miércoles 18 de julio de 2012, 16:35h
La clase media está siendo destrozada. Es un
objetivo importante de los ajustes porque ahí está la bolsa de la
población que tenía una posición suficiente para pagar la crisis. Los
menos favorecidos ya han sido exprimidos; donde quedaba un poco de jugo
era en ese segmento de ciudadanía que con sus impuestos sostiene el
estado.
La fórmula es de manual. Ocurrió en Argentina en el 2001. Las
recetas del FMI son paradigmáticas. El capitalismo utiliza las crisis
para afilar la agenda conservadora: castigo de los sectores más humildes
y sacrificio de las clases medias para volver a reformar el capitalismo
y dar más poder a las clases dirigentes. Un pequeño porcentaje de la
población seguirá teniendo el control de los recursos y aprovechará la
ola de crecimiento, cuando se produzca, para salir con posiciones
reforzadas.
La indignación es transversal. No funciona el eje
derecha-izquierda: todos los que no forman parte de la casta de los
elegidos están indignados contra el Gobierno y la cúpula de poder
económico entre los que no observan diferencias.
Con una irresponsabilidad galopante, se demonizan las
instituciones que soportan la democracia, y fundamentalmente a los
sindicatos, a los partidos y también a quienes se va a exprimir: los
funcionarios.
El terreno se abona así para una solución populista en la que en
trece países europeos ya hay fuerzas de extrema derecha con
representación parlamentaria.
La recuperación vendrá tarde o temprano. Entonces quienes ocupen
posiciones de resistencia económica crecerán como la espuma. Y
empezaremos la escalada hacia otra burbuja económica en la que la carne
de cañón volverá a ser la parte baja de la pirámide. Luchará para
recuperar posiciones y con su esfuerzo y su consumo volverá a hacer
crecer a quienes manejan el mundo financiero. No estamos descubriendo
ningún camino que no hayamos recorrido tantas veces como crisis se han
producido. La cuestión pendiente es definir cómo se va a encauzar la
indignación y cómo se van a blindar los poderosos de las clases que
destruyen. De vez en cuando, en la historia de la humanidad, cuando el
calor es demasiado espeso, se produce una revolución.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (2)
10289 | argantonio - 18/07/2012 @ 18:12:22 (GMT+1)
Pedazo de ceporra, si tuvieras un poco de sentido común, entenderías que ésta no es la batalla entre el Bien (ángeles peperos) y el Mal (demonios socialistas) de la que continuamente hablas, siempre con los mismos manidos argumentos que oyes por ahí. Lo que estamos viviendo es un momento dramático de nuestra propia civilización, mucho más allá de nuestras pequeñas fronteras. PP/PSOE son dos caras de la misma moneda, actores egoístas e incompetentes, además de fieles colaboradores de los poderosos que nos llevan a la ruina a los de siempre.
10283 | Cuquiña - 18/07/2012 @ 17:29:31 (GMT+1)
Pues estamos listos, vd. anunciando la revolución, será por su prolongada estancia en Cuba quizás?, y el belicoso y combativo sindicalista Martínez diciendo que estamos en guerra, los dos anunciando ruina ¿o acaso es lo que les gustaría a vds.? porque los que no nos dejamos llevar de ideologías trasnochadas y utilizamos la lógica sabemos que antes los desperfectos tremendos causados por un gobierno de penenes y penenas dirigidos por un iluso sin ilustrar, no queda otra. Pero los sindicatos que han permanecido silentes antes los destrozos de 3 millones de Zapatero entran en celo ante el IVA y la desaparición de una paga, y me pregunto ¿acaso no había que protestar por estos millones de parados cuando estaba Zapatero? sectarios ellos, dirían que no, y la cuestión es que no movieron un dedo.
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