podría recaer, si es que este 'error' se subsana,
esta vicepresidencia económica? ¿En Luis De Guindos, en Cristóbal Montoro?. Hoy
por hoy, y según los expertos, ninguno de los dos perfiles tienen grandes
posibilidades: quizá han tenido que trabajar en condiciones excesivamente difíciles
y empiezan a estar 'quemados'.
Discursos contrarios. Duplican comunicados. Se hacen luz de
gas en las ruedas de prensa. De todos es sabido que estos dos ministros no se
pueden ni ver. Uno, Montoro, parece estar más apoyado por Rajoy que De Guindos.
Quién sabe, porque el presidente sale poco, comunica menos y no cuenta nada ni
al cuello de su camisa. El segundo, De Guindos, economista de prestigio y de
larga trayectoria, se muestra aún esperanzado y cree, de verdad, que España
tiene una alta capacidad para crecer. Está considerado como la parte dura del Gobierno,
y ha criticado abiertamente que las medidas que se han tomado recientemente se deberían
haber decretado a principios de año y no esperar a las elecciones andaluzas.
Guindos, más liberal, cuenta con el apoyo del ministro Soria, que no aparece
tan decantado por Montoro, con quien está peleando por la reforma energética.
Y, lo que es más importante, Luis de Guindos gusta en Europa, cosa que a Montoro
le ocurre en mucha menor proporción.
A saber qué influencia está teniendo en todos estos
posibles movimientos el 'hombre en la sombra', Álvaro Nadal, director de la Oficina Económica
de La Moncloa,
intimo amigo de Soraya Saénz de Santamaría y mano derecha de Montoro, pero que
trabaja para De Guindos.
¿Dónde está Rajoy?
Pero lo más grave, de acuerdo con las fuentes que hablan de
'grietas' en un Gobierno mal valorado, además, en las encuestas, es que Rajoy
no da la cara, se presenta solo a las votaciones de los planes que su gobierno
presenta, no contesta ni se enfrenta a los periodistas (aunque se reúna
reservadamente con algunos de ellos)...
Dicen las malas lenguas que el
abatimiento y la resignación han hecho mella en el Presidente, aunque mantiene
su habitual tono imperturbable. Bajo un discurso de "he hecho todo lo he qué
podido y la solución del país ya no depende de mí", el síndrome de La Moncloa le está fagocitando.
Sabe que no basta con reunirse el Madrid el próximo 2 de agosto con el primer
ministro italiano, Mario Monti, en busca de una alianza europea. Puede, así,
que una remodelación ministerial sea uno de los pasos políticos para salir del
'impasse' que Mariano Rajoy se lleve este verano en sus meditaciones agosteñas.