Curioso, pero los alemanes vuelven a tener la culpa,
o a ser la base de nuestros enfrentamientos fratricidas. Empezó en 1520, con
Carlos I de España y V de los de Alemania, cuando los actos -¿atracos?- del rey provocaron la
rebelión Comunera. Aquello acabó con una orgía de cabezas cortadas. Ahora, 500 años
después, otra alemana, una tal
Angela Merkel, impone tales políticas que pueden
hacer que la gran depresión de 1929 parezca una chiquillada respecto a la que
nos puede caer encima. Al menos en esta España que nos ha tocado vivir.
Ése es el espíritu que empieza a dominar las calles
españolas: hay tanto miedo, tanto terror al porvenir, tanto drama ante los
recortes, tanta ira por el desmantelamiento total del (mini)Estado del
(mini)bienestar que parece ser que la 'sociedad civil' -valga la redundancia-
se está armando de razones para tomar las calles a partir de septiembre.
Ya les hemos informado de la gran
manifa del
15 de
septiembre en Madrid: quieren traer a un millón de españoles de todas las
tierras de España -Comuneras o no- para juntarse con los madrileños en la manifestación
más grande desde la del 23-F. Pero, previamente, la Plataforma Sindical y de
Asociaciones Profesionales de Empleados Públicos va a convocar una primera
Jornada de Lucha de todo el Sector Público tres días antes, el 12 de septiembre,
a celebrar en todas las provincias de la Madre Patria: será el aperitivo de la
jornada de contestación nacional del día 15,
Nuestra Señora de los Dolores en
el santoral.
La cosa está que arde, pero literalmente. De forma
paralela, plataformas genéricas de indignados proponen para el 25 de
septiembre, el santo de
Cleofás, la confluencia de una marcha en Madrid para...
tomar el Congreso de los Diputados y no desmovilizarse en tanto no se disuelvan
las Cortes Generales. Vamos, que van a dormir al raso de por vida. Pero la
cosa, efectivamente, está que arde.